Inflación
Así se ve la crisis de precios en el distrito Sur de Córdoba, uno de los más pobres de España
ABC toma el pulso a las tiendas del Sector Sur, el Campo de la Verdad, el Barrio Guadalquivir y El Cerro
La subida de la luz asfixia a los pequeños comerciantes y sus clientes, con problemas de abastecimiento
El Sector Sur de Córdoba, entre los distritos más pobres de España
La renta anual bruta por persona en el distrito Centro de Córdoba duplica a la del Sector Sur, la más pobre
CÓMO sobrevive a la acumulación de crisis el pequeño comercio de una de las zonas más pobres de España según el INE . ABC ha pulsado la opinión de comerciantes del Distrito Sur y coinciden en que tras el hachazo de la pandemia, y cuando ya veían la luz al final del túnel, los hunde la crisis de precios (luz y combustible) así como y los problemas de abastecimiento por la huelga del transporte. Los que siguen son sus testimonios.
Isabel Elías (Carnicería Isa)
«Abrí diez días antes de la pandemia, pero lo de ahora es más duro»
Nunca sabe uno cuándo acierta en los tiempos de sus decisiones: la de Isabel fue abrir su carnicería de la avenida de la Diputación, que nace en la plaza de Santa Teresa , una semana y media antes de que estallara la crisis del coronavirus. «Abrí el 2 de marzo del año de la pandemia, diez días antes de la declaración del Estado de Alarma. Fue un poco locura, porque no sabíamos a qué nos enfrentábamos, fue un caos y lo sobrellevamos como pudimos. Como era un negocio esencial no tuve que cerrar», declara esta vecina de toda la vida de la zona.
«Pero lo que estamos viviendo hoy es peor, porque los precios se han disparado : cuando abrí vendía los 2 kilos de las alitas de pollo a un euro, y hoy el kilo cuesta 3,75 euros; la pechuga de pollo estaba a 3,99 y va por 7,20 el kilo», relata. «No hay comida para los animales porque hay escasez de piensos. Estamos sufriendo todos. Hay problemas de abastecimiento: si yo antes pedía diez cajas de pollo ahora me traen cuatro , porque hay menos cantidad y hay que repartirla para todo el mundo como es lógico. Y luego la factura de la luz, que nos está matando: hay veces que pago setecientos euros al mes, cuando antes eran poco más de cuatrocientos. Y a eso súmale los autónomos y el alquiler», resume la mujer.
La situación empeora porque las economías domésticas no están para muchas fiestas: «La gente compra menos cantidad porque la gente tira de retén de congelador porque ahora las cosas están más caras. A la gente no le queda claro que los comercios de barrios tenemos muchísimo más barato el producto, y más fresco que en las grandes cadenas de alimentación», comenta Isabel, que no puede evitar una crítica hacia las grandes superficies.
«No te explicas cómo en los supermercados está todo arrasado cuando los precios son desorbitados . Tengo dos hijos y el mío es el único sueldo que entra en mi casa. Yo saco para pagar y para comer: no estoy ahorrando porque lo poco que tenía guardado me lo empecé a gastar en enero, cuando bajan mucho las ventas, como también ocurre en febrero, que es hasta peor que enero», finaliza.
Antonio Piernagorda (Alimentación Estrella)
«He tenido que cambiar de compañía para pagar menos luz»
«Llevo abierto quince años. Vamos tirandillo, la verdad. Las cosas están un poco flojilla, la economía en general no está bien, como tampoco lo está la de los vecinos y clientes. Cada vez hay más paro. Se vende, pero solo para tirar, porque han bajado », sostiene Antonio Piernagorda, propietario de una tienda de alimentación en la plaza de Santa Teresa desde la que se ve el Puente Romano.
«El tema eléctrico también afecta: pago al mes en entorno a ciento noventa euros . He tenido que cambiar de compañía para que la factura fuera más barato, claro.», informa. ¿Y qué pasa con la huelga del transporte? «A mí no me ha perjudicado demasiado, porque solo me faltan artículos puntuales. La fruta y la verdura no escasea, pero sí entran menos harina o refrescos. Ha habido que subir los precios de venta al público porque me los han subido a mí: han subido los lácteos, el pan, y la fruta y la verdura se han disparado; antes el kilo de tomate costaba un euro con cincuenta y ahora dos con treinta, y el pimiento ha pasado de un euros y pico a cerca de tres. Además, influye que hay más paro en el barrio», completa.
Bernardo Millán (Tienda Bernardo)
«He aplazado pedidos por temor a que no me lleguen»
Además de dueño de la tienda Bernando, en la calle Puente Genil, junto a la plaza del Mediodía, es vecino del Campo de la Verdad. «El negocio lleva abierto desde el año 1969, porque era de mi familia: yo entré en el año 90. La situación no es fácil desde la crisis de 2008, cuando se notó el bajón muchísimo y con el Covid hemos vuelto a bajar, aunque nos estamos mantienendo en unos valores anteriores a 2008. Y tenemos que añadir la guerra de Rusia y Ucrania, que la gente está asustada, sobre todo las personas mayores; y l a huelga del transporte con la subida del petróleo », lamenta.
«Todo esto afecta: yo estoy esperando a hacer unos pedidos hasta ver que la situación se normalice, como es el caso de un proveedor que me trae jarras de las series de televisión, y en Córdoba algunos proveedores autónomos han parado. No me atrevo a hacer los pedidos para que no se queden por ahí parados , porque yo los tengo que pagar con antelación, si no no me lo envían», añade quien apostilla que no ha tenido escasez de artículos «porque no son perecederos».
«Las ventas han bajado mucho: tú antes salías de tu casa y sabías cómo te iba a ir el día , pero ahora es siempre una incógnita, sobre todo porque los hábitos de consumo han cambiado mucho, y eso nos afecta, como por ejemplo las compras por internet o las de algunas grandes tiendas».
Bernardo aduce que «siempre hemos convivido siempre con tiendas grandes, con mercadillos y no ha habido problemas, pero hay ahora empresas grandes que van a saco con los precios aunque en la calidad dejan mucho que desear».
Para este comerciante de esta multitienda en la que uno encuentra una gran variedad de artículos -desde regalos a ropa interior o electrónica- los tenderos modestos «hemos perdido mucho nivel adquisitivo, y tenemos que seguir haciendo frente a la cuota de autónomos , al alquiler del local quien no lo tenga en propiedad, y a la factura de la luz, que a mí la verdad no me toca mucho porque yo lo que tengo aquí son cuatro halógenos y un ordenador que gasta nada, pero pongo dos veces el radiador en invierno y la factura se me sube un quince por ciento».
«Mis hijos están en otros trabajos, no puedo tenerlos aquí, porque el seguro de un empleado son seiscientos euros, y se lo tienes que hacer aunque sea tu hijo, y luego además tienes que pagarle un sueldo. Inviable ya. El negocio que cierra ya no vuelve».
Rafael Muñoz (Multitienda Guadalquivir)
«La tienda de mi mujer está muerta, y la mía enterrada»
¿Hay algún vido club abierto en Córdoba? Sí: en la calle Libertador Simón Bolivar, en el Barrio del Guadalquivir , pervive uno, aunque está en vías de cierre inminente. «Son dos tiendas juntas, el videoclub que la llevo yo y está prácticamente cerrada, enterrada, y la multitienda, que la lleva mi mujer, está muerta». «Los negocios están muy mal. Llevamos treinta y cinco años abiertos y hace veinticico que somos vecinos: ahora estamos lo comido por lo servido, no se saca ya ni para comer» , dice el hombre.
Muñoz es pesimista: «El pequeño comerciante está muerto, todo el mundo se va a las grandes superficies , que son los que nos tienen asfixiados a los chicos. Como no vendas tabaco de contrabando aquí no haces nada», se queja. El pequeño empresario está convencido de que el alza de la factura eléctrica es en estos momento el gran mal del barrio: «A los comercios y a los vecinos se nos ha duplicado la factura y tenemos que recortar de todos lados. Hay gente que no tiene de verdad para salir adelante y que vive de las pagas que le dan indebidamente y que gana más con eso que la mayoría de los vecinos».
José Morales (Alimentación La Cruz)
«He desenchufado congeladores para ahorrar en luz»
José Morales abrió hace casi cinco años Alimentación la Cruz, en la plaza del mismo nombre en El Cerro. «En el confinamiento se animaron nuestras ventas: abríamos solo por la mañana y venían clientes que no podían desplazarse a los supermercados. Luego ya el negocio ha pegado un bajón y está la cosa más flojita, sobre todo en los dos últimos meses porque a la gente se le ha ido la pinza con los supermercados grandes y las grandes superficies, comprando todo lo que pueden pensando va a haber escasez de productos básicos», resume.
«Pero nosotros subsistimos. La subida de la luz me ha afectado poco, pero porque he tomado medidas: he desenchufado los congeladores hasta que no llegue la temporada de verano, que es cuando más falta hacen».
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