Coronavirus Córdoba

Vacunados con la segunda dosis de Pfizer en Córdoba: «Es mucho mejor la vacuna que la enfermedad»

Mayores y sanitarios ya inmunizados describen síntomas leves tras la última inyección, que desaparecen en uno o dos días

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Carmen Díaz y Estrella Guzmán posan en la entrada de Vitalia San Rafael Valerio Merino

Rafael Verdú

La campaña de vacunación está a punto de finalizar la inmunización de los primeros grupos de riesgo, en los que se integran el personal sanitario de primera línea y los ancianos residentes en centros e instituciones. Los primeros ya han recibido las dos dosis en un 83,5 por ciento del total , mientras que los segundos se encuentran incluso mejor, con un 86,1 por ciento completamente inmunizado.

En Córdoba se han colocado ya 44.212 vacunas , según un comunicado de la Consejería de Salud que no especifica cuántas corresponden a la primera y segunda dosis. Las reacciones adversas son frecuentes pero de carácter leve, y en general la población ha acogido con agrado la vacuna. Así se desprende de los testimonios recabados entre varios sanitarios de primera línea y ancianos internos recabados por ABC.

Inmaculada Martín, en la residencia Orpea ABC

Residentes

Como Inmaculada Martín, que a sus 78 años estaba deseando ponerse la vacuna. Superó la enfermedad durante la segunda ola tras encontrarse en situación crítica ingresada en San Juan de Dios, de donde salió «sin conocer a nadie y sin poder ni hablar ». Tan mal lo pasó, recuerda, que «me obsesioné y me ponía a la cola para todas las pruebas que había y todo lo demás». De modo que ahí estaba Inmaculada en su residencia Orpea Sierra el día 27 de enero con el brazo dispuesto para recibir la segunda dosis.

Ahora responde al teléfono con vigor y hasta con rebeldía: «A mí me ha tocado una generación de obeceder siempre, en el colegio, en el trabajo, en la universidad (es catedrática) y estoy cansada de obdeceder. Tengo ganas de pegar una campanada... pero tienes que adaptarte y saber que no puedes hacerlo». Se refiere Inmaculada a la obligación de mantenerse aislada durante dos semanas tras la segunda inoculación, una medida de precaución impuesta por el SAS según aclara la directora del centro, Inmaculada Cuesta.

Ese confinamiento ha sido el peor «efecto secundario» de la segunda dosis, aunque Inmaculada también sufrió molestias en el estómago y las articulaciones. La primera inyección «me dejó el brazo 'tontón'» y nada más. Ahora tiene tres kilos menos por ese encierro forzoso.

Estrella y Carmen conversan en un banco al aire libre deVitalia San Rafael Valerio Merino

En la residencia Vitalia San Rafael María Estrella Guzmán , de 70 años y 10 como interna, y Carmen Díaz , octogenaria que lleva tres años con plaza, comparten una experiencia similar. Ambas se contagiaron de Covid a finales de noviembre y, tras duros padecimientos, lograron superar la enfermedad . Ahora no han dudao en vacunarse.

Estrella recuerda que debido a su infección « estuve un mes pasándolo fatal . Eso fue un mes día tras día durísimos, con síntomas como perder el oflato, el paladar, dolores de espalda o de riñones». Siempre estuvo en la residencia y no necesitó hospitalización . Hace una semana recibió su segunda dosis de Pfizer y sólo ha sentido «escalofríos y dolores musculares» . Nada que ver con su calvario de finales de año, por lo que «recomiendo a todo el mundo que se ponga la vacuna. En 24 horas está todo pasado».

Por su parte Carmen , que se vacunó de la primera y segunda dosis en las mismas fechas que Estrella, asegura que «no sentí nada de nada con la primera» y en la última «estuve un poquito inquieta por la noche, con un poco de dolor de cabeza y muy floja. A las 24 horas ya era como si no me la hubiera puesto ». Por el contrario, cuando se contagió de Covid en la segunda ola «estuve un mes sin comer nada, me daban décimas un día sí y otro no... Es mucho mejor la vacuna que la enfermedad».

Sanitarios

Ana Magro Valerio Merino

En el otro lado de la vacuna están quienes la ponen. Como Ana Magro , enfermera encargada de uno de los equipos de vacunación del Hospital Reina Sofía, una de las primeras personas en toda la provincia en recibir la segunda inyección, el 18 de enero. La primera dosis le dio un poco de dolor de cabeza durante 48 horas, mientras la segunda terminó con una inflamación roja en el brazo «típica de cualquier vacuna».

Ana no se ha contagiado nunca con el Covid , pese a estar en primera línea de la pandemia, y ni siquiera se ha tenido que hacer una PCR. Durante su experiencia en un equipo de vacunación, afirma que «no hay nadie que la haya rechazado».

Finalmente Francisco Rubio , enfermero y rastreador, también se ha puesto ya las dos dosis y reconoce que tuvo también dolor en el brazo al cabo de varias horas, que desapareció en dos días; la segunda vez «tuve malestar general, escalofríos y dolor muscular. Me duró 36 horas y luego me desperté como nuevo».

Parte de su trabajo consiste precisamente en gestionar las citas para las vacunas entre compañeros de profesión. Sólo en esos casos ha detectado reticencias a la hora de ponerse las inyecciones, pero sostiene que «son una minoría».

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