Coronavirus Córdoba
La hostelería carga contra la Junta por el nuevo horario: «O todos moros o todos cristianos»
Bares y restaurantes coinciden en que los vaivenes de Salud merman sus ingresos hasta el 40% y que espantan a clientes en horario diurno
Los municipios de Córdoba en los que los bares podrán seguir abiertos hasta las 22.30 horas
«O todos moros o todos cristianos». Luis Montes resume lo que siente tras la decisión de la Junta de Andalucía de adelantar a las ocho de la tarde el cierre de los bares con un gesto de contrariedad que no oculta. Son las dos de la tarde de un domingo de primavera espléndido. No hace ni frío ni calor en la terraza de su bar , en La Magdalena , donde sus clientes llenan los veladores y se confunden con los del célebre y vecino puesto de caracoles. «Y todo esto nos lo hacen ahora, que empezábamos a tener ventas, que el buen tiempo está aquí, que por fin pensábamos que íbamos a empezar a respirar», se queja el dueño de la taberna que lleva el mismo nombre que la plaza. El hombre no para.
«Disculpe, es que estamos en hora punta. Pero es que hay cosas que uno no explica. Ahora resulta que el virus se coge solo en los bares. Y qué pasa con los parques, o con los autobuses o con las tiendas. No puede ser que nos obliguen a cerrar antes pero que puedan seguir abiertos los supermercados. ¿Me explico o no?», lamenta quien asegura que las nuevas restricciones establecidas por la Consejería de Salud y Familias le pegarán un bocado del 40 por ciento a su facturación.
Adrián Caballero es el propietario de Regadera , en el paseo de la Ribera, situado a unos metros de la Cruz del Rastro según uno camina desde el Puente Roman o . «A ver cómo lo digo sin molestar demasiado», empieza. «Esto no tiene sentido ni lógica. Mira: está demostrado que la hostelería sigue las normas contra los contagios, la distancia entre mesas, los aforos, la limpieza del mobiliario cuando los clientes cambian. No es que no seamos un foco de contagio, es que a veces somos un ejemplo de cómo hay que hacer las cosas. Y nos vienen ahora con esto: cuando parece que damos un paso adelante nos fuerzan a andar dos hacia atrás», se entristece el hostelero .
«Que cómo nos afecta a la facturación. De una manera tremenda. Ahora estamos haciendo el setenta por ciento menos de caja que en condiciones normales y el cierre a las ocho rebajará los ingresos en torno al diez por ciento más. Y todo esto cae en una zona como la nuestra, de tránsito habitual de turistas , y nos castiga especialmente, porque en Arroyo del Moro o en El Tablero los compañeros tiran con la clientela de las oficinas o del vecindario», finaliza Caballero, que ha tenido que modificar el ERTE de su plantilla a cuenta de la determinación del Gobierno regional de limitar el tiempo de actividad de la restauración en la provincia de Córdoba .
«Es una mala decisión»
Rafael Cordón , el titular del Moriles y del Moriles Pata Negra junto al parque de Juan Carlos I , compró y llenó hace días la despensa y la cámara de sus establecimientos como si pudiera seguir teniéndolos abiertos hasta las diez y media de la noche. «¿Yahora qué hago con el material », se pregunta enfadado. «La Junta ha tomado una mala decisión y además lo ha hecho de forma apresurada. Estas cosas no nos las pueden comunicar de un día para otro como quien dice. La confusión que se crea es grande», reflexiona el profesional .
«El problema no es solo lo que perdemos de caja en las dos horas que nos quitan o las reservas que tenemos que anular, sino que todo esto lanza un mensaje a la población de que los bares son peligrosos, y la gente viene menos durante el día. Este sector es muy sensible», argumenta el propietario de los populares bares de Ciudad Jardín .
En Vista Alegre , el barrio vecino, a Cristóbal Hidalgo se lo llevan los demonios. Como algunos de sus colegas consultados ayer por ABC pide unos segundos para exponer su punto de vista, no vaya a ser que le salga una palabra más alta que otra. «¿Quién le encuentra sentido a todo esto?», arranca el dueño de La Chaira , en Doctor Manuel Ruiz Maya .
«¿Cómo se explica que nosotros no podamos atender a nuestros clientes a partir de las ocho de la noche pero la calle puede estar llena? ¿Es que solo se producen contagios en los bares?», se pregunta. «Y otra cosa: la solución no es que nos regalen quinientos o setecientos euros en ayudas, que yo la verdad es que todavía no he visto un duro, sino en que se planifiquen cosas con cabeza, con sensatez. A ver si alguna vez nos dejan trabajar», remata el hombre, que ha tenido que reiventar su negocio para sobrevivir. «Ahora preparamos comida a domicilio», informa.
En el centro comercial de la ciudad y en La Judería los ánimos no es que estén más calmados entre el sector . «Ha habido mucha imprevisión . Creo que las cosas se podrían hacer de otra manera para dañarnos menos. Es verdad que las cenas llevaban cayendo tiempo, pero esto de echar la persiana a las ocho nos priva de entre el veinticinco y el treinta por ciento de la caja diaria», suscribe Miguel González Carreras , al frente el restaurante El Olmo , en Historiador Díaz del Moral . «Hemos tenido que anular unas diez reservas que ya teníamos cerradas en las noches de estos días que entran», se lamenta el hostelero.
Jorge Fernández se afana tras la barra del mesón Los Lobos , en la cercana plaza de Ignacio de Loyola , con la terraza llena. «Todos entendemos que los políticos tienen que tomar decisiones, y que a veces no nos gustan. Pero lo que no pueden hacer es victimizar a los bares y a los restaurantes que cumplimos con las normas. Si nosotros cerramos a las ocho, pues que el toque de queda sea a las nueve. Eso sería lo lógico, ¿no?», se interroga. «Con estas nuevas medidas perdemos el cuarenta por ciento del negocio, qué le vamos a hacer», se resigna.
«Vivimos otro paso atrás», piensa Miguel Cabezas , al timón de Casa Pepe de La Judería, Casa Rubio y Taberna 10 . «A nosotros la noche nos soluciona muy poco porque hace tiempo que la dimos por perdida, aunque ahora se estaba animando con el buen tiempo. La gente se ha acostumbrado al ‘ tardeo ’: termina de almorzar, alarga las copas y luego se toma un bocadillito, una ensalada o una hamburguesa y se da por cenado », afirma. «Nosotros vamos a seguir centrados en el mediodía y en la tarde, además de en el servicio a domicilios. Nos pueden gustar, más o menos, pero las decisiones de los horarios de cierre se toman, entendemos, con conocimiento y con criterio», finaliza.