José Luque Velasco - Desde mi rincón
Curioso «selfie»
Recién llegado el PP al poder municipal nos sorprendió con una descomunal subida en el principal tributo a ingresar
Hace siglos el poeta romano Quinto Horacio Flaco pronunció una frase que encierra gran verdad. «Quos vult perderé Jupiter, dementat prius», que significa, «cuando los dioses quieren perder a alguien, primero lo vuelven loco». Viene a decirnos que quienes pierden el sentido común, abandonando la prudencia y la lógica, caminan hacia su perdición. Hace pocos días, en el Taco-Calendario que me proporciona mi buen amigo Pepe Rebollo, leía que «el sentido del humor es simplemente el sentido común bailando». Pues hagamos bailar al que parece ser el menos común de los sentidos, evitando caer en trastornos mentales que nos lleven a tomar decisiones equivocadas.
He leído en este periódico el artículo «Ordenanzas fiscales contra la clase media trabajadora» de José María Bellido, anterior responsable municipal de Hacienda. Con todo derecho y razón, que los tiene, el actual concejal del PP nos muestra las vicisitudes de un cordobés, Rafael, de 40 años, cuatro hijos, parado por el cierre de su empresa, que vive con el sueldo de su mujer y apurando los cuatro ahorrillos que pudo conseguir. La política fiscal de la actual Corporación va a obligar en el próximo ejercicio a Rafael y familia, a pagar al Ayuntamiento 160 euros más. Termina afirmando, vuelvo a repetir, con razón, que Rafael y su mujer «llegan a la conclusión de que la alcaldesa les ha engañado y no sabe lo que habla».
Mientras leía el artículo no puede dejar de imaginar al señor Bellido haciéndose un «selfie» con uno de esos palitos que sujetan la cámara y sonriendo apropiadamente para salir majo. ¡La foto le ha salido perfecta! Recién llegado el PP al poder municipal nos sorprendió con una descomunal subida en la principal fuente de ingresos. El IBI se incrementó un 12 por ciento el mismo año en que numerosas empresas se veían obligadas a presentar concurso de acreedores, dejando en el desempleo a muchos ciudadanos entre los que podría encontrarse Rafael.
No vamos a detallar otras subidas de impuestos o las perversas maneras en la forma de recaudar de aquella Corporación o del Gobierno central de su partido. Pero sí decir que antes de que por mil razones perdieran el poder municipal, el equipo al que pertenecía el autor propició un desatinado, costoso para los ciudadanos y mal planificado «catastrazo» que no pocos hemos calificado benevolentemente como injusto.
«Catastrazo» que está llenando de reclamaciones los tribunales; que en ocasiones soportamos sus consecuencias porque en España cuesta mucho pedir Justicia; y un «catastrazo» que también nos lleva a la conclusión de que si los actuales responsables municipales mienten y creen que nos engañan, los otros, los de la oposición, los del «selfie», también están perfectamente reflejados en la historia contada por el señor Bellido.