Crimen de Cabra
Crimen de Cabra | Las piezas sueltas de un complejo puzzle
El móvil que anda tras el cruento asesinato es aún una incógnita, pese a algunos indicios que aproximarían la causa
Todo el mundo se pregunta cuál fue el móvil real que alimentó el crimen de Cabra . A. P. M., un joven de 26 años cosido a puñaladas (casi una veintena, una certera en el cuello). Otro joven de 25 años, J.A.F., en la prisión de Córdoba desde este martes acusado de homicidio y causar lesiones a la chica que acompañaba a la víctima en el momento de la faltal agresión.
Fuentes consultadas por ABC Córdoba apuntan que ambos no se conocían. Vivían a unos 300 metros el uno del otro en el casco urbano de Cabra . El presunto asesino en el número 44 de la calle Priego. Llevaba varios años en Cabra procedente de Honduras, viviendo con su familia en un inmueble concurrido por una popular frutería en sus bajos. La víctima, en la calle Doña Leonor. Su pandilla de amigos, empleo inestable, aparente vida normal.
Sin embargo, esas mismas fuentes explican que el joven asesinado y el hermano del posible agresor sí podrían conocerse y no precisamente por compartir buenos momentos. D.A.F., de 18 años es el hermano del acusado. Está en libertad con cargos por encubrimiento. Pudo ayudar a J.A.F. a escapar camino de Málaga el pasado sábado para tomar un vuelo directo a su país. Justo en las proximidades de la capital malagueña fue interceptado el sábado por la Policía Nacional. Los registros posteriores en el domicilio ante una marabunta expectante en la calle arrojaron indicios contundentes.
Pero D.A.F. sí tenía cierta fama en Cabra de conflictividad . Peleas, pequeños hurtos, menudeo... Ya había pisado los juzgados en alguna ocasión. Según fuentes de la investigación, éste pudo haber participado en una pelea meses atrás en una localidad próxima a la egabrense en la que pudo verse involucrada la víctima.
Empero el hermetismo es absoluto. Los rumores, infinitos. El Juzgado de Instrucción 1 de Cabra decretó el secreto de sumario a las pocas horas de los hechos acontecidos en la madrugada del jueves al viernes pasado. Eran las 3.30 de la madrugada. Agustín P. M. estaba en su coche con A.O.A. en la calle Victoria Kent del sector residencial R2 cuando se vieron sorprendidos por el presunto agresor. Las pesquisas y la instrucción continúan. J.A.F. está en prisión comunicada y sin fianza . Se negó a declarar delante de la jueza.
La oscuridad del lugar de los hechos
Todo puede responder, obviamente, a una estrategia de defensa. El lugar donde estaba el coche con la pareja estaba muy oscuro. En la urbanización , con apenas dos edificios, robaron el cableado hace un tiempo y persisten las zonas sin apenas luz. Un lugar propicio para que el amor corra a raudales en la noche cerrada sin que se le moleste.
El testimonio de A. O. A. es determinante . Dijo a la jueza que escuchó «acento sudamericano» cuando asaltaron el vehículo. Se refirió a un solo agresor. Su compañero forcejeó, salió del coche y se vio envuelto en una carrera fatídica hacia el punto donde su cuerpo yació semidesnudo y apuñalado. Al lado de unas pistas deportivas, a muy pocos metros de la Ciudad de los Niños .
Ella salió del coche cuando vio huir al agresor en otro vehículo, y al contemplar el estado de Agustín, llamó a Emergencias. Los vecinos, pocos, no escucharon nada. Las cámaras de vigilancia del recinto infantil y alguna más en la zona pueden aportar más datos que ya han sido analizados.
¿Cómo sabía el agresor que los dos jóvenes asaltados estaban allí? ¿Los siguió durante toda la noche? ¿Había una clara premeditación y estudio en el ataque a A.P. M.? En un principio, al conocerse los hechos, algunas tesis apuntaban al móvil pasional como la razón de ser de tan cruento episodio. La detención de los dos hermanos y la aparante falta de relación o proximidad con las víctimas hizo relativizar esta opción.
El arma homicida
A la mañana siguiente a los hechos, J. A. F. fue a comprar medicamentos como si nada hubiera sucedido a una farmacia próxima a su domicilio. Así lo confirma algún testigo a ABC. Al igual que un trabajador de una gasolinera, quien recuerda cómo aquel jueves, el acusado repostó el depósito de su coche. Piezas sueltas para poder armar un puzzle en el que hay otra clave: el arma homicida.
En las horas previas a la entrega a la jueza del principal sospechoso, la Policía estuvo batiendo los puntos de acceso a la localidad egabresne en busca del arma. Probablemente la arrojó en las inmediaciones de la A-318, por la conocida como Huerta de los Callejones , donde este lunes agentes policiales se afanaban en la búsqueda, pero no tuvieron suerte, según fuentes de la investigación.
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