LA COMISIÓN DE MEMORIA PROPONE SACARLO DEL CALLEJERO

Cronista Rey Díaz: el delegado de Cementerios de Córdoba en la Guerra que no quiso serlo

Entre sus tareas, estuvo realizar el registro de represaliados del franquismo, aunque este funcionario intentó dimitir

Dos mujeres pasan ante el colegio Cronista Rey Díaz, ubicado en la calle del mismo nombre VALERIO MERINO

BALTASAR LÓPEZ

José María Rey Díaz (1891-1963), cronista de la ciudad entre 1922 y el año de su muerte, es uno de los nombres que la Comisión de Memoria Histórica ha decidido borrar del callejero , al considerar que su presencia en él es un vestigio franquista .

Pero su figura es más compleja de lo que perfila este foro. Así lo refleja el trabajo que sobre él ha escrito el historiador Manuel Toribio , que se ha plasmado este año en un libro. Toribio avisa de que sobre Rey Díaz pesa «como un maleficio su adscripción a una corriente ideológica tildada de reaccionaria por la actual historiografía local. Eso no le hace justicia ». De hecho, precisa, «poco sabemos de sus simpatías políticas». Sí queda constancia de que era un «hombre conservador y católico».

Cuando estalla la Guerra Civil, Rey Díaz es nombrado presidente de la Subdelegación de Propaganda franquista y forma parte del Ayuntamiento del que es funcionario. En mayo de 1937, el Gobierno Civil destituyó a la comisión gestora que dirigía el Consistorio. La nueva tendría perfil «políticamente bajo, con muchos funcionarios municipales, como Rey Díaz». Le correspondió ser delegado de Beneficencia y Cementerios .

Toribio entrevistó a los hijos de Rey Díaz , para su trabajo. Éstos le comentaron la «tristeza» que suponía para su padre «el asesinato de cada ejecutado por la represión franquista y cómo tenía la penosa tarea de registrar los fallecimientos de las víctimas. Después recogía los objetos personales y se los hacía llegar a las familias ».

Imagen de José María Rey Díaz - ABC

No era una labor de la que disfrutara. Este historiador localizó dos escritos a altos cargos en los que pedía su cese como delegado de Beneficencia y Cementerios . Aseguraba «no reunir las condiciones suficientes» para esa labor.

Toribio indica que « informó positivamente sobre conocidos republicanos» , como su antiguo alumno Enrique Poole (él también fue profesor). « Gracias a esa gestión pudo salvar a este hombre ». Recuerda que, además, el historiador Manuel García Parody ya hizo constar que salvó la vida al hijo del alcalde socialista de Córdoba [último de la República], Sánchez Badajoz.

También consta que se le solicitaron informes para la depuración de una maestra.

Toribio recuerda, más allá de la Guerra Civil, que «su alto sentido humanista le lleva, pese a estar integrado en la Córdoba franquista, a mantener lazos con amigos republicanos en el exilio », como el historiador y político cordobés Jaén Morente.

En esta obra, también se destaca la labor pedagógica de Rey Díaz ; su preocupación por la infancia desprotegida o por el patrimonio. Presidió la comisión de monumentos.

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