Coronavirus Córdoba
Mayores de 45 años, mujeres y jóvenes: el temor a los efectos de la crisis sanitaria y económica en Córdoba
Afrontan la delicada situación actual tras copar el paro, la temporalidad y los trabajos básicos
Los mayores de 45 años, las mujeres y los jóvenes menores de 30 años han sido los grandes damnificados en Córdoba de la crisis económica anterior (2008-2018), ya que en ese período el número de demandantes de empleo, por ejemplo, en el primero de los casos, un 84 por ciento, según los datos del Informe del Mercado de Trabajo 2019 hecho por el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepes) .
Le siguió el colectivo de mujeres, que vio aumentada la nómina de paradas durante esa década, prácticamente, en un 32%. Y en el caso de los jóvenes menores de 30 años, aunque apenas supuso un 3% de subida en la demanda de un puesto de trabajo, sí que consolidaron una estructura de mercado laboral muy precaria, repleta de rotación en los contratos de poca duración y ocupaciones muy básicas. Calco de lo que ocurre con los otros dos colectivos.
Estos son los llamados «colectivos de interés» para los servicios de empleo público que si arrastran estas cifras pasada la crisis financiera anterior, afrontan el parón económico que está suponiendo el coronavirus con peores perspectivas , y pueden enganchar otro largo periodo de travesía por el desierto del desempleo. Aunque lo conforman también las personas disapacitadas y los extranjeros, hay menos profusión de datos al respecto y sus porcentajes son mucho menores (no menos importantes) que los anteriores.
Las malas perspectivas futuras y presentes del consumo o en sectores como la hostelería, el turismo, el pequeño comercio o el campo, si avanza la pandemia, si prolifean los brotes y las empresas optan por los ERE, por ejemplo, aún complican más el escenario a estos tres grupos que dependen muy mucho de estas actividades, tal y como refleja el estudio de Sepes.
El observatorio de las tendencias laborales en la provincia de Córdoba va «fotografiando» la situación que atravesaron cada uno de estos grupos en el pasado año 2019, cuando todavía no había hecho acto de presencia la Covid-19 aunque la economía en todas las escalas sí presentaban ya síntomas negativos en algunos parámetros dada también la inestabilidad geopolítica.
Mujeres
El perfil de las mujeres en el mercado de trabajo de Córdoba durante 2019 deja muchas sombras. Siendo el 51% de la población de la provincia de Córdoba, representan el 60% de la masa laboral parada y sólo el 47% de las afiliaciones a la Seguridad Social. El informe del Sepes constata peor nivel formativo en las demandantes de empleo pero, también es cierto, que cuando la formación de las mujeres es superior, acumulan más contratos en valores absolutos que los cordobeses. También registran menos movilidad a la hora de salir a trabajar fuera de su entorno territorial.
Llama la atención en este análisis del organismo de empleo el peso de las ocupaciones elementales por parte del sector femenino, tanto en los contratos que firman como en la demanda de puestos que hacen cuando engrosan la lista del paro. Las ocupaciones más desempeñadas son: camareras, ayudantes de cocina, dependientas de comercios, peones agrícolas, trabajadoras del servicio de limpieza o tareas relacionadas con la dependencia y las auxiliares sanitarias.
Otra losa en este sentido es la alta temporalidad que arrastran. Hay puestos concretos, como el caso de camarera o trabajadora de limpieza donde los índices de contratación eventual llegan al 96 por ciento y 98 por ciento, respectivamente. Una gran mayoría de las quince tareas más ocupadas superan el 90 por ciento de la temporalidad.
Mayores de 45 años
Para los desempleados con más de 45 años, la situación es muy parecida y casi un poco más agudizada. Representan a la mitad de la población cordobesa. Su nivel formativo en cuanto a la demanda de empleo es muy extrema, pues un 70 por ciento no llega a superar los estudios secundarios mientras que sólo un 5 por ciento alcanza los estudios universitarios o superiores. Esta falla en un escenario actual marcado por el teletrabajo y la tendencia, además, a que se incremente su peso en la dinámica laboral, multiplica aún más su efecto negativo.
La mitad de todas las personas de esta edad que están apuntados en la oficina del SAE llevan más de un año parada , casi un tercio, más de dos años, un obstáculo muy difícil de sortear. Además, acumulan una alta rotación de contrataciones: tres por persona el pasado año 2019 que sumado a la baja tasa de movilidad para trabajar (salir de Córdoba ), con tres puntos menos que la media, y una apabullante tasa de temporalidad, con más del 90 por ciento de media de contratos eventuales en todas las principales ocupaciones, dejan un panorama más que gris para este colectivo.
Pintores, albañiles, camioneros, peones agrícolas, camareros, trabajos de asistencia social a mayores... La cartera de ocupaciones se ciñe en un sesenta por ciento a las llamadas «ocupaciones elementales». En los últimos ocho años, además, con la mejora económica basada en el sector servicios, es llamativo cómo la actividad que gana ocupación es la de la restauración y hostelería. Es como un círculo vicioso.
Jóvenes menores de 30 años
Un 20 por ciento de los parados que hay en Córdoba son jóvenes menores de 30 años. Por encima de la media regional y nacional. Curiosamente, en todos los tramos formativos, la mujer supera al hombre como demandante de trabajo. Este colectivo representa un tercio de la población de la provincia de Córdoba. Va en franco descenso dado el envejecimiento casi irreversible que existe. A su vez, copan el 30 por ciento de la contratación, según los datos disponibles de todo 2019.
Acaparan la mayor rotación de contratos del mercado laboral de Córdoba . Si la media está en 3,14 en toda la provincia, los jóvenes superan a los mayores de 45 años y a las mujeres con 3,19 vinculaciones laborales firmadas el año pasado. Y tiene una explicación muy clara, porque en contra de los grupos anteriores que sí permanecen más tiempo en las oficinas del SAE esperando una llamado, los menores de 30 años están menos tiempo esperando un trabajo, aunque encadenan más contratos y su temporalidad es la mayor. Y tienen, también, mayor tasa de movilidad: salen más de la provincia para trabajar (16,3%).
Valgan estos datos para ilustrarlo: la mitad de los jóvenes desempleados apenas está tres meses apuntado al paro , sólo un 20 por ciento debe permanecer un año demandando un empleo. Todas las ocupaciones principales alcanzan de media el 95% de temporalidad. Ocupaciones como peones agrícolas, camareros o ayudantes de cocina y dependientes en tiendas o almacenes . Los dos primeros son los trabajos que más han aumentado en los últimos ocho años.
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