Crisis agraria

La crisis del campo, contada por agricultores y ganaderos de Córdoba

Piden medidas a la administración y colaboración a la ciudadanía, que puede contribuir con una apuesta decidida por el producto local

Un agricultor pasea por su olivar Valerio Merino

J. L. / F. L. / M. B.

La crisis del sector agroganadero no es ajena a los productores de la provincia de Córdoba. En una comarca como la de Los Pedroches , donde la incidencia de este sector en la economía es clave, la caída de precios está haciendo mella en el olivar de montaña y eso se extiende, entre otros, al ovino de carne. La bajada de precios viene provocando que muchos ganaderos se replanteen su negocio o el modelo del mismo. Mari Ángeles Cantero es responsable de una explotación familiar e indica que «el ovino de carne está muy mal, es cierto que los precios se han mantenido, hay años donde han sido mucho más catastróficos, pero siguen siendo bajos lo que están llevando a una desaparición de ganaderías a una velocidad importante».

Los precios que durante la Navidad sobrepasaron los 80 euros ahora afrontan una cuesta abajo que puede llegar a situar la pieza en poco más de los 50 euros. «El ovino de carne requiere mucha mano de obra, tiene mucho más manejo, a eso hay que unirle la poca estabilidad del mercado y una tendencia a la baja que viene provocando que se esté abandonando por la incapacidad de los ganaderos para cubrir costes», explica esta ganadera de Los Pedroches. Sin olvidar la competencia a la que hay que hacer frente con las importaciones de cordero de países como Nueva Zelanda, que sin la misma calidad se van asentando en el mercado. Pide acciones públicas de promoción para fomentar el consumo de esta carne.

Desde el sector de la naranja, Antonio Carmona , presidente de la asociación Palmanaranja y a su vez gerente de Sunarán (Palma del Río) reconoce que «hay una pérdida importante en la rentabilidad de las explotaciones agrícolas en todos los sectores y eso al final lo que produce es una inseguridad en el agricultor de cualquier sector». La situación se produce debido a «una competencia desleal con países terceros, con unos costes más bajos y una calidad inferior, lo que provoca que para atender a la oferta, tenemos que bajar nuestros precios a límites demasiado bajos». Para ello, desde el sector de los cítricos considera que hay que abrir nuevos mercados: «No podemos ser demasiado proteccionistas, pero si se consume el producto interior , a todos nos irá mejor». Para ello pide que «se haga promoción del producto y se le de valor a nivel europeo, que la gente se conciencia de la calidad de lo nuestro». Además, como solución, está también «un mejor etiquetado de los productos y que luego el consumidor elija, pero con la diferenciación de los productos y la información correcta».

Además, Carmona destaca que «las medidas urgentes se sentarse con el sector y primero hacer un análisis y no lanzar medidas un poco al vuelo porque muchas veces no son efectivas y además en cada sector las necesidades son diferentes». De no tomar medidas de forma urgente la amenaza es que «se pueden empezar a ver expolotaciones de cítricos arrancadas para plantar otros productos, lo que puede generar más desempleo».

« Baena sin aceite sería un caos, porque aquí no hay otra cosa». Son las palabras de Francisco Cobo, olivarero de 57 años, propietario de 40 fanegas en el terreno de Fuentidueña, donde creció y vivió con sus padres y hermanos. Lleva toda su vida ligado al sector agrícola. «De entonces hasta ahora ha cambiado muchísimo en cuanto a la mecanización y, este año, en lo referente también a la caída de los precios».

Hace ya unos años vivieron el peor descenso que recuerda, en el que se pagaba el kilo de aceite virgen extra a 1,50 euros cuando, en su opinión, no debería bajar de 2,50 para que así el agricultor viera algo de beneficio. «Incluso con ese precio algunos tendrían que dejarlo, pero muchos podrían vivir. Sería el mínimo para cubrir gastos , como los costes de producción y la recogida, y que te quedara algo para vivir». A muchos olivareros no les ha compensado este año recoger la aceituna porque le perdían dinero. En parte porque ha sido una mala cosecha, pero también ha influido «el remanente de las 750.000 toneladas de aceite que sobraron el año pasado en toda España, a las que hay que añadirle el 1.200.000 de este año y la producción extranjera».

Además, las plantaciones de otros países de África o Portugal ejercen una gran presión sobre el mercado español de aceite. «Túnez o Marruecos, por ejemplo, sí tenían tradición aceitera, pero a niveles bajos. Ahora son plantaciones punteras que recogen con cosechadora, sistemas de regadío. Una hectárea allí te produce lo que diez aquí». La mayoría son de empresarios españoles e italianos que alquilan terrenos para explotarlos pagando mano de obra barata.

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