Coronavirus Córdoba
Villaharta | Eusebia Murillo, la abuela de 102 años que sueña con ver el mar tras la pandemia
Una guerra, el hambre, la dureza del campo, el Covid... nada puede con las ganas de vivir de esta mujer centenaria
![Esuebia Murillo junto a su tarta de cumpleaños](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2021/06/26/s/abuela-villaharta-centenaria-klsD--1248x698@abc.jpeg)
Eusebia Murillo es la residente más longeva de la residencia de Villaharta y el pasado jueves los que ahora son sus compañeros de vida, su ‘familia’, no dudaron en festejar sus 102 años. Un momento para celebrar una efeméride, pero para poner también en valor la vida de una mujer luchadora, trabajadora incansable, alguien que en los últimos años se ha convertido en una «escuela de geriatría» porque «a través de ella vivimos lo que es esa etapa de la vida, física y biológicamente, pero también psicológica y emocionalmente», relata la directora del centro, Charo Ortiz .
Esta centenaria sabe lo que es sobrevivir a la dura vida del campo, a sus quehaceres, a sus largas jornadas, pero también a las vicisitudes propias de épocas de guerras, posguerras y hambre. Nació en 1919 en Obejo , localidad en la que ha pasado toda su vida hasta que en 2009 ingresó en la residencia. Allí pasó su infancia, su juventud, se casó y vio nacer a sus ocho hijos , a los que también vio marchar en busca de un futuro mejor y próspero lejos de su tierra natal.
Charo Ortiz relata que Eusebia ha sobrevivido a la muerte de dos de sus ocho hijos y que en la actualidad tan solo uno vive en la provincia, por lo que los periodos de vacaciones sirven para que la familia encuentre un punto de unión. Unos periodos que le han sido arrebatados este último año de pandemia, cuando esas visitas no han podido realizarse. Eusebia, incluso, tuvo que sufrir quince días de aislamiento en su habitación por ser sospechosa de Covid . Los trabajadores de la residencia alaban la fortaleza de estos mayores durante la pandemia. «Tienen una fortaleza increíble», señalan.
A Eusebia le queda la espinita de no haber conocido el mar, algo que difícilmente podrá cumplir porque «se cansa en los viajes, se marea», pero en estos últimos años sí pudo conocer lugares tan singulares de Córdoba como la Mezquita o el Puente Romano . Lo que pasó por su cabeza, la mezcla de sentimientos que vivió, quedan para ella, pero los que la conocen, los que forman casi parte de su familia desde hace doce años, vieron a través de su mirada lo grandioso que le pareció descubrir una realidad ajena a la que ella había vivido hasta la fecha. Por ello, esperan seguir festejando su vida. Y que pueda algún día emocionarse al ver el mar.