FÚTBOL SALA

Otra lección de orgullo del Córdoba Patrimonio ante el Barcelona (2-6)

El conjunto blanquiverde se adelantó dos veces ante el campeón de Liga, soportado por Ferrao

Giasson presiona a Dyego Álvaro Carmona

A. D. Jiménez

El Córdoba Patrimonio de la Humanidad ha perdido por 2-6 ante el Barcelona en el partido correspondiente a la séptima jornada de Liga de Primera División. El cuadro blanquiverde llegó a adelantarse dos veces en el marcador y, como sucedió ante el Inter o ElPozo, por momentos llegó a zarandear al campeón de Liga, al que por igual le ayudaron su innegable calidad, representada en un superclase como Ferrao, y algunas dosis de fortuna.

Se podría decir que el Córdoba ha entrado sin complejos ante el Barcelona. Ayudado por el último triunfo ante el O Parrulo, el conjunto entrenado por Miguel Ángel Martínez, «Macario», sabía en todo momento cómo actuar ante su adversario que se presuponía por muchos motivos como superior.

Sin embargo, en la pista se vio a un Córdoba Patrimonio muy concentrado y sólo Ferrao fue capaz de tambalearle en momentos puntuales. Porque el pivote azulgrana en cada movimiento desarrollaba algo especial, que sólo la destreza de Cristian en la portería evitaba que abriera el marcador.

Mientras, los blanquiverdes, con mucho trabajo y responsabilidad, trataban por todos los medios de espantar a los azulgranas. A veces, con tanto celo defensivo que en una presión de Giasson en la línea de fondo contraria nació el primer gol del partido. El brasileño recuperó y habilitó a David Leal para marcar el 1-0 .

El Vista Alegre explotó y casi todo iba bien. Sólo la presencia de Ferrao en pista alteraba esa sensación y también que el Córdoba Patrimonio se cargó de faltas pronto . Tanto, que estaba amenazado de la quinta desde los ocho minutos de juego. Aun así, el partido no le gustaba a plaza, entrenador culé, quien pidió tiempo. Lo curioso es que Macario hizo lo propio pocos segundos después.

A falta de cinco minutos para el final, el partido se agitó más. El Córdoba Patrimonio cometió su quinta falta y a renglón seguido empató Rivillos. Pero lejos de amilanarse, César, en jugada individual, ponía el 2-1 . El cuadro blanquiverde estaba en grado de insumisión ante el gigante, que necesitó de Ferrao para no irse al descanso perdiendo. Una mano de Keko provocó un tiro de castigo que el brasileño no perdonó. Antes del refrigerio reglamentario, Macario apostó con jugar de «cinco» en un partido muy vivo.

Porque a la vuelta de vestuarios el Córdoba empezó mejor , buscando la portería, encerrando a un Barcelona demasiado dependiente de Ferrao. De hecho, una acción del brasileño fue origen al gol de Sergio Lozano, quien sacó a relucir todo su potencial de golpeo para poner el 2-3 . Reaccionó el Córdoba Patrimonio y se pidió un penalti por manos en el área azulgrana, pero no se concedió.

El rol del partido cambiaba. Los blanquiverdes estaban obligados a exponer un poco más en ataque y aceptaron el reto. Al Barcelona, por supuesto, le bastaba con el viento y la calidad para no tener demasiada preocupación. Incluso, la suerte jugó a su favor con un rechace de Jesús Rodríguez que se estrelló en la madera .

A falta de 12 minutos, de nuevo apareció Ferrao. En esta ocasión, para transformar un penalti por manos de Giasson, que esta vez sí vio la pareja arbitral. Con el 2-4, partido se orientaba para los intereses visitantes, pero el Córdoba no se rendía. Juanra, en varias ocasiones, tuvo el gol que podía acercar distancias. Después, Manu Leal. Pero se toparon con un Juanjo excelso .

Adolfito hizo el quinto, lo que suponía casi la sentencia en el partido . Por si no fuera bastante, al Barcelona le vino de cara todo. Porque en su área se sucedieron situaciones punibles de mano que Rodrigo y Sánchez no adivinaron a ver con tanta facilidad como las acciones que afectaban al grande. Por supuesto, el Córdoba lo siguió intentando y hasta optó por acabar con el portero-jugador. Pero los goles que necesitaba no llegaron. Eso sí, una clamorosa ovación a falta de 30 segundos para el final dejó a las claras la recompensa de una afición orgullosa de su equipo. Sólo el gol final de Adolfito, en pleno armisticio, la empañó .

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