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«¿Estamos preparados», tribuna de Francisco Carmona (Construcor) sobre los fondos UE de reconstrucción
El autor defiende que pese a las exigencias de estas ayudas, las empresas cordobesas están preparadas
España es probablemente el país de la Unión Europea que necesita con más urgencia acceder a los fondos de reconstrucción aprobados por la Comisión Europea. Es la cuarta mayor economía de la UE y registra los peores indicadores de caída del PIB y destrucción de empleo. Es precisamente, por ello, la economía más importante que, además de la urgencia, va a recibir el mayor importe de fondos para hacer frente a esta situación.
Ahora bien, ¿estamos preparados para gestionar con eficacia los recursos en tan corto espacio de tiempo? El reto al que nos vamos a enfrentar es mayúsculo, y requiere de un esfuerzo extraordinario, de la máxima exigencia, para diseñar y seleccionar proyectos que respondan a las prioridades de la UE -transición energética y digital; avanzar en la cohesión social, económica y territorial; modernizar los servicios que prestan las administraciones públicas; entre otras prioridades-, que deben a su vez contribuir a transformar el tejido productivo y sentar las bases de un modelo económico más sostenible para enfrentarse a futuras crisis. De ahí que los responsables de la gobernanza deban desechar cualquier visión «cortoplacista» centrada en la inmediatez de la recuperación.
Este plan de reconstrucción está sujeto a una serie de condiciones debido al descomunal aumento del techo de gasto aprobado por la UE, por lo que surge una segunda cuestión clave: ¿cuándo vamos a recibir los recursos no reembolsables con los que financiar las inversiones? Actualmente el Parlamento y el Consejo Europeo mantienen unas negociaciones complicadas para definir unas reglas de juego , que todos los Estados miembros tendrán que aprobar como paso previo para que la Comisión Europea pueda acudir a los mercados para captar los recursos.
Superados estos trámites, España podrá presentar su «plan de reconstrucción y resiliencia» , que la Comisión Europea deberá evaluar -plazo de dos meses- y proponer, de ser favorable, su aprobación al Consejo de Ministros de la UE. Es decir, será a mediados de 2021 cuando los recursos estén disponibles.
Ahora bien, existen otras condiciones de las que todavía nada se sabe , ya que al plan de reconstrucción debe acompañarlo otro no menos importante y trascendente: el plan de reformas estructurales que piensa acometer España de acuerdo con las recomendaciones específicas que viene haciendo la Comisión Europea a lo largo de estos últimos años. Hablamos de reforma laboral y mercado de trabajo ; sistema de pensiones; subida de impuestos; eliminación de trabas y mejora de la eficiencia de las administraciones públicas; etcétera.
Es decir, la evaluación favorable del plan de reconstrucción va a depender de las reformas que se propongan en cumplimiento de dichas recomendaciones, y habrá que hacerlas. Dicho de otro modo, el acceso a los fondos comunitarios pasa por el compromiso de cumplir, con rigor, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. Decir lo contrario sería un engaño.
En el caso de España la evaluación va a ser más exhaustiva y exigente. Y de ahí, hacia las comunidades autónomas y de ellas hacia sus provincias. No nos olvidemos de que vivimos en uno de los estados más descentralizados del mundo.
Visto con la óptica de una organización empresarial provincial, desde Construcor (patronal cordobesa de los constructores) estamos volcados para colaborar y cooperar bajo la premisa de la colaboración público-privada y desde nuestro ámbito sectorial. El trabajo es ingente, pues será preciso abordar determinadas reformas que agilicen al máximo los procesos, sin que ello suponga un menoscabo de las garantías.
¿Estamos preparados? Las empresas cordobesas del sector lo están , según el último resultado del panel de Construcor, al igual que otras muchas más de Córdoba y su provincia de otros sectores que están haciendo un esfuerzo impresionante. Pero no está nada claro que la gobernanza, y algunas administraciones públicas que siguen sin remedio ajenas a la realidad , estén a la altura que exige este reto. Si no aprovechamos esta oportunidad, la próxima crisis nos arrastrará definitivamente al precipicio en nuestra tierra.