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Cosmos rebate a la Junta las nuevas medidas de control de la cementera de Córdoba

Considera innecesario crear una nueva estación de control y un plan de ruido

Cementera Cosmos de Córdoba Valerio Merino

Rafael Ruiz

La propiedad de la cementera Cosmos , ligada al grupo de empresas Votorantim, se ha revuelto contra el plan de la Consejería de Desarrollo Sostenible de la Junta de modificar las condiciones de la autorización ambiental integrada con la que opera su fábrica de Córdoba. El asunto no está aún culminado puesto que tiene que pasar el procedimiento de información pública.

De forma resumida, la Junta quiere que la empresa monte una nueva estación de control ambiental con unas características determinadas en un punto cercano a la fábrica con el objetivo de captar determinadas emisiones que no forman parte de los análisis que se realizan en la tecnología existente en las instalaciones.

Además, Desarrollo Sostenible quiere que se realice un plan acústico con el propósito de realizar las mediciones concretas sobre el impacto de la fábrica en el entorno y realizar, en su caso, medidas paliativas. La modificación de la autorización ambiental no implica cambios en el combustible que se utiliza para hacer funcionar las instalaciones. La empresa empezó una transición desde el material procedente de fuentes fósiles a la biomasa, subproductos tratados que se generan sobre una serie de residuos urbanos, que tienen un precio más competitivo.

La Junta argumenta la determinación adoptada sobre cuestiones relativas al debate social existente. Según la resolución adoptada por la anterior delegada de la Junta, la popular Araceli Cabello (hoy directora general), ambas medidas estaban justificadas en la existencia de denuncias de colectivos sobre las molestias que genera la fábrica y a un debate social generado sobre la ubicación de la factoría. Esta es la parte que Cosmos está poniendo en duda.

El informe de alegaciones presentado por Cosmos entiende que el debate social no es un argumento válido para la adopción de medidas que suponen un coste para la empresa propietaria de las instalaciones. Cosmos pone en duda que la sensibilidad social sobre «presuntos episodios de contaminación » cuya fuente podría ser la factoría sean un motivo válido para el desarrollo de inversiones concretas reclamadas por la Junta de oficio. Cosmos exige que las medidas que se adopten estén basadas en «fundamentos fácticos» y no «en simples manifestaciones de terceros» a los que imputa un sesgo ideológico. Sostiene que la fábrica cumple con los estándates tecnológicos y ambientales.

Sobre la creación de una estación medidora , la cementera explica que la fábrica está literalmente rodeada de instalaciones de Medio Ambiente que realizan un control diario de las emisiones. En concreto, afirma que tiene a 1,7 metros, otra a 800 metros y una tercera a 900 metros contadas en línea recta que están equipadas con tecnología suficiente para detectar las partículas que se quieren controlar. Afirma, además, que los estudios sobre calidad del aire realizados por instituciones públicas aseguran que la fuente de este tipo de partículas suponen un 2% de la contaminación del aire de la ciudad frente al 40% que se imputa al tráfico rodado.

Cosmos afirma que la estrategia para controlar el ruido de la fábrica no debe salir de la nada. Entiende que lo primero que toca hacer son mediciones previas que expliquen que la cementera es un problema. En marzo de 2019, la empresa presentó ante la Junta un informe con sus propias mediciones y sus medidas de control. Esta medida tiene un carácter subsidiario a la alegación presentada por la propiedad de la compañía.

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