Tribunales

Crimen de La Chica Carlota | Un robo en Ciudad Real en 2010 permitió identificar al acusado por el ADN

Las muestras genéticas de la víctima también aparecieron en el mismo vehículo cuando el caso aún se investigaba como una desaparición

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Dos agentes comparecen en una sesión del juicio de La Chica Carlota esta semana Álvaro Carmona

Rafael Verdú

La tercera sesión del juicio por el crimen de La Chica Carlota ha transitado en la mañana de este miércoles entre informes científicos y análisis de ADN que se realizaron durante la investigación para arrojar luz sobre el asesinato de Juan Carlos R. B. en 2017. Varios agentes de Criminalística de la Guardia Civil (el CSI español) han testificado por video conferencia y ratificado sus análisis previos, demostrado cómo el uso de la ciencia está desde hace tiempo plentamente implantado en los tribunales del país con un alto grado de sofisticación. No es ciencia ficción, sino ciencia a secas.

Gracias al ADN se pudo identificar al acusado Pedro G. cuando el caso aún se trataba como una desaparición , dado que el cadáver de la víctima fue hallado después. Los agentes recibieron muestras tomadas en dos vehículos propiedad del encartado, un Land Rover y un Ford Focus. En ambos automóviles se hallaron restos de cuatro personas; quedaba identificar a quiénes correspondían.

Para conseguirlo, la Guardia Civil cotejó las muestras de ADN de los vehículos con los perfiles genéticos existentes en la base de datos de interés criminal, donde se guardan los resultados obtenidos en investigaciones previas. Bingo: una de las muestras se correspondía sin duda con la obtenida por un caso de robo con violencia cometido en Ciudad Real en 2010 ya solucionado y que pertenecía a Pedro G.

Aún había que determinar a quiénes correspondían las demás muestras halladas en los vehículos. Con el progreso de las investigaciones, la Guardia Civil logró determinar más tarde y sin dudas que el ADN de otra de las tomas era el de la víctima , Juan Carlos R. B. Ambos habían estado en algún momento en estos dos vehículos. Las otras dos personas no han podido ser identificadas, según el relato de los guardias civiles por videoconferencia.

Así se analiza el ADN

Cuando analizan muestras de ADN, los forenses no trabajan con certezas absolutas. Lo advirtió una agente de la Guardia Civil en la tercera sesión: «Solo hablamos de probabilidad». Lo que ocurre es que las probabilidades son tan elevadas (se miden con siete dígitos al menos) que en la práctica tienen validez jurídica. Es muy difícil rebatir el resutado de un análisis genético, y la defensa en el caso de La Chica Carlota tampoco lo ha intentado.

Por ejemplo, cuando se halló el cadáver los científicos analizaron muestras de dos dientes y un hueso , extrajeron el AND y lo cotejaron con el de uno de los hermanos de la víctima analizando los cromosomas Y (que sólo tienen los varones). Había 9 millones de probabilidades contra una de que ambos estuvieran emparentados por vía paterna. Esa conclusión, sin embargo, no era suficiente para los agentes, que aún realizaron más pruebas genéticas al cadáver.

El ADN mitocondrial «habla del linaje materno», en palabras de un perito de la Guardia Civil, y al comparar el del cadáver con dos hermanos de la víctima de diferente sexo se demostró que también había relación por vía maternal. Para demostrar definitivamente la relación fraternal se comparó el ADN nuclear de la víctima con el de los hermanos vivos. Todas esas pruebas sirvieron para demostrar sin ningún genero de dudas la identidad de Juan Carlos R.

La Policía Judicial de Montilla , encargada de la investigación en las primeras fases (cuando aún era una desaparición), remitió al laboratorio forense varios objetos encontrados en la casa. Había, entre otras cosas, cepillos de dientes, un cigarro electrónico o unos auriculares. Cuando los objetos son demasiado grandes o no se pueden mover, los agentes obtienen muestras con un hisopo; se enviaron varios a Criminalística.

De aquellos objetos se obtuvieron los perfiles genéticos de seis varones y una mujer . Al cruzarlos con la base de datos de la Guardia Civil, de nuevo apareció la coincidencia con la ficha de Pedro G. , el principal acusado, lo que demuestra que no sólo compartieron el vehículo, sino también la casa de la víctima. Las demás muestran se identificaron más tarde con familiares de Juan Carlos R., algo lógico al tratarse de una vivienda familiar.

Los especialistas cotejaron también una muestra de ADN de Joaquín R. , otro de los implicados en el caso, con el encontrado en los objetos cotidianos de la vivienda, para determinar si también estuvo en algún momento en la casa de La Chica Carlota. Los resultados descartan esa posibilidad .

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