DE LA MAGIA AL DESENCANTO

El cuento de nunca acabar que nunca empezó

Miles de niños se quedaron a la espera de los Magos de Oriente por la suspensión de la Cabalgata

El Rey Melchor se baja de su carroza VALERIO MERINO

R. A.

Llovía con fuerza a las cinco menos pocos minutos de la tarde. Los puentes de San Rafael y de Miraflores iban llenos pese al agua que caía con fuerza a la hora exacta a la que los Reyes Magos comenzaban a encaramarse a la cima de las carrozas y los pajes y el resto de los séquitos ensayaban con las bolsas de los caramelos y de los juguetes. Pero el cielo estaba negro.

Que la amenaza se cernía sobre el cortejo del 5 de enero por la tarde era evidente y estaba reflejada en la cara apesadumbrada de muchos de los figurantes que se preparaban para un desfile al que los técnicos daban los últimos retoques al raso, a un paso de los bajos del estadio de El Arcángel. Todo estaba mojado. De Sevilla llegaban a través de los teléfonos móviles y de las redes sociales noticias sobre el aplazamiento de la salida de la Cabalgata de Reyes Magos en Córdoba hasta media hora más tarde del momento previsto inicialmente.

Llovía con fuerza a las cinco de la tarde, pero ya no llovió más en todo el día

La gente hacía tiempo en los bares atestados de la plaza de Santa Teresa. Los policías locales no daban abasto para atender las peticiones de información de los ciudadanos a pie de calle. Todo era confusión. Confusión y lluvia. Que conforme el reloj pasó de las cinco de la tarde comenzó a hacerse más fina aunque no terminaba de amainar.

Los agentes del cuerpo de seguridad municipal aseguraban que el Ayuntamiento de Córdoba se había dado de plazo hasta las seis para tomar una decisión. Los niños esperaban cerca del puente de El Arenal con sus paraguas, con sus mochilas listas para llenarlas de caramelos, con las manos de sus padres sobre sus hombros.

El precedente de 1995

El cuento de nunca acabar de los tres Magos de Oriente paseándose por el centro de la ciudad en la víspera de la noche más mágica aún tenía que escribir sus primeras líneas y no había quien quisiera resignarse a que se quedara en blanco. Pero no había que ser muy listo para comprender que Córdoba estaba muy cerca de quedarse sin ella por primera vez en más de veinte años ( la última suspensión aconteció en 1995 , cuando cayó una tormenta persistente en la tarde del 5 de enero).

La primera señal de que todo podía ir a peor fue el desfile triste de los músicos de las bandas que iban a acompañar a las carrozas con sus instrumentos envueltos en plásticos y sus uniformes protegidos por impermeables. «No salimos, las carrozas están impracticables», aseguraban dos de ellos con el gesto triste.

Quedaban unos veinte minutos para que dieran las seis. Y era verdad. La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, lo reconocía al momento en los bajos del estadio. «Actuamos con responsabilidad. Algunas carrozas han sufrido daños cuando se estaban preparando para salir y un técnico ha dicho que no se puede garantizar la seguridad con las rachas de viento que hay. Además, hay previsión de otra tormenta conforme avance la tarde», declaró la regidora a este periódico.

Hoy en el Ayuntamiento

La versión oficial sobre la suspensión que los servicios de prensa municipales trasladaron a los medios de comunicación es que «las carrozas habían sufrido daños importante, sobre todo en su estructura de madera» , algo que llegó al cogobierno del PSOE e IU a «tomar esta decisión difícil pero necesaria, porque lo primero es la seguridad», en especial de los componentes del cortejo, que eran ochocientas personas, un tercio de ellos niños. Como contrapartida, los Reyes Magos recibirán a los niños en el vestíbulo del Consistorio entre las 10.00 y las 14.00 horas.

La Federación de Peñas está de acuerdo con la decisión que tomó Ambrosio

La Federación de Peñas, que es coorganizadora de la Cabalgata, justificó la suspensión porque con ello se ha «garantizado la integridad de las personas», tal y como señaló ayer su presidente, Alfonso Morales. «Sacamos las carrozas de los bajos del estadio cuarenta minutos antes de la hora de salida y fue cuando cayó la tormenta. Todo se mojó mucho y peligraba la seguridad», añadió.

Acertada o no, lo cierto es que la cancelación del cortejo real generó mucha polémica en la ciudad, sobre todo porque desde poco antes de las seis de la tarde no volvió a llover (el PP llevará el caso al Pleno). El centro se llenó de ciudadanos que no entendieron qué estaba ocurriendo; muchos de ellos llevaron a sus hijos a ver la Cabalgata de Ciudad Jardín, a las nueve de la noche. Pocas veces ese desfile ha tenido tanto protagonismo.

Aplazamientos en la provincia

En las localidades de la provincia salieron casi todas las cabalgatas previstas, aunque muchas de ellas aplazaron la hora de poner un pie en la calle por los problemas meteorológicos. El único desfile que se suspendió sobre la marcha fue el de Priego. La cancelación de la de Baena era conocida desde el día anterior.

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