Coronavirus Córdoba
Los gimnasios, un «oasis» de sudor en Córdoba en tiempos del Covid-19
La actividad física ayuda a superar los momentos de incertidumbre y los gimnasios garantizan que sea segura
Ocho hospitalizados y 89 positivos por Covid-19 en Córdoba en las últimas 24 horas
Es unánime. En los espacios cerrados hay que extremar la seguridad sanitaria . Luego está la excepción de los bares -cómo se supera el efecto psicológico de una pandemia sin la cerveza muy fría y con los amigos algo cerca-. Allí se bajan las mascarillas y se dejan funcionar las bocas, sin miedo. Dentro de los gimnasios , sin embargo, es el cuerpo el que no para de moverse, y no está permitido retirar las mascarillas de la cara ni un momento. Cada cual desconecta de la actualidad como quiere, pero este tipo de contradicciones afectan a un sector que ha puesto tanto o mayor esfuerzo que otros en el cumplimiento de las normas de seguridad sanitaria, y cuya contribución a la superación de esta crisis, a menudo, se subestima.
En lo que respecta a las grandes cadenas de gimnasios, como la exitosa Go Fit , la gran inversión en desinfección y limpieza se hace notar de tal modo que expertos virólogos han dado a estas superficies una nota de 7,4 sobre 8 en higiene contra los virus , cuando la nota de los hospitales oscila entre el 6 y el 6 y medio. Esto se debe a, entre otras medidas, la equipación de todas las áreas del centro con unos filtros especiales que renuevan el aire cada 7 minutos, limpiándolo de todo tipo de alérgenos. También han invertido en colocar alfombrillas higienizadoras, mamparas de vidrio para separar cada máquina en el área de musculación, así como en cursos específicos de formación para todo su personal.
José Luis Campos es uno de sus monitores. También trabaja en el Polideportivo Vistalegre y en las instalaciones de El Fontanar . Su popularidad entre sus alumnos es tal que muchos, antes de elegir gimnasio en Córdoba, preguntan: «¿Pero la clase de «spinning» la da Jose?». Este monitor, con muchos años de pedal y sudor a sus explayas, está impresionado con las medidas tan «estrictas» dispuestas en la gran superficie. «Aquello es de otro mundo», comenta, «Nunca he visto un gimnasio tan limpio». A pesar de ello, José Luis ha echado en falta a algunos abonados. «Tengo una clase a la que siempre iban dos hermanas pero, desde que terminó el confinamiento, solo ha venido una», declara el monitor.
Esta actitud por parte de los habituales de los centros deportivos no es anecdótica. La gente tiene miedo. Miedo a que el Covid-19 entre en sus cuerpos en mitad de un entrenamiento de cardio, después de bajar de la cinta de correr o en el proceso de una clase de pilates. Go Fit envió un correo electrónico a todos sus abonados con información detallada del estricto protocolo de seguridad sanitaria en sus instalaciones. No fue suficiente. El gimnasio ha ido llenándose paulatinamente gracias al «boca a boca» , explica José Luis Campos. Las comunicación corporativa no seduce cuando se trata de la salud. Por ello, otras superficies no han tenido más remedio que confiar en un buen nombre labrado a base de esfuerzo y buena gestión.
Ese es el caso del Club Gym Sierra Córdoba , cuyo gerente y fundador, José Espino Ruiz , no oculta el orgullo de sus «treinta y tres años en activo, con un buen nombre». Este empresario responde enérgico al teléfono para dar todos los detalles que supuso la reapertura, más que segura, de su centro deportivo, con la contratación previa de una empresa de desinfección y un curso de formación en prevención de riesgos laborales a todo el personal del centro. Eso no es todo. El gerente se muestra incisivo en la minuciosa senda de obstáculos que debe sortear el cliente, como son: pasar por una alfombrilla rociada con una solución de agua y lejía; desinfectarse las manos ; someterse a un control de temperatura; acceder al club gracias a una llave con un chip identificativo insertado, para no tener que rozar ningún mecanismo con las manos y permitir que se registren sus datos personales y momento de entrada, por si fuera necesario para el uso de los rastreadores . Una vez dentro, el uso de la mascarilla es imprescindible , así como la necesidad de traer de casa dos toallas, una para el sudor y otra para después de la ducha. Está demás, que el cliente haga uso de los 11 puntos de desinfección repartidos para la limpieza de las máquinas al final del ejercicio. Aunque en ese aspecto, el gerente no puede quejarse.
«Tenemos una clientela con muy buena voluntad », explica José Espino, «A los fabricantes de papel los vamos a hacer ricos, pero a los usuarios nos van a hacer polvo. Gastamos varios rollos de 400 metros de papel cada día », añade. Aunque todo ese proceso no ha servido para quitar el miedo del cuerpo de muchos clientes que «se ha reducido enormemente por miedo al contagio», según el gerente.
Las pérdidas económicas derivadas las pueden afrontar, todavía, centros como V iva Gym o Synergym , que a las estrictas medidas ya mencionadas añaden una pantalla que muestra en todo momento el aforo en las instalaciones, así como una aplicación para reservar con antelación la asistencia -solamente una hora y cuarto por persona, en todo el día-.
Sin embargo, Poncegym quizá no resista otro confinamiento. «Aquí entrenamos a boxeadores profesionales, pero el negocio se cubre con la gente de a pie, que está asustada, así que vemos que no nos van a salir las cuentas», cuenta el socio accionista del negocio, el deportista y entrenador, Antonio Sánchez Hidalgo. Y el ámbito de lo público tampoco se queda atrás. El palacio de deportes Vistalegre no ha abierto desde el inicio del confinamiento, en marzo. Desde entonces, solo los deportistas del Navial y equipos federados han llegado a pisar las instalaciones. También lo han hecho sus monitores, varios de ellos en el ERTE, quienes aprovecharon el cierre para formarse entre ellos y así estar más preparados a la vuelta. En palabras del director técnico del Instituto Municipal de Deportes, Paco Muñoz , «se está demostrando que las instalaciones deportivas son las más seguras que hay si se cumple con las medidas sanitarias». Y así lo defienden profesores, empresarios. También usuarios como Antonio Cazallo, deportista de siempre, quien necesita ejercitarse para aliviar su lesión de espalda y para quien el cierre del Hidrosport sería «un trastorno» porque «el deporte que haces allí no es el mismo que el de casa», declara. Lo mismo opina el joven Gonzalo García , quien llevaría «muy mal» el sedentarismo por el cierre de Synergym . El sentido común, si existe, sugiere que una persona sana tendrá más posibilidades de no contraer, o superar, la enfermedad. De no ser así, no puede negarse el efecto terapéutico de la liberación de endorfinas en momentos como éste.
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