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Nuevo Poniente, un barrio de Córdoba libre de niños

ABC recorre la zona de expansión de la ciudad por el oeste en Domingo de Ramos. Espacio habitual de jóvenes y pequeños impresiona el vacío de los parques infantiles

Parque infantil vacío y obras paradas en Nuevo Poniente Valerio Merino

Javier Gómez

Es domingo. De Ramos . Segunda semana de primavera. Las flores de las moreras crecen. Son cobijo futuro del calor en zona amplia y descubierta. Hay sol y nubes. Los pájaros no cantan. Suenan las campanas de fondo. Es el único sonido del día. Llamada de la iglesia Beato Álvaro a una celebración litúrgica que no se celebrará. No hay procesiones previstas. Estamos en Nuevo Poniente . Al oeste de la ciudad. Grandes bloques de pisos de nueva construcción. Los niños, en sus domicilios. Los parques no tienen vida. Las zonas de juego infantil, precintadas. Las urbanizaciones , en silencio.

Doble batida al espacio que comprende entre la avenida del aeropuerto y la avenida periodista Quesada Chacón . Límite al sur la Clínica Quirón por un lado. Y el centro deportivo Open Arena al norte. Son las nueve de la mañana. Vacío absoluto . Ayuda el cierre dominical del Mercadona de avenida Manolete. También del Aldi de Escritor Conde Zamora. La movilidad se reduce a la mínima expresión.

El primer impacto. Los parques cerrados a cal y canto . No hay ni un alma en los Jardines de la Escritora Elena Fortún. El espacio de gimnasio al aire libre, generalmente con usuarios mayores, no tiene protagonismo. Es la parte oriental de la nueva zona de expansión de la ciudad por el oeste. En el oeste del Poniente el impacto es superior.

Un hombre pasea a su mascota en un solitario parque Valerio Merino

Allí hay una kilométrica zona verde que protege las urbanizaciones del mundanal ruido de la Ronda Oeste. Una ubicación en la que hay, al menos, cinco parques infantiles. Todos están precintados. Los niños, confinados en sus casas, tampoco tendrían la posibilidad de usarlos. Desde que se decretó el estado de alarma en el país están vallados. Hay cinta que evita el acceso y un cartel del Ayuntamiento que prohibe el uso por si alguien tiene la tentación de pasar la cuerda: «Cierre de Espacios de Juegos Infantiles».

Ni siquiera las mascotas llenan, como es habitual un fin de semana, el lugar. Nos cruzamos sólo con una mujer que pasea a sus dos perros. Sonia lamenta el encierro de los niños, pero señala que «somos unos afortunados por poder pasear a los perros». No hay nadie más en la calle.

Segunda batida. Al filo del mediodía. El impacto es aún mayor. Las campanas de Beato Álvaro suenan tristes . Sin procesiones de Semana Santa y sin feligreses a los que recibir en la misa del mediodía. Otro domingo no se escucharían desde el Bulevar de la calle María Teresa de León . Es una verbena cada tarde laboral y una explosión de niñas y niños en fin de semana. Está totalmente vacío. Ni gritos. Ni llantos. Ni disputas por los patinetes, minimotos, bicicletas, carritos, pelotas o muñecos. Los bares se quedan sin sitio a menudo. Hoy están, como el resto de la restauración, con las persianas bajadas. No hay migas, ni arroz ni tapas gratis con la consumición. Pero, la ruina absoluta es para los dos puestos de caracoles de Nuevo Poniente . No han tenido ni diez días de temporada. Suelen estar abarrotadas. Están «chapados», nunca mejor dicho.

Bloques de edificios y, detrás, el Hospital Quirón Valerio Merino

La restauración trae a centenares de padres para que las niñas y niños puedan juguetear por el bulevar sin el riesgo de los coches. Con la oportunidad de dar un salto a los toboganes de los parques infantiles de las zonas verdes que este inusual Domingo de Ramos están precintados.

Sin menores, Nuevo Poniente es el espejo del barrio que nació hace siete años. La misma soledad que entonces. Sólo que ahora con el reconocimiento diario a los miles de sanitarios que viven en sus edificios por la cercanía a los centros hospitalarios. Aquí, cada día a las 20.00 horas tiene un sabor especial. «Los balcones se llenan; es emocionante», recuerda Gema Díaz, en pleno paseo a su perra. Sin embargo, «lo peor es la falta de alegría que dan los pequeños al barrio y las zonas comunes de las urbanizaciones». remata. Nuevo Poniente, libre de niños en un Domingo de Ramos inusual.

La única vida del barrio -que tiene varias decenas de grúas detenidas tras el permiso retribuido recuperable que detuvo la construcción de las más de una decena de bloques en realización de la zona- está ahora mismo en el límite del sur. Allí la Clínica Quirón , intervenida por la sanidad pública, está preparada para recibir a los pacientes que puedan derivar desde el Reina Sofía o el Provincial en las próximas fechas. La actividad sanitaria es el único frente abierto en Nuevo Poniente , ahora, libre de pequeños.

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