Coronavirus Córdoba

Restricciones en Almodóvar del Río | «Aquí la gente se junta al pelotazo»

Vecinos y comerciantes coinciden en que la minusvaloración del riesgo es el origen de la extensión del Covid-19

Dos personas en un equipamiento público de Almodóvar, este martes por la mañana ÁLVARO CARMONA

Rafael A. Aguilar

«EL problema que tenemos aquí es que la gente se junta al pelotazo. Y así el bicho es el que gana». La reflexión la hace un hombre de no menos de sesenta años que pasa el rato con un amigo en el exterior del Centro de Participación Activa de Almodóvar del Río , en la plaza Pintor Manuel Carreras, que a esa hora, sobre el mediodía, registra una asistencia moderada de usuarios: dentro del equipamiento social hay alrededor de unas veinte personas, la mayoría de edad avanzada, y todas han tenido que dejar su nombre y su teléfono a la entrada. «Si se produce un contagio ya sabemos por dónde hay que rastrear», explica el ordenanza de las instalaciones. «Preocupados, sí; todo el pueblo está preocupado con lo que tenemos encima », detalla.

A pesar de hace una mañana espléndida de finales de septiembre, con un sol rotundo que no molesta y con una brisa suave que viene desde lo alto del castillo y baja hasta el trazado del AVE , la calle está casi vacía. Y ocurre justo cuando el pueblo tendría que conocer el trasiego de las vísperas. En plural. Porque a estas horas las casetas de la Feria estarían ya con los últimos retoques si no fuera por el coronavirus. Y porque cientos de atletas populares contarían ya los días para enfrentarse a la primera cita del calendario de carreras de la provincia: la media maratón Córdoba-Almodóvar , que se celebra habitualmente el último fin de semana de septiembre pero que este año se ha suspendido también.

Un policía sale del centro de salud de Almodóvar ÁLVARO CARMONA

La tienda de ropa de Rosario Ceballos— Boutique Moda Joven — está a unos metros del colegio público que el Ayuntamiento suele habilitar para que, una vez finalizada la prueba deportiva, los participantes se avituallen y puedan ducharse: en los estantes del establecimiento hay zapatillas para carreras de larga distancia y mallas que esta temporada apenas se han vendido. «Echamos de menos todo, no solo la media maratón: echamos de menos todo... La Feria, que empezaba este jueves. Si seguimos así vamos a tener que cerrar la tienda. Esto no nos había pasado nunca, y llevamos con ella abierta treinta y tres años...», señala la comerciante. «Después del confinamiento, cuando volvimos a abrir, las ventas se alegraron un poquito, pero ahora se ha parado todo de nuevo. Hemos cambiado a la ropa de la temporada pero nada, no entra casi nadie», se lamenta la mujer, convencida de que el alza de los contagios se debe a que «la gente sale más de la cuenta: hay muchas reuniones, sobre todo de gente joven, y los bares se llenan... El contagio está ahí, eso es evidente».

Un dibujo del castillo y el caserío del pueblo en la Farmacia de Abajo ÁLVARO CARMONA

Muy crítico se muestra también Francisco Jordano, el titular de la Farmacia de Abajo , emplazada en la plaza de Medina Azahara . «La causa de lo que nos está pasando son las reuniones familiares, las celebraciones privadas. Eso lo tenemos claro», sostiene el boticario. «La gente se ha relajado mucho... Y la Atención Primaria está desbordada. Es que hay cosas que no pueden ser... Esas terrazas de los bares llenas», agrega el dueño del establecimiento. Jordano estima que los ciudadanos no han puesto todo lo que está en su mano para que la situación se controle. «Aquí en la farmacia tenemos que estar todo el rato repitiéndole a la gente que la mascarilla no sirve para nada si no te tapa la nariz, por ejemplo. No entendemos por qué la Administración no se sirve más de los farmacéuticos», resume.

A unos cientos de metros se encuentra el centro de salud de la localidad, en el que cinco personas esperan su turno en el exterior del edificio. Los sanitarios afirman que el personal se ha reforzado pero que siguen siendo insuficiente, al tiempo que están convencidos de que la manga ancha en la observación de las más elementales medidas de protección y de distancia social son el origen del problema: el que azota al apacible pueblo a las faldas del castillo que ahora tendría que estar poniendo colocando farolillos en las casetas y señalizando en el asfalto los kilómetros finales de su media maratón.

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