Coronavirus Córdoba

Hosteleros y consumidores: «La gente seguirá fumando»

La Junta prohibió el lunes fumar en calles y terrazas si no se mantenía una distancia de seguridad de dos metros

Una mujer enciende un cigarro en la Plaza de las Tendillas V. MERINO

Hugo Barcia

Córdoba en agosto es sinónimo de terraceo . Juntarse con los amigos en el velador de un bar a tomarse un refresco o una cerveza y compartir un rato agradable. También es frecuente ver a quien se enciende un cigarro para aliviar los ánimos, sin ser consciente de que ese simple acto puede disturbar a aquellos clientes de su alrededor que tengan la mala fortuna de que el humo nocivo alcance a su olfato, convirtiéndoles en fumadores pasivos, o todavía peor: c ontagiándoles de Covid-19 .

Aún no es completamente seguro que el humo que exhalan los fumadores sea un medio de contagio de Covid-19, pero ante la más que posible convicción de que esta afirmación sea cierta, la Junta de Andalucía emitió el pasado domingo en su Boletín Oficial la prohibición de «fumar en la vía pública ni en espacios al aire libre cuando no se pueda respetar una distancia mínima interpersonal de, al menos, dos metros». Esta medida, que entró en vigor al día siguiente, ya ha dejado reacciones de todo tipo entre los fumadores, que ven limitados sus derechos; los dueños de los bares, que temen que se vacíen sus terrazas; y hasta los dueños de los estancos. El debate está vivo en las calles de Córdoba .

« Es una ley absurda , vamos a salir muy perjudicados, pero muchísimo». Son las palabras de María José Morales, encargada de un bar en la plaza de las Tendillas, que no está nada de acuerdo con las nuevas medidas. En su caso, además de la ley que limita el consumo de tabaco si no se cumple una distancia mínima , ve también perjudicial que los bares tengan que cerrar a la 1:00 de la noche y que no puedan recibir a más clientes a partir de las 00:00 horas .

«Ayer (por el lunes) a la noche se redujo muchísimo la clientela », dice Morales, quien añade que en Córdoba «la gente sale a las once de la noche, cuando hace más fresco» y que con esos horarios esa tendencia va a cambiar.

Camarero de las Tendillas:«Hemos preferido quitar mesas y tener menos aforo pero así permitir que se pueda fumar»

Algunos de sus clientes también ven con malos ojos la nueva ley, la cual consideran «excesiva», y apelan al sentido común de los fumadores : «Yo, si estoy fumando y veo que molesto a alguien, me levanto y me cambio de sitio o me voy a un banco» asegura uno de ellos que lleva un cigarrillo encendido entre sus dedos.

Si se cruza al extremo opuesto de la plaza, se puede observar a Ángel, camarero, separando las mesas de otro bar para que se cumpla la distancia de seguridad y los clientes puedan fumar tranquilamente . «Hemos preferido quitar mesas y tener menos aforo pero así permitir que se pueda fumar», dice Ángel en referencia a los «casi tres metros» que ahora separan a los comensales entre sí.

Entre los principales afectados por las limitaciones a los fumadores también se encuentran los estancos , la base de la pirámide sin la cual la mayoría de los incondicionales de este vicio no podrían aliviar sus tensiones y sus nervios cuando más lo necesitasen. Silvia Jiménez trabaja de dependienta en uno de ellos, y no duda en señalar al Gobierno: « esto lo hacen para distraer la atención ». Más claro habla una clienta que espera en la fila en ese momento, quien concluye que « la gente va a pasar y va a seguir fumando donde les dé la gana».

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