Cultura
Los «Custodios» según el escultor de Córdoba Belmonte
El artista expone en Valencia obras de su nueva serie, en la que da un giro y se adentra en los mitos clásicos para traerlos al lenguaje actual
La galería Maika Sánchez , situada en pleno centro de Valencia , acoge estos días una exposición de dos creadores cordobeses: el escultor José Manuel Belmonte y el pintor Francisco Escaler a, dos de los artistas de mayor proyección de la Córdoba actual y que han expuesto juntos anteriormente no sólo en salas españolas sino también en Asia. Escalera muestra allí obras de varias etapas de su trayectoria, al igual que Belmonte. La particularidad en el último caso es que da a conocer con dos esculturas la que es su nueva serie, llamada «Custodios» y conocida hasta el momento sólo por sus más íntimos, pues nunca se habían expuesto. Se trata de dos figuras inspiradas en la mitología clásica y que como explica el artista, creador de esculturas públicas ya icónicas de la Córdoba actual como «La regaora» de la Puerta del Rincón , suponen un giro en su larga trayectoria, que comenzó hace 37 años en las aulas de la Escuela de Artes y Oficios Mateo Inurria y que se perfeccionó en Italia.
El estudio del escultor está situado en una nave del Polígono de las Quemadas y es allí, entre industrias pesadas y talleres mecánicos, donde ha nacido esta nueva colección que ahora mismo se encuentra en marcha, todavía en mitad de su camino. La singularidad de las piezas se encuentra no tanto en la temática, de fuerte aroma épico, sino en la forma de abordarlas, pues no tienen ya el terminado detallista de anteriores creaciones belmontianas. Las figuras aparecen de hecho inacabadas, con un mayor grado de sugerencia, y también se aprecia lo que Belmonte llama de modo metafórico «la caligrafía» del barro. Es decir, la mano del autor sobre la resina de poliéster de la que se vale para moldear estas figuras.
Belmonte explica que esta nueva serie tiene su origen en la necesidad de abordar un cambio que sintió tras su última serie y que pasaba por «dejar de terminarlas tanto para expresar el máximo con el mínimo». La temática no recuerda bien como nació, quizá en alguno de sus habituales repasos por catálogos y libros de arte o en sus búsquedas de arte en internet, pero sí rememora que la idea en el origen pasaba por «la actualización del arte clásico». El nombre de los «Custodios» reconoce que tiene resonancias cordobesas, principalmente por San Rafael , aunque poco tienen que ver estas figuras con el arcángel, protagonista de numerosas obras escultóricas a lo largo de los siglos -el propio Belmonte es autor del San Rafael que hay en la entrada del campo de fútbol- y en torno al cual reconoce que ya hay «poco por hacer».
Sobre esta nueva forma de esculpir, Belmonte explica que al comenzar le «vinieron miedos».
-No ha sido fácil dejar de esculpir hasta el milímetro, que era lo acostumbrado -comenta-. Pero la verdad es que ese nivel de detalle te cansa, llega a hartarte y a veces sientes que, tras el primer encaje, ya dejarías la cosa como está, no la tocarías más. El resultado de esta serie creo que es especial, pues se ve la caligrafía del barro y se adivina cómo se ha moldeado. No me importa porque lo que ahora deseo es decir el máximo con el mínimo y jugar mucho con las texturas. Las policromías que he incorporado, y que creo que actualizan el lenguaje escultórico, las resalto y las utilizo también para que se vean los agujeros, la mano del artista. La parte sin acabar, lo que no se ve, entiendo que queda como una parte abierta y es eso lo que el espectador puede completar con su imaginación .
La primera escultura de la serie «Custodios» que abordó José Manuel Belmonte fue el gigante «Orión», el cazador de la «Odisea» de Homero, mientras que el segundo en afrontar fue «Hades», dios del inframundo, protector de las ánimas de ultratumba. Justamente con esa escultura fue con la que Belmonte empezó a jugar con el color y a apostar no ya sólo por texturas de cierta rudeza sino también por dejar las figuras inacabadas. En esa misma línea han llegado luego «Vigilantes» , que son dos veteranos centinelas que otean el horizonte con gravedad serena, y «Hela», diosa de la muerte, que ahora mismo se encuentra en proceso de creación. En cuanto al futuro, Belmonte no lo tiene trazado y explica que la serie «aumentará lo que me apetezca», aunque parece motivado a seguir en esta línea después de ver cómo en Valencia la obra ha sido acogida con entusiasmo por el público que se acerca a ver la exposición. Allí se exponen estos días por vez primera «Orión» y «Hades» y, según explica el escultor, «me están llegando mensajes de mucha gente a la que les están gustando».
Ética y estética
Más allá de la técnica, que quizá es lo que más ha variado en esta serie, Belmonte también reconoce que los «Custodios» se alejan bastante de series con mayor trasfondo existencial como la recordada «El recreo de los ausentes» , en la que reflexionaba sobre la vejez y el alzheimer. Esta serie, según explica, se acerca sin embargo a otra de sus colecciones más características, los «Hombres pájaro», presentada hace más de una década en el Museo Thyssen y una de cuyas piezas se puede ver en el Museo Europeo de Arte Moderno, en la ciudad de Barcelona.
-En mi obra -explica Belmonte - hay una dualidad, pues en unas ocasiones las esculturas tienen una mayor carga emocional, mientras que otras veces son más estéticas. Los «Custodios», como los «Hombres Pájaro» , son una búsqueda de la armonía. No son figuras barrocas, sino que lo yo voy buscando es una serenidad, que se aprecia especialmente en obras como Hades o «Vigilantes». Lo que estoy intentado es hacer una revisión del arte clásico, una obra épica, pero llevándome esa temática al siglo XXI y al lenguaje escultórico contemporáneo. Todo esto para mí es un divertimento , porque soy de los que piensa que si te aburres eso ya no es arte . Yo estaba cansado de tener que demostrarme cómo se termina una obra, de tener que acabarlo todo mucho siempre. Ahora me he dado cuenta de que no hace falta, porque soy mucho más intuitivo que intelectual y es la intuición la que me va abriendo caminos. En realidad, esta serie ha sido una liberación y, salvando las distancias, creo que va en la línea de lo que hizo Antonio Povedano, que en sus últimos años, después de demostrar lo que había demostrado, llegó a arrastrar tres colores sobre el lienzo y con eso componía paisajes fascinantes.
Con esas reflexiones sobre su propia labor concluye Belmonte su visión de esos «Custodios» con los que se le pasan las horas desde hace meses, unas piezas que por ahora no tiene en mente exponer en conjunto pero alguna de las cuales ya se podrá disfrutar en Córdoba a inicios de 2020 en una exposición colectiva en la que participará el escultor. Divertido según cuenta y abierto a lo que la intuición le traiga, con esa misma vocación de entender el arte como juego que ha mantenido viva desde sus inicios. Sin renunciar tampoco a la escultura pública que tantas alegrías le ha dado pero sabedor de que es en esa obra más íntima donde queda el universo personal de un hombre de hábitos sencillos, manos prodigiosas y sensibilidad muy especial.
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