Coronavirus Córdoba

Residencias de ancianos | Fortines contra la propagación del Covid-19

Córdoba suma 223 contagios en las dos residencias de Orpea de la capital, la de Vitalia de Alcolea y la de Luque, que se blindan para evitar la extensión del coronavirus

Una trabajadora en la residencia de ancianos de Orpea Sierra ÁLVARO CARMONA

Rafael A. Aguilar

LA foto fija del coronavirus en las residencias de ancianos de la provincia de Córdoba es el siguiente: 223 usuarios con la enfermedad, de los cuales 39 han necesitado ingresar en un centro hospitalario. Y los recintos geriátricos afectados son los dos de Orpea en la capital —uno situado junto al Vial y otro a la espalda de El Tablero —, el de la firma Vitalia en la barriada periférica de Alcolea ( El Yate ) y el del municipio de Luque . Los datos los aportó ayer la delegada de Salud y Familias, María Jesús Botella , en una comparecencia ante los medios de comunicación en la que destacó que estas instituciones dedicadas al cuidado de los mayores «están cumpliendo» con los protocolos que marca la Consejería, al tiempo que subrayó que el balance de su gestión es positivo — la letalidad en las residencias cordobesas es la más baja de Andalucía (ver ABC de este lunes 27 de septiembre de 2020 )—.

Si la primera ola de la pandemia supuso la imposición de medidas drásticas en las residencias de ancianos, que incluían la prohibición absoluta de que sus inquilinos salieran de las instalaciones en las que viven, esta segunda la que se enfrenta Andalucía ha traído consigo otra serie de restricciones que, sin llegar al confinamiento total, sí que limitan la movilidad de las personas mayores y el contacto con sus familiares.

«La situación está controlada: los residentes están sectorizados según su estado de salud», asegura Orpea

Es justo la imposibilidad de relacionarse personalmente con los parientes el hecho que marca la diferencia en relación a los momentos en los que los geriátricos podían funcionar con normalidad. La ausencia de hijos, hermanos, nietos o amigos que acudan a las visitas se suma a la suspensión temporal de los paseos por el exterior en las residencias que sufren contagios: la combinación de ambos factores convierte a estos hogares comunitarios de ciudadanos de edad avanzada en fortines a los que solo acceden profesionales esenciales, y con unos estrictos sistemas de control y seguridad, tal y como comprobó ayer este periódico, que visitó tres de las cuatro residencias con casos Covid de la provincia —las dos de Orpea en la capital y la de El Yate en Alcolea —.

«Podemos decir que hay tranquilidad, que la situación está controlada. Los protocolos de sectorización de los usuarios, que los clasifica y divide en función de su estado de salud, están funcionado, y el personal médico y enfermero está, como siempre, pendiente de nuestros residentes», resumía ayer para ABC un portavoz oficial de Orpea en Córdoba, que recalcaba que la residencia se encuentra sellada para evitar que el virus se extienda más.

Segunda ronda de test

La valoración de la firma Vitalia en Alcolea es parecida. «La cifra de personas afectadas por Covid-19 en las últimas horas no ha variado: se trata de sesenta y nueve residentes y quince trabajadores, y en ningún caso son situaciones graves, además de que bastantes de ellos han sido asintomáticos», reseñaba ayer un portavoz de la operadora geriátrica. «Es cierto que nos hemos visto obligados a ingresar en el hospital a algunos residentes, pero porque el coronavirus ha agravado sus patologías previas, no por el coronavirus en sí», agregaron, para concluir con que «estamos iniciando ahora una segunda ronda de pruebas de Covid a todo el personal y a todos los usuarios y es previsible que muchos casos se negativicen».

En el Yate de Alcolea: «Nos hemos visto obligados a ingresar a usuarios porque el coronavirus ha acentuado sus problemas»

A la espera de que la normalidad reine de nuevo en las instituciones que atienden a los ciudadanos de más edad, su aspecto sigue siendo el de unos espacios cerrados a cal y canto: los circuitos de entrada y salida del personal de mantenimiento y atención a los usuarios se encuentra fijado con reglas que no admiten excepciones y sus responsables rehúyen de cualquier contacto con los medios de comunicación más allá de las declaraciones medidas que filtran sus servicios de prensa. Queda aún para que desde las verjas exteriores dejen de entreverse a los empleados enfundados en guantes, monos y caretas de protección.

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