Coronavirus Córdoba
El virus que «resucitó» el papel en Córdoba
Los comercios han notado un gran incremento en la venta de impresoras para facilitar las tareas de los hijos en casa
Las impresoras domésticas eran, desde la conquista de nuestras vidas por móviles, tablets y otros gadgets, trastes prácticamente inútiles abocados al desguace o, siendo indulgentes, al trastero. Se compra y se vende por Internet , se realizan complicados trámites burocráticos online, se saluda a los cuñados por vídeoconferencia, los billetes de avión -y los otros también- se llevan en el móvil y hasta es posible leer, Dios nos libre, en algo llamado papel digital . ¿Quién necesita imprimir nada?
Fácil: los alumnos que llevan ya tres semanas encerrados en casa, con clases a distancia y un montón de tareas por encargo que, al parecer, requieren de un uso intensivo de métodos de aprendizaje más convencionales. Así, el aislamiento social de hogaño ha resucitado las impresoras de antaño , aupadas ya al top de las cosas que se conectan a un ordenador. Del «IoT» o «Internet of Things», para entendernos.
Lo confirma Esmeralda Baena , responsable de la web de una de las empresas cordobesas punteras en venta online, Electrocosto . Desde que comenzó la crisis y el confinamiento, «la venta de impresoras y cartuchos de tinta ha estado fuera de lo normal y hemos tenido que reponer stock», asegura. Además de estos aparatos, en la compañía también han detectado un enorme interés en estos días por los electrodomésticos del cuidado personal; más o menos, lo mismo que pasó en los supermercados con el papel higiénico. Por si cerraban los negocios de estética, los ciudadanos y ciudadanas se han lanzado a comprar en masa depiladoras, cortapelos, afeitadoras, cepillos eléctricos... «todo lo que tenga que ver con la peluquería en casa », relata Baena. Y también, cómo no, la Playstation 4, «que se ha vendido una barbaridad ». En conjunto, Electrocosto estima que ha subido su facturación entre un 70 y un 80% respecto a un mes de marzo normal.
Pero volvamos al papel. Quienes no disponen de impresora pero sí disponen de niños han vuelto a las copisterías como el padre pródigo. Fran , propietario de la tienda de consumibles y reparaciones La Libreta Informática , en la Fuensanta, asegura que «lo de imprimir es una locura». Antes de la crisis, en todo un día hacía unas 300 fotocopias; ahora que sólo abre por la mañana, hace entre 800 y 1.000 . «Eso es porque les mandan más tareas a los niños y a los padres les sale más rentable imprimir aquí que hacerlo en casa». También ha visto cómo aumentaba la demanda de reparación de ordenadores e impresoras, «y los clientes lo quieren todo para ayer».
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