Coronavirus Córdoba
Profesores de Córdoba, ante los test del Covid-19 | «El nerviosismo nos come»
Los profesores de Secundaria comenzaron ayer a hacerse las pruebas de coronavirus en el IES San Álvaro
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EMILIA tiene 28 años y acaba de sacar una plaza fija en un instituto del norte de la ciudad después de casi un lustro dando tumbos por pueblos perdidos de la provincia . «Quién me iba a decir a mí que ahora, cuando ya por fin he dejado atrás las carreteras secundarias y los pueblitos en los que cuando se va la luz del sol parece que la vida se acaba, es cuando iba a vivir el curso más raro de mi vida».
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La joven está en la cola formada por docentes como ella en el exterior del Instituto de Educación Secundaria (IES) San Álvaro de Córdoba, en el Distrito Sur y a un paso de la carretera de Granada , y la comidilla entre los profesores, la mayoría mujeres, es la incertidumbre por el inicio del ciclo lectivo. «Entonces aquí nos hacen ahora un test rápido y si salimos negativo nos mandan a casa tan traquilas, y si sale positivo nos dan cita para un PCR que confirme el resultado, ¿es eso no?», explica J., una veterana de un centro escolar del centro de la Córdoba que aporta su testimonio con la inicial de su nombre de pila.
«Si das negativo te lo dicen enseguida, si no te mandan a hacerte una PCR», afirma una docente
«Por favor, guarden la distancia de seguridad, hasta en la calle. Somos profesores y tenemos que dar ejemplo», conmina al grupo uno de los profesionales destacados por la Consejería de Educación para controlar el acceso de la plantilla de profesorado a la sala en la que está instalado en equipo de Salud para realizar las pruebas. «El nerviosismo nos come. Los chats de los compañeros que tenemos en el colegio o en el sindicato echan humo: somos conscientes de la situación, de que todo es nuevo para todos y de que el miedo es generalizado, pero a nosotros nos va a tocar cumplir en primera línea. Nuestra intranquilidad es comprensible, creo yo», reflexiona María del Carmen Romero, licenciada en Historia y que compagina sus clases con un doctorado a distancia sobre las consecuencias económicas de la Revolución Francesas en las poblaciones fronterizas con el país galo.
La expectación es máxima cuando alguno de los colegas sale de la estancia del IES San Álvaro en el que el personal es sometido a las pruebas. «El pinchazo no duele, y si no estás infectado te lo dicen enseguida. Tranquilidad», indica una de las docentes que acaba de abandonar la sala y se dirige a su vehículo. «Antes de la prueba te hacen una pequeña entrevista para confirmar tus datos: tranquilos, chicos», añade para sosegar los ánimos de sus compañeros de la enseñanza Secundaria, que vuelven a su casa conforme avanza la mañana. Queda una semana para que se planten delante de sus alumnos y la procesión del coronavirus va por dentro.