Coronavirus Córdoba
Pautas para el desconfinamiento en Córdoba | Una desescalada no uniforme y por edades
Expertos de distintos ámbitos consultados dibujan cómo debería realizarse la vuelta a la normalidad en la provincia tras el estado de alarma
Más de cuarenta días encerrados, un virus incontrolado que sigue, aunque a menor ritmo, propagándose, y la incertidumbre dominando los días. El mundo vive una gesta complicada por un microbio que lo ha cambiado todo. Pero la vuelta a una normalidad relativa se vislumbra cada vez más cercana. ¿Cómo debería ser la estrategia del desconfinamiento? Y en este sentido, ¿qué hoja de ruta tendría que seguir la provincia de Córdoba? ABC ha hablado con un microbiólogo, un geógrafo, un virólogo y un epidemiólogo que han expuesto las pautas que han de primar, y entre las que destacan dos claves: la desescalada no debería se uniforme en todas las zonas y tendría que hacerse por edades.
Fernando C.Rodríguez: «Las medidas tienen que adaptarse por edad»
La perspectiva de Fernando Carlos Rodríguez tiene un doble valor, pues además de catedrático emérito de Microbiología por la Universidad de Córdoba ha sido presidente del Colegio de Médicos de la provincia. «Tanto en número de casos como de ingresos en hospital y UCI, Córdoba está en la zona intermedia respecto al resto de las provincias andaluzas, por lo que parece lógico pensar que en el desconfinamiento debe ocupar también esa zona intermedia junto con Jaén y Cádiz, tras Huelva y Almería y delante de Málaga, Sevilla y Granada», asegura, al tiempo que apunta que la demarcación «tiene amplias zonas en las que la ocupación de la población es eminentemente rural, por lo que las medidas de distanciamiento social serían más fáciles de cumplir que en otras provincias donde el predominio es industrial.
A juicio del especialista «las diferencias en el desconfinamiento en estas primeras fases deben hacerse en base a las circunstancias personales de edad y patologías asociadas y sobre todo a la posibilidad del mantenimiento del distanciamiento social y el cumplimiento de las medidas de prevención adecuadas en la actividad que se realice». El microbiólogo cree que en el proceso de desconfinamiento es esencial que las administraciones dicten «normas consensuadas entre las diferentes comisiones de expertos y agentes sociales, y que haya una publicidad amplia de las mismas, todo ello con la claridad y el apoyo de la ciudadanía». Rodríguez propone que «se habilite un teléfono para que los ciudadanos pudiesen consultar las dudas». «Si se nos dice qué hemos de hacer y por qué razones, tenemos muchas posibilidades de que la ciudadanía las cumpla», concluye.
Bartolomé Valle, catedrático de Geografía: «Habrá de diferenciar entre espacios rurales y los urbanos»
«En este momento carecemos de datos suficientes sobre la geografía del coronavirus en España. Tenemos datos por comunidades autónomas y por provincias, pero no disponemos de una geografía de la enfermedad que relacione los datos con los lugares de residencia de infectados y fallecidos. Esto es absolutamente necesario para poder establecer algunas relaciones entre enfermedad y medio geográfico, que seguramente influyen como factores exógenos en el comportamiento del virus y en la vulnerabilidad de los habitantes», indica Bartolomé Valle.
«Hasta el momento Andalucía presenta un grado de contagio inferior al promedio de España, junto con Murcia, Canarias y Baleares. La provincia de Córdoba tiene un grado de contagio intermedio en Andalucía; dentro de nuestra Comunidad la mayor intensidad se da en las provincias orientales, la intermedia en las provincias centrales (Córdoba y Málaga) y la menor en las occidentales (Huelva y Cádiz)», añade. ¿Y por qué Córdoba se encuentra en ese espacio intermedio ? Responde el catedrático de Geografía: «Los factores explicativos pueden ser de índole ambiental o humana. Seguramente que en la provincia de Córdoba influyen su diversidad geográfica, su moderada densidad de población y la escasa movilidad geográfica de las poblaciones». Bartolomé Valle tiene claro que «en la provincia de Córdoba las medidas de desconfinamiento no pueden ser generales y válidas para toda ella».
A juicio del profesor en la desescalada «habrá que diferenciar entre espacios rurales y espacios urbanos , entre núcleos pequeños, intermedios y de mayor tamaño; y habrá que atender claramente a la geografía de la población (densidad por municipios), estructura demográfica y geografía del poblamiento (tamaño de los núcleos por comarcas y distribución espacial)». El catedrático sostiene también que las decisiones relativas al desconfinamiento habrán de estar diferenciadas geográficamente entre Los Pedroches, Sierra Morena, el valle del Guadalquivir y la Subbética, «pues las condiciones geográficas sociales y ambientales son bien diferentes, y me refiero a la biodiversidad de la dehesa o de las áreas de montaña, el monocultivo cerealista o de olivar».
Valle coincide con el Fernando Carlos «una cuestión importante será tomar en consideración la estructura de la población por grupos de edades en cada uno de los municipios, además de reparar en la condición de importantísimo nodo de tráfico de pasajeros de procedencias diferentes de la estación de ferrocarril de Córdoba y los puntos y áreas de servicio en las autovías y áreas de servicios».
José Juan Aguilar, profesor de Virología: ««Es fundamental que las administraciones generen confianza»
¿Pueden ser las altas temperaturas de Córdoba durante la primavera un aliado para poner coto al virus y, por tanto, para facilitar el desconfinamiento? La respuesta del profesor José Juan Aguilar Gavilán es la siguiente: «Las ideas de que el clima, o más concretamente, las temperaturas primaverales pueden detener la expansión de la enfermedad y de que el virus desaparecerá en verano, provienen en gran parte de la comparación de la COVID-19 con el resfriado común y con la gripe». El especialista en Microbiología se extiende con el argumento de que «como ha ocurrido en otras pandemias, debido al alto número de casos en muchos países del mundo, se puede producir la transmisión continua del virus durante el verano, superando cualquier variación estacional que se constataría en epidemias más pequeñas».
El profesor pone también el acento en que el en el proceso de desescalada ha de ser clave que «las administraciones deben inspirarse en la lealtad y colaboración institucional , ser eficientes y claras con la ciudadanía para inspirar la confianza que se requiere y que legitima para la toma de decisiones: su actuación debe estar regida, igualmente, por un ejercicio didáctico y por una labor educativa que haga sentir a las personas que son sujetos activos en la erradicación de la enfermedad. Y por supuesto actuar con firmeza en la prosecución del bien común».
El virólogo cree que es importante que «conocemos qué medidas de prevención funcionan, incluido el control estricto de los niveles de contaminación atmosférica que reducirá el número de casos letales; y además cabe esperar que exista una inmunidad de grupo en la población que dificulte la difusión del virus, y frente al que habremos desarrollado un tratamiento o terapia específica, a la que más pronto que tarde se unirá una vacuna eficaz».
Antonio Varo, jefe de Epidemiología de la Junta en Córdoba: «Las decisiones sobre la desescalada deben ser colectivas»
El jefe de la Sección de Epidemiología de la Junta en Córdoba, Antonio Varo, asegura que el confinamiento, en epidemias de tipo holomiántico con crecimiento acelerado y tambien descenso acusado como esta, «es la fórmula más drástica pero también la más efectiva » para controlarla. No obstante, pese a que el encierro es una medida de inicio brusco no cabe duda que, tanto en Córdoba, como a nivel general, «el fin tiene que ser gradual, precisamente para evitar que la epidemia rebrote tras haber alcanzado unas tasas de incidencia bajas». De hecho, según Varo, «la epidemia ya está frenada: la incidencia se ha reducido hasta la quinta o sexta parte del pico epidémico, lo que precisamente demuestra la efectividad del confinamiento.
En este sentido, «las decisiones sobre la desescalada, en primer lugar, tienen que ser colectivas , ya que si hay poblaciones en que la incidencia es baja o no existen casos, el hecho de activarse de nuevo el tráfago entre poblaciones, puede hacer que surjan brotes en grupos precisamente no inmunizados», señala el experto.
Sobre si el calor cordobés mermará la incidencia de la Covid-19, el epidemiólogo apunta que «está demostrado que las temperaturas en los virus respiratorios -por ejemplo la gripe o el virus sincitial respiratorio- afectan a su transmisión por la menor o mayor cercanía social, la resistencia del virus -que en el caso del coronavirus se destruye a más de 30 grados ambientales -, o a que las mucosos respiratorias están más sensibles como ocurre en invierno por el frío y son más susceptibles de ser infectadas como puerta de entrada al organismo». En este sentido, si el comportamiento es similar al de la gripe, lo que está por demostrar, «ésta casi desaparece en los meses de verano».