Día Mundial contra el Cáncer

Enfermos de cáncer y Covid hablan para ABC: «Me curé y nadie pudo abrazarme para celebrarlo»

Cuatro pacientes oncológicos que también padecieron el virus relatan cómo influyó en sus tratamientos y ánimo

QuirónSalud advierte de la importancia de que los enfermos de cáncer acudan a sus citas

A Pablo le diagnosticaron dos tumores cerebrales semanas antes del confinamiento QUERCUS
Rafael Aguilar

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MARILUZ Rodríguez pensó que seguir con vida era menos probable que estar aproximándose vertiginosamente al momento de su muerte. Le sucedió el pasado 26 de octubre, cuando ingresó en las Urgencias del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba después de que la fiebre le subiera en casa hasta cerca de los cuarenta grados. «Llevaba días con escalofríos generales en el cuerpo, un malestar terrible, terrible», recuerda la mujer, colombiana de 59 años y vecina de la zona de Carlos III .

Los profesionales del recinto sanitario le hicieron la prueba del coronavirus y salió positiva. Saltaron todas las alarmas cuando los médicos que la atendían revisaron su historial: Mariluz era una paciente oncológica que se estaba tratando de dos tumores, uno de mama y otro en el cerebro; de hecho, la enferma tenía programada una sesión de quimioterapia para el día siguiente, 27 de octubre de 2021, que los facultativos aplazaron hasta que superase el Covid-19 .

Mariluz Rodríguez: «Ingresé en Urgencias y me pusieron oxígeno. Al día siguiente tenía quimio y la tuvieron que aplazar»

«No exagero. Cuando llegué a Urgencias estaba convencida de que era lo último que iba a hacer en mi vida. Tan mal iba que me tuvieron que poner oxígeno. Gracias a Dios primero, y a los médicos y a los enfermeros que estoy contándolo», declara esta paciente de cáncer, cuyo día mundial se celebra este 4 de febrero de 2021 . Su caso es parejo al de cientos de afectados por el mal oncológico de la provincia de Córdoba que además se han contagiado por el virus de la pandemia. Mariluz no sabe cómo lo cogió.

«En la calle hay muchísimo peligro, prácticamente vivo confinada salvo cuando tengo que ir a las sesiones de quimioterapia, que son cada ocho días, y a las que regresé el 17 de noviembre una vez que me curé del Covid , que es una cosa muy fuerte, aunque arrastro secuelas: el olfato y el gusto , por ejemplo, no los he recuperado del todo todavía», agrega.

Pablo Rubio: «Me ingresaban cuando me daban quimio. Solo tengo palabras de agradecimiento para los sanitarios»

Pablo Rubio, un joven de 18 años recién cumplidos de Dos Torres , tampoco tiene conciencia del momento en el que contrajo el coronavirus. «Mi madre fue la primera que presentó síntomas. Se hizo la prueba y dio positivo. Después nos la hicimos todos los de la casa y también lo teníamos. Fue este diciembre. No salgo mucho a la calle, no sé cómo pudo pasarnos. En mi caso la manifestación de la enfermedad fue leve, la verdad: solo dolores de cabeza algunos días, no muy fuertes, pero nada más. La suerte fue que dos meses y medio antes ya había acabado mi tratamiento de los dos tumores que tenía en el cerebro, que he superado», indica el muchacho.

Una enferma con su acompañante en el Hospital de Día del Reina Sofía VALERIO MERINO

El diagnóstico del cáncer de Pablo aconteció pocas semanas antes de que entrara en vigor el primer estado de alarma, en marzo de 2020, por lo que libró su lucha contra la pesadilla oncológica cuando el Hospital Reina Sofía tenía activado el protocolo especial para prevenir los contagios y sus profesionales estaban al límite en su batalla contra la pandemia.

«Cuando me tocaba quimio me quedaba ingresado. Solo tengo palabras de agradecimiento para los médicos y los enfermeros que me cuidaron: consiguieron que durante la hospitalización me sintiera como en casa, esto no me cansaré de decirlo. Otra cosa es cómo te afectan las medidas de limitación de movilidad y el confinamiento , que me impidieron recibir visitas en casa, estar con mis amigos. Eso duele», reflexiona Pablo.

Araceli Martínez: «El trastorno que me causó el coronavirus fue menor. Solo me retrasaron una eco»

Coincide Araceli Martínez, natural de Úbeda y vecina de Lucena . Ella, de 35 años, ha superado un cáncer de mama con afectación en los ganglios . «Después de la última prueba me han dicho que estoy limpia, curada. Cogí el Covid a principios de este enero y la última sesión de quimio me la dieron el 23 de diciembre. Así que el trastorno que me causó el coronavirus fue menor, ya que solo tuvieron que retrasarme una ecografía», subraya. Está escrito hasta la saciedad que, además de su naturaleza mortífera, una de las cosas que más duelen del Covid es la soledad a la que se enfrentan quienes lo padecen.

«Cuando me dijeron que tenía cáncer no pude tener cerca a mis familiares ni a mis amigos para que me arroparan en esos momentos tan difíciles, porque ya había medidas de distancia social. Tampoco puede celebrar con ellos la magnífica noticia de que estaba curada. Por ese motivo he tenido bajones en mi estado de ánimo. No recibir un abrazo en el momento justo puede ser muy duro...», suscribe Araceli.

«No poder hablar con otros pacientes durante tantos meses me ha hecho daño: era mi terapia», afirma O.H.

El sufrimiento por la imposibilidad de tener relaciones sociales normalizadas alcanza un grado muy elevado, y cruel, en el caso de O.H., un hombre jubilado del Parque Figueroa que lleva dos décadas plantándole cara a un cáncer de colon que con el tiempo se le ha extendido a las extremidades superiores.

«Duro. Muy duro. Puedo decir que soy un afortunado porque me he convertido en un paciente crónico . Me operaron hace siete años y me pusieron una bolsa a la que ya me he habituado. A los pocos meses el cáncer se me pasó al brazo izquierdo y después al derecho y cada dos semanas voy al Hospital a mis sesiones, que las llevo bien», explica. «Lo que a mí me daba la vida era hablar con otros pacientes que estaban en mi misma situación: encontrarnos en la sala de espera era una terapia, porque charlábamos de nuestras cosas, de nuestras pequeñas victorias. Estoy viudo, no tengo hijos. Y no poder hablar con ellos en estos meses, comunicarnos solo por el teléfono ha sido terrible», se lamenta el hombre que responde a las iniciales de O.H.

El Hospital Reina Sofía ha incrementado durante 2020 las sesiones de quimioterapia e inmoterapia

Si bien poco hay que hacer contra el aislamiento social que impone el Covid , sí que el Hospital Reina Sofía ha puesto lo que está en su mano para evitar en lo posible que la pandemia cause más quebrantos de los necesarios a los pacientes de cáncer. Así, la administración de tratamientos de quimioterapia e inmunoterapia en pacientes oncológicos en el recinto se incrementó en 2020 respecto al año anterior.

Concretamente, recibieron estos tratamientos el pasado ejercicio 2.541 pacientes, tanto adultos como niños, en las diferentes unidades del complejo hospitalario habilitadas para ello — Hospital de Día de Oncología Médica y la Unidad de Tratamiento Ambulatorio , entre otros espacios)—. Esta cifra en 2019 fue de 2.252 pacientes. El total de sesiones de quimioterapia e inmunoterapia recibidas por pacientes con patología oncológica en 2020 fue de 19.595 frente a las 15.447 sesiones de 2019, de acuerdo a los datos facilitados por la Unidad de Comunicación del Reina Sofía.

Una de las beneficiarias de este esfuerzo del recinto sanitario cordobés ha sido en estos meses Mariluz Rodríguez, con su doble tormento oncológico . «Una de las cosas que más he echado de menos en este tiempo ha sido caminar, caminar y caminar, que es lo que a mí me gusta tanto. Pero ahora no puedo, porque además de cuarenta que me impongo me dan mareos, vértigos, vómitos si tengo reciente las sesiones de quimioterapia ». Las que recuperó en cuanto una radiografía certificó que el coronavirus formaba ya parte del pasado de su vida .

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