José Javier Amoros - Pasar el rato

Cursis

La felicitación navideña de la alcaldesa de Córdoba ignora la realidad

PARA uno de los hombres más sabios del siglo XX, el gran filósofo español Xavier Zubiri, la inteligencia es el conocimiento de la realidad. La felicitación navideña de la alcaldesa de Córdoba ignora la realidad. Quizá por eso resulta cursi, esencial y sentimentalmente cursi. Meditemos sobre ella.

La cursilería es la sublimación del «quiero y no puedo». Cursi es una inteligencia que se ha venido abajo y se rellena con la nata montada de un libro de citas. Lo cursi es un complejo de inferioridad endomingado con perifollos y garambainas. De la cursilería se puede salir, esa es la buena nueva; con voluntad y pensamiento propio. Los partidos políticos no tienen pensamiento, tienen ambición de poder y para eso se constituyen. El pensamiento han de ponerlo los militantes, sabiendo que la realidad no es ideológica. Es, simplemente. Y la realidad es que miles de cordobeses, y millones de españoles, se intercambian manifestaciones de júbilo porque en la segunda mitad de diciembre se celebra la Navidad. No «estas fiestas», «estos días tan señalados» o «este evento», que es mucho peor. La realidad es que estamos en Navidad porque conmemoramos la Navidad. Disimularlo, bordearlo, emborronarlo es cursi.

La felicitación de la alcaldesa tiene dos partes bien diferenciadas. En el anverso, una cita de Séneca . Que lo mismo podía haber sido de Parménides o de Miguel Bosé, porque nada tiene que ver con lo que se conmemora. «Desde todas partes hay la misma distancia a las estrellas». Y los cerebros comunes, que contribuimos con nuestros tributos a la felicitación, no logramos captar la intención y la oportunidad de la frase. En el reverso, se desangra exclusivamente la titular: «Hagamos que los planes y buenos propósitos que brotan con cada año nuevo se conviertan, en Córdoba, en unevento cotidiano durante 2017» . Sin desmerecer todo lo demás, «evento» es la palabra que hiere el texto «por do más pecado había», y lo traspasa con una cursilería irrevocable. Ya se ve que para la alcaldesa, la Navidad es un prejuicio religioso y burgués, incompatible con la sobriedad de su estilo político. Pues podía haber expresado mejor su estilo político. Si los cordobeses llevan la felicitación a las consecuencias que propone la autora, se pasarán cada día del año que empieza viendo brotar planes y buenos propósitos. Otra cosa es realizarlos, que eso se paga aparte. Como el perspicaz José Calvo Poyato decía del gobierno municipal en su columna del sábado pasado, sustituye la sustancia por los gestos, porque carece de sustancia. Hasta un hombre como Pablo Iglesias, que desayuna hígado de arzobispo, tan indigesto, hace concesiones al prejuicio religioso en Navidad. Y ha confesado que en su casa pone el belén y canta villancicos con su padre en Nochebuena . Y Pablo Iglesias es el político más cursi que ha dado España a Occidente. Ridículo, afectado, artificial, cursi desde la coleta a las zapatillas. Cursi de la palabra, habla para escucharse, se paladea; cursi de la sonrisa y de los andares. Iglesias es cursi por exceso y la alcaldesa es cursi por defecto, que está más en lo humano, y como mérito lo anoto.

En su momento, Juan de Mairena, el heterónimo de don Antonio Machado , dirá al alumno:

-Señor Pérez, salga a la pizarra y ponga en lenguaje poético esta tontería política: «Los eventos cotidianos que brotan de los cordobeses y cordobesas al comenzar el solsticio de invierno de 2017». Y traducirá Pérez: «Feliz Navidad». Cuando llegue diciembre.

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