Coronavirus en Córdoba

Un estudio señala que el coronavirus dificultará los planes de salud contra el calor en Córdoba

Un trabajo, hecho público por el Instituto de Salud Carlos III, alerta de los problemas para atender a los vulnerables

Ambiente de terrazas en la capital durante esta primavera VALERIO MERINO

Baltasar López

El covid-19 puede tener un efecto colateral en Córdoba y en otros territorios que sufren en verano con especial intensidad el castigo de las altas temperaturas : los planes públicos de prevención contra este fenómeno se toparán con problemas que genere el coronavirus .

Ésta es la conclusión a la que llega el artículo «Proteger a los vulnerables del calor extremo durante la pandemia de covid-19». El trabajo está publicado en «Enviromental Research» y ha sido liderado por Gerardo Sánchez Martínez, de la Universidad Técnica de Dinamarca. Además, cuenta con la colaboración de los investigadores Cristina Linares y Julio Díaz de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III. En el artículo también participa Francesca de’Donato, del Departamento de Epidemiología de los servicios de salud de Lazio (Roma), según informó en una nota de prensa el reconocido Instituto de Salud Carlos III.

Los autores indican en el estudio que, a medida que se acerca el verano, en esta situación de epidemia existe «una gran preocupación » por cómo el covid-19 «puede a gravar los impactos de las olas de calor sobre la salud al dificultar los esfuerzos de los planes de prevención» que una gran parte de las autoridades europeas, entre ellas las de España, ponen en marcha para combatir los efectos adversos de las altas temperaturas sobre la población, especialmente la más vulnerable.

En el artículo se recuerda que personas con mayor riesgo de sufrir consecuencias graves por el coronavirus (por ejemplo, los ancianos y los enfermos crónicos) también son los más vulnerables a los riesgos para la salud por el calor.

El trabajo advierte de que la efectividad y el alcance de los planes de protección frente al calor «podrían verse disminuidos en un contexto de advertencias generalizadas e información relacionada» con la epidemia . Incluso, los autores avisan de que el miedo a contraer la enfermedad puede hacer que haya pacientes que no busquen atención pese a experimentar síntomas relacionados con el calor. No se puede olvidar que en lo más duro de la crisis sanitaria el temor a contraer la enfermedad fue uno de los factores que vació las Urgencias de los hospitales .

Por ello, el trabajo, se apunta en la nota de prensa, incide en «remarcar la importancia» de comunicar las advertencias sobre los riesgos «para la salud que plantea el calor extremo, incluso en el contexto actual de una pandemia».

Y es que este verano el combate contra las altas temperaturas se va a encontrar con los efectos del covid-19 . Los autores del artículo apuntan que las medidas de distanciamiento físico y las restricciones comunes de uso del espacio establecidas por la mayoría de los países en respuesta a la pandemia «pueden obstaculizar la implementación de esas actividades básicas de prevención de la salud por el calor». En el caso de Córdoba, habrá que ver qué restricciones exactas se fijan una vez se alcance este mes el escenario de la nueva normalidad, aunque cuestiones como el mantenimiento de la distancia interpersonal han venido para quedarse hasta que haya vacuna.

¿Y cómo puede afectar este nuevo escenario en la lucha contra los efectos del calor en la población vulnerable? Sánchez Martínez, Linares, Díaz y De’Donato van advirtiendo de posibles consecuencias.

Arrancan por el hecho de que «la capacidad de alcanzar y atender a las personas vulnerables [por ejemplo, quienes viven solos, enfermos crónicos y mayores] podría verse gravemente afectada en el contexto actual, en el que los sistemas de salud y la asistencia social están abrumados a todos los niveles». Defienden la colaboración de instituciones y onegés en los planes contra el calor como una vía para mejorar la atención en esta materia. Este tipo de cooperación, a su juicio, puede ser importante para la atención a las residencias de mayores, que han sido un enorme foco de contagios, cuando el termómetro se dispare.

Piscinas, bibliotecas y centros comerciales

El artículo recuerda que e l uso de espacios con aire acondicionado puede no ser compatible con las directivas actuales que exigen mantener la distancia interpersonal o que promueven evitar reunirse en el interior . Los médicos en general advierten de que «los lugares cerrados implican más transmisión».

No obstante, el cierre o la restricción en el uso de instalaciones como bibliotecas y centros comerciales , que cuentan con aire acondicionado, o piscinas también es un factor a tener en cuenta. No en vano, habrá que ver a qué ritmo van las Administraciones recuperando instalaciones. Por ejemplo, a finales de mayo, seis municipios del Valle del Guadiato anunciaban que no abrirán sus piscinas este verano .

Esas limitaciones puede hacer que haya más personas que, no pudiendo tener aire acondicionado en sus hogares, a cudan a parques, jardines o playas (las provincias que cuenten con ellas). «Una mayor asistencia a esos lugares podría socavar la efectividad de las medidas para el distanciamento físico aconsejadas para combatir la pandemia », se asegura en la nota de prensa.

Y estos problemas que se generen no tienen una vertiente positiva en el hecho de que esté garantizado que la subida de las temperaturas ayude a combatir el virus. Según explican los responsables de este trabajo , la evidencia científica actual « no ha determinado de manera concluyente si las c ondiciones climáticas serán un factor modulador clave que influirá en la transmisión del virus ».

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