Coronavirus Córdoba

Sanitarios cordobeses en el frente de la batalla contra el Covid-19: «Hagan algo por nosotros»

ABC recoge testimonios de quienes atienden las consultas de atención primaria y las urgencias hospitalarias

Llegada de una ambulancia a las urgencias de un hospital ABC

Rafael Aguilar

Tiene una edad próxima a la de la jubilación y lleva toda su vida laboral trabajando como médico de Familia , los últimos quince en un centro de salud de Córdoba capital cuyo nombre, como el suyo propio, pide por favor que quede en el anonimato. A cambio accede a compartir con ABC cómo viven, él y la mayoría de sus compañeros, la segunda ola del coronavirus . Llamémosle I. y empecemos por una frase de la conversación que resume como se siente. «Como esto siga así nos vamos a morir. Que alguien tenga piedad y haga algo por nosotros». ¿Exagera, no? «Ni mucho menos. Mire, hay compañeros que, en vez de a las tres de la tarde, acaban su jornada laboral a las cinco o la seis, y lo hacen llorando, y se preguntan si al día siguiente van a tener fuerzas y ánimo para volver al tajo. Estamos en primera línea , en las consultas, y aquí nos llega la gente cansada, asustada, cabreada porque no es de recibo lo que tienen que esperar para que les den una cita. A veces es insoportable. Así no se puede trabajar », se extiende el doctor.

«¿Alguien les ha contado a los ciudadanos por qué no hay médicos para cubrir las plazas vacantes? Porque en estas condiciones nadie quiere hacerlo. Le podría citar de memoria los nombres de varios compañeros que en los últimos meses han decidido renunciar a sus puestos . Porque temen por su salud, porque no pueden con el estrés ni con la presión a los que estamos sometidos. Y lo peor es lo que está por venir, nos tememos», remata el facultativo.

«No quiero parecer que me quejo por vicio, así que los lectores juzguen: desde el verano para acá ha habido días en los que en mi centro de salud hemos estado la mitad, ¡la mitad!, de los médicos con consulta, así que los que hemos podido ir a trabajar hemos tenido que atender a los pacientes de los que faltaban. ¿Y sabe qué significa eso?». ¿El qué? «Que en una mañana has de hac er llamadas a cuarenta enfermos , con la complicación que implica diagnosticar y prescribir sin ver a una persona ni poder explorarla, y que además has de atender a ocho o a diez pacientes presencialmente y, por si fuera poco, tienes que hacerte cargo de todas las tareas del rastreo por coronavirus . Para colgar la bata y no cogerla ya nunca más», se desahoga el profesional. «Así que la situación es límite: estamos saturados, agobiados, desbordados ... La pregunta es cuándo reventará todo esto», concluye.

Si la trinchera más dura es en estos momentos la de la Atención Primaria, la asistencia hospitalaria vela armas porque sabe que en la suya no tardará en recrudecerse el combate. «Ahora mismo hay cierto control sobre las circunstancias: las plantas resisten bien a los ingresos por coronavirus, como también lo hacen las Urgencias y la UCI . Lo que a nosotros nos preocupa es lo que se nos avecina: algo parecido a lo que vivimos esta primavera», indica un médico intensivista del Hospital Reina Sofía de Córdoba que también prefiere no desvelar su identidad.

«Al césar lo que es del césar: ahora estamos más preparados que los pasados marzo o abril. Hay material de protección para los sanitarios y protocolos claramente establecidos, no como entonces, donde se improvisó mucho. Lo malo es la falta de personal especializado en el tratamiento de pacientes Covid», indica este facultativo.

Los problemas de la UCI

El argumento de este médico, que asegura que es compartida por muchos de sus compañeros, se resume en que «cualquiera no vale para entrar ahora a trabajar en la UCI: se necesita estar diestro en el manejo de un aparataje complejo que no se aprende en dos días, así que cuando el Hospital acude a bolsa de trabajo se encuentra con que hay compañeros que rechazan la oferta porque prefieren quedarse en casa a correr riesgos innecesarios».

Cuestión aparte son las Urgencias. «Las extrahospitalarias tienen en estos momentos más colapsos que las del Reina Sofía, donde los atascos son puntuales pero los nervios de la plantilla están a flor de piel a diario», declara a ABC un enfermero que también se escuda en el anonimato. «O aquí alguien toma medidas o el sistema reventará por los cuatro costados : a las Urgencias nos llegan desde hace meses pacientes con patologías muy leves y que, cuando se lo reprochas, te responden, no sin cierta razón, que en su centro de salud tardan mucho en darles cita», expone. «Y lo peor llega ahora, con la lluvia, el frío y la gripe a la vuelta de la esquina. Sin los centros de salud engrasados las colas se van a formar también en Urgencias. Al tiempo», concluye.

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