VIAJES
Desde Córdoba hasta Sudamérica con una misión
Más de una veintena de sacerdotes y seglareses integran un proyecto solidario repartido por Perú, Paraguay y Chile
A la escuela hogar de Shamboyacu, en Perú , acuden cada día decenas de niños. Allí comen y aprenden prácticamente todas las materias. Algunos incluso se quedan a dormir. Es una especie de oasis en medio de una selva en la que domina la pobreza y donde los poblados subsisten como pueden. Y todo ello es posible gracias a la misión que la «parroquia» de Córdoba desarrolla allí, especialmente en los meses de verano, si bien a lo largo del año se mantiene viva aunque con menos voluntariado.
En esta ocasión, sacerdotes y seglares , como suele decirse, se baten el cobre para que a estos niños no les falte de nada . Y al igual que en Shamboyacu, e ste proyecto tiene también presencia en la región de Picota (Perú), Paraguarí (Paraguay) y Villarrica (Chile).
En total, más de una veintena de sacerdotes y seglares procedentes de Córdoba ya han viajado o lo harán en los próximos días para formar parte de una experiencia «muy enriquecedora y bonita». Así lo expresa a ABC el delegado diocesano, Antonio Evans, al explicar la presencia cordobesa en esta parte de la selva suramericana. «Atendemos a una parroquia que tiene 114 minipoblados a través de un río que desemboca en el Marañón y el Amazonas» , precisa Evans, que incide en que durante el año los sacerdotes cordobeses visitan las comunidades y en verano se intensifica la actividad gracias a la participación de más religiosos y seglares.
Evans señala que estos misioneros «han recibido formación por parte de sacerdotes que ya han estado allí» . Asegura que «van a estos lugares para aprender, para llenarse de vivencias y contagiar el amor y la alegría de Dios». Explica que l os primeros misioneros que han llegado han sido los destinados a Picota . La misión allí, aclara, «es un evangelizar constante anunciando la buena noticia, diciendo lo que tú eres para Dios, llevando la alegría del Evangelio y sacerdotes para que allí puedan tener al menos una vez al año los sacramentos» .
El sacerdote Rafael Prados ha sido uno de los primeros en llegar. Lo hizo hace dos días, a la región peruana de Picota, probablemente una de las poblaciones más grandes de cuantas tienen presencia cordobesa. En una entrevista concedida a ABC desde allí explica que ahora mismo se encuentra recibiendo «indicaciones y reparto de tareas» del párroco, el también cordobés Francisco Granados. «Tenía el deseo de ir a la misión desde que vine como seminarista hace nueve años y el señor ha querido darme ese gusto», indica Prados.
Mujeres maltratadas
Juan Ignacio Gómez-Luengo representa otra de las caras de la misión. Él no es sacerdote, sino seglar, y suma su segundo año en este proyecto, aunque ya estuvo en misiones africanas. El sábado volará a Paraguay para recalar en Paraguarí. «Estuvimos el verano pasado en Picota con las religiosas Obreras del Sagrado Corazón, que se han trasladado a este otro lugar y nos dijeron que nos fuéramos con ellas », precisa. Recuerda que estas religiosas tienen su casa madre en Villanueva de Córdoba, aunque cuenta con un mayor número de vocaciones en este país que en su lugar de origen.
Este cordobés se pasará tres semanas entre colegios de niños, residencias de mujeres maltratadas y novicias de la citada comunidad de religiosas . «Los acompañaremos y ayudaremos en lo que necesiten», subraya, al tiempo que puntualiza que «esta experiencia es una verdadera terapia para todos los que vamos». Apunta también que «es algo que necesito hacer todos los años para poner la escala de valores en su sitio y darme cuenta de que hay personas que lo único que piden es nuestro cariño». Concluye que «todo el mundo debería pasar por estos sitios en su vida» .
Prados, Gómez-Luengo… son sólo dos buenos ejemplos y testimonios de los más 20 que habrá este verano entre Perú, Chile y Paraguay. Todos ellos, como resume Evans, prestarán servicios «personales, humanos y religiosas» a una población que vive con recursos muy escasos. Vivirán varias semanas en poblados y convivirán con una población a los que la ayuda de estos cordobeses les viene como agua de mayo.
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