Coronavirus en Córdoba
El Patriarca, confinados en Córdoba junto a la naturaleza
Un paisaje de banderas de España da la bienvenida a este barrios de grandes casas en la Sierra

Cuando se llega al barrio del Patriarca , la zona más occidental del Brillante , lo primero que llama la atención son las banderas españolas en las fachadas. Están quietas por que el mediodía está tranquilo y no hay ningún fuerte viento que las haga ondear de forma épica, pero no faltan en muchas de las casas que hay conforme se sube por la carretera de las Ermitas .
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El coronavirus muestra una cara de la ciudad distinta a la habitual, pero a veces no tanto. Es domingo al mediodía y este barrio no tiene muchos espacios comunes. Ni bares, ni tiendas de alimentación pequeñas ni más punto de encuentro que la casa propia, que no es poco. Y sin embargo, algo de vida hay. El curioso que llegue desde la Arruzafa tiende a pensar qué sucederá en el Parador, y si no tiene otra cosa que hacer aparte de dar fueltas en la glorieta encontrará una cinta roja que tapa el acceso al aparcamiento de los coches, quizá por primera vez en la larga historia de este lugar que domina grandes vistas de Córdoba.
A partir de ahí comienza una larga fila de casas, pocas veces iguales unas a otras, porque no es precisamente una urbanización de semiadosados lo que empieza. Cada lugar tiene su personalidad y de vez en cuando se va a alguien haciendo lo poco que se puede hacer en estos días, que es pasear al perro. «Sí, tenemos jardín», dice Luisa, «pero siempre hemos procurado que lo hiciese fuera y recogerlo, y ya se sabe que si lo hacen una vez dentro, pueden repetir». Así que se da un pequeño paseo y de vuelta.
No mucho más allá hay un hombre que ha aprovechado la mañana suave para podar los setos que delimitan su casa. ¿Eso equivale a salir? En teoría está en su propia vivienda y haciendo algo que no supone un trabajo. Hay algunas cafeterías que están cerradas y los colegios de la zona, o privados o concertados, siguen bien cuidados, aunque los niños no hayan puesto un pie allí desde hace un mes. Las calles tienen nombres de plantas aromáticas y de la Sierra, y no es mala idea por el lugar en que están. Por eso el recorrido por Genista y Espliego , o por el Camino del Alba, es más un viaje a una naturaleza urbanizada que a un barrio de Córdoba, aunque sea más lo segundo que lo primero.

En algunos chalés se ve el trasiego de coches que entran y que salen, y no saltan el confinamiento , sino que acuden a por el pan. Siguiéndolos se llega por ejemplo al Brillante, que en realidad está en el comienzo de la Arruzafa, no lejos de la avenida que vertebra la subida a la Sierra de Córdoba. Allí están los vecinos guardando distancia de un metro y de un poco más. «Es de los pocos momentos que tenemos para salir y tenemos que venir en coche », dice un vecino.
Por una de las estribaciones de la Sierra ha pasado un pastor , provisto con una mascarilla , con un rebaño de ovejas. Su actividad, la ganadería, se considera esencial y está permitida, y tampoco parece que tenga contacto con nadie más. De vuelta se ven de nuevo las banderas de España , caídas y como a media asta para recordar que además de todas las consecuencias psicológicas y económicas, está muriendo mucha gente.