Coronavirus Córdoba
Trasplantados de Córdoba durante la crisis del coronavirus | «Pensé que me iba, pero no»
José Enrique, trasplantado de riñón, ha estado en coma por la Covid-19, y Pedro vivió su recuperación en plena crisis

SI poner un pie en el Hospital es casi siempre un motivo de desasosiego, la incertidumbre se multiplica cuando el paciente tiene que ingresar en pleno estado de alarma . Y la guinda de la preocupación la pone que el motivo de la hospitalización tenga que ver con un trasplante. ABC Córdoba ha recabado el testimonio de dos receptores de órganos que se han sometido a la intervención en los dos últimos meses o que han sido víctimas del coronavirus .
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En esta tesitura se encontró José Enrique, un vecino del Parque Fidiana de 54 años que desde hace cinco vive con un riñón donado. «Llevo desde entonces con una calidad de vida bastante buena. Tengo que cuidarme con la comida, no debo beber y he de llevar una vida sana además de ser muy serio con las medicinas y con el tratamiento», declara el hombre, a quien una fiebre repentina empezó a preocuparle justo cuando empezó el estado de alarma, el 14 de marzo. «A las personas que estamos trasplantadas siempre nos dicen los médicos que nos vigilemos la temperatura, y que vayamos a la consulta en el caso de notemos un cambio de temperatura corporal», añade. Así hizo José Enrique. «Me mandaron a casa y le quitaron importancia a lo que me pasaba. Pero volví a los pocos días con los mismos síntoma y resultó que, cuando me hicieron los análisis me dijeron que me había contagiado de coronavirus».
Diferencias
Lo que le esperaba a este vecino del extremo de Levante de la ciudad era algo parecido a un infierno. Incomunicado de su familia y aislado, José Enrique ha pasado ingresado dos meses en el centro sanitario cordobés, uno de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI ). «Mi familia pensó en algunos momentos que me iba, porque llegué a estar en coma... Ha sido duro», asegura el hombre. La experiencia ha empañado en parte el buen recuerdo que tenía de sus anteriores estancias hospitalarias, que además de más breves fueron por un motivo feliz. «No es lo mismo estar hospitalizado por coronavirus que porque sabes que te van a hacer un trasplante que te va a librar de tener que estar pegado a la máquina de la diálisis, como fue mi caso», reconoce. El paciente ya se encuentra en casa, ha superado el coronavirus y su riñón heredado de una persona desconocida no se ha resentido del brete.
La historia de Pedro Carmona, de 58 años tiene también un final feliz. Su teléfono sonó el 4 de marzo, diez días antes de que el Gobierno decretase el estado de alarma y empezaran a estar vigentes las restricciones de movilidad y de distancia social.En ese momento el Hospital Reina Sofía no era aún un sitio al que nadie quería ir por temor a contagiarse de coronavirus. «El 5 de marzo me operaron y me trasplantaron un riñón, que llevaba seis meses esperando... Todo salió bien. Mi madre y mi hermana venían a verme desde Villanueva , donde vivimos... Pero todo cambió el día 14, cuando empezó el confinamiento», relata el paciente. «Suspendieron las visitas, nos aislaron, solo podía hablar con mi familia a través de videoconferencia... Por suerte, a los pocos días me dieron el alta...». Cuando ha tenido que ir al Hospital a una revisión los sanitarios le han pedido que llegue con la hora justa de la cita para evitar riesgos. «Mañana voy de nuevo. Hasta la hora en punto no aparezco por allí».