Coronavirus Córdoba

De profesión: rastreador de coronavirus

En la actualidad existen en la provincia un total de 767 enfermeros que trazan la tela de araña de cada contagio y controlan su expansión

La realización de un diagnóstico rápido es clave para el rastreo VALERIO MERINO

Davinia Delgado

EL virus Sars-Cov-2 se expande silencioso, a la espera de que se baje la mascarilla (y la guardia), aprovechando cualquier contacto estrecho para continuar propagándose sin freno. Seguirle la pista al que se ha convertido en el enemigo público número uno no es sencillo. Determinar y acotar los huéspedes a los que ha contagiado cuando se detecta un brote requiere de una ardua investigación de la que se encargan los denominados rastreadores Covid , profesionales de Atención Primaria que se han convertido en piezas clave para la detección precor y el control de la transmisión.

Jorge Padilla y Pilar Moya pertenecen al equipo de 767 rastreadores que operan a día de hoy en la provincia de Córdoba , una labor a la que dedican «todas las horas que hagan falta».

Padilla fue el primero de este equipo de vigilancia de la epidemia. «Empecé a mediados de mayo con la función exclusiva de rastreador; antes ya se estaban efectuando el seguimiento de los casos, pero desde los centros de Atención Primaria. Al ver que iban aumentando los positivos se fue también incrementando el número de rastreadores (Pilar aterrizó en agosto, entre otros)».

¿Y cómo trabajan los rastreadores? Según explica Moya, «nosotros tenemos comunicación directa con el Servicio de Epidemiología del Hospital Reina Sofía , que nos manda diariamente los datos de positivos que se van registrando. Cuando recibimos un caso, nos ponemos en contacto con esa persona y le explicamos que tiene que estar en aislamiento y que nos tiene que facilitar sus contactos».

«Cuando recibimos un caso, nos ponemos en contacto esa persona y le explicamos que tiene que aislarse»

Es entonces cuando arranca la labor investigadora: «llamamos uno a uno a esas personas que han tenido relación directa con el positivo y determinamos si es contacto estrecho o no. En el caso de que lo sea, le pedimos la PCR y lo ponemos en aislamiento preventivo». ¿Y qué se considera un contacto estrecho? «Una persona con la que hayas estado más de quince minutos a menos de dos metros y sin mascarilla. Aunque tiene muchas connotaciones, porque si es conviviente, se le hace la prueba directametne porque consideramos que cada uno en su domicilio no está cubierto a todas horas. También tenemos en cuenta si el espacio es abierto o cerrado, el tiempo de exposición; si te has acercado a hablar porque el ruido era alto y otros muchos detalles que debemos tener en cuenta. Ante la duda, le hacemos el test», explica Padilla.

Los problemas para localizar a posibles positivos no dejan de surgir, según explican estos dos rastreadores, ya que no siempre es sencillo dar con los contactos del caso confirmado. «Y luego hay que dedicar mucho tiempo a cada uno porque es esencial determinar de la forma más precisa posible cómo han sido las circunstancias de su encuentro con el infectado», indica Moya.

Los problemas con el idioma

Hay otros muchos hándicaps a los que se enfrentan, «como, por ejemplo, el idioma. Hace poco tuvimos un caso de una persona que no hablaba español y fue complicado entendernos. El nivel cultural; que se trate de una persona muy mayor a la que le cueste trabajo asimilar información;o los negacionistas, que no dan la importancia que tiene la pandemia. También se nos han dado casos en los que han entrado en una crisis de pánico... Cada caso genera una serie de dificultades; con cada situación surgen complicaciones nuevas», dice Padilla.

Los problemas para el rastreador se multiplican cuando surgen brotes con muchos posibles contagios, como sucedió con el de la discoteca de Córdoba , con 110 positivos. «En esos casos, se activa un plan de contigencia interno que contempla muchas formas de actuación: en primer lugar, se intenta multiplicar el número de personas del servicio para localizar a los infectados. Si ya se ve que hay líneas que son imposibles de cercar, como en el caso de Babylonia, se activa un dispositivo para realizar pruebas masivas», manifiesta Jorge.

«La implicación de la ciudadanía es vital: es una cuestión de salud pública»

En este punto, «la implicación de la ciudadanía es vital. Incluso antes de llamar con todos los casos sospechosos, avisamos a los contactos para que sean ellos quienes alerten a las personas que tienen muchas posibilidades de ser positivas para que, cuanto antes, se pongan en aislamiento: es una cuestión de salud pública», asegura Moya.

Aunque, por lo general, la gente se muestra colaboradora, «también se nos dan casos de personas reticentes a aislarse, en la mayoría de los casos, por cuestiones laborales. Pero nosotros intentamos que vean la importancia de la epidemia». No obstante, hay casos que se saltan ese encierro. «Cuando hay alguien que no cumple, se le manda un requerimiento a través del Servicio de Epidemiología donde se le comunica por escrito que el aislamiento es obligatorio. Si a pesar de ello, sigue sin incumplir la medida, Epidemiología se pone en contacto con la Delegación de Salud y esta activa a la autoridad competente para que sean las Fuerzas de Seguridad las que actúen», explican estos enfermeros.

Un especialista manipula un test VALERIO MERINO

Las curiosidades también son una constante. «A mí se me han dado casos que solo pensaba que existían en las películas. La realidad, a veces, supera la ficción», explica, entre risas, Jorge, sin querer desvelar ninguna historia en concreto, «aunque te puedo decir que he tenido positivos que han tenido contactos muy ‘estrechos’ con muchas personas en muy poco tiempo». También recuerda, como anécddota, la ocasión en la que llamó a un teléfono «que me dieron mal» y se montó «una buena», recuerda. «Cada vez que llamaba me lo cogían unos jóvenes que me colgaban. Yo, enfadadísimo, me puse ya en contacto con Epidemiología para que la Policía fuera al domicilio de la persona, cuando ya me dijeron que estaba llamando al móvil de una niña de 14 años del País Vasco . Todavía se ríen de mí por esto».

Sentido de responsabilidad

Aunque la jornada laboral de estos rastreadores es de siete horas, «esta labor te genera un sentido de la responsabilidad que te impide desconectar. Echamos las horas extra que sean necesarias y el equipo de Córdoba puede presumir de terminar cada día su trabajo, sin dejar ningún posible positivo sin localizar», se enorgullece Padilla.

La llegada de la gripe puede complicar la situación. «Nos puede llegar a desbordar por el número de PCR a pedir, pero tenemos el sistema listo para ello. Es cierto que hay mucha incertidumbre con los colegios, por lo que se está trabajando diariamente para estar preparados para lo que pueda venir. Se están elaborando los procedimientos para discriminar entre un resfriado y un caso de Covid ».

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