Coronavirus Córdoba
«Nadie en Córdoba me quería alquilar una vivienda por ser auxiliar de enfermería»
Teresa Delgada narra cómo no ha podido hallar piso y acude a la residencia para sanitarios habilitada por la Junta en el colegio mayor La Asunción
Teresa Delgado , una auxiliar de enfermería de 46 años, no se lo pensó cuando le ofrecieron un contrato para estar en la «zona cero» del Hospital Reina Sofía , la planta 3-A. Aunque no es la UCI, allí se concentran todos los enfermos que han dado positivo. «Por mi carácter yo tenía claro que no iba a renunciar a ese contrato, y más al ver toda la movida», explica. Teresa quería estar en primera línea , pese al riesgo que ello suponía para su familia, con dos personas mayores de 90 años a su cargo y una hija de 15 años . Por eso, optó por buscarse una habitación de alquiler en la ciudad.
Teresa se encontró con muchas obstáculos en su búsqueda de vivienda. Natural de Montoro pero residente en Pozoblanco , necesitaba una residencia sí o sí, pero se encontró con el rechazo de los arrendadores. Según su relato, « nadie me quería alquilar por ser auxiliar de enfermería. Al enterarse de que yo trabajaba en una ‘zona Covid’ siempre me decían que no». Es un ejemplo del miedo imperante en una sociedad que aplaude cada día a los sanitarios por su valentía pero que, al mismo tiempo, quiere a sus héroes cuanto más lejos mejor.
Por eso la Junta ha habilitado una residencia para el personal sanitario en contacto directo con el coronavirus. Se trata del colegio mayor La Asunción de la UCO , en donde ya hay, según fuentes oficiales, 16 profesionales viviendo cada día. Ese aislamiento les permite vivir con más tranquilidad, relata Teresa, puesto que así no temen contagiar a sus familias o vecinos. Además, el edificio está al lado del Reina Sofía y se evitan traslados.
La contraparte es la soledad . Esta auxiliar de enfermería lleva ya dos semanas sin ver a su familia, salvo por videoconferencia. Incluso en el comedor de la residencia tiene que sentarse separada de sus compañeros. Es duro -«me pasé un fin de semana llorando» , recuerda-, pero Teresa confiesa que «estoy muy agradecida» por la plaza en la residencia, ya que así «tengo más tranquilidad». Tras el rechazo de los arrendadores a alquilarle una habitación, se fue a vivir a casa de una amiga, también del ámbito sanitario, donde estaba « todo el rato desinfectando y asustada por si contagiaba a su familia».
Ahora Teresa , que se declara una persona «muy charlatana», pasa su escaso tiempo libre en La Asunción entre libros, música, un poco de aerobic y su último y merecido capricho, «un portátil que me compré el sábado por Internet y que ya me ha llegado».
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