CORONAVIRUS EN CÓRDOBA
Coronavirus | Una madre es increpada en Córdoba por pasear a su hijo con autismo como permite la alarma
«Me dijeron que tenía que ir a la cárcel y que sobre mi conciencia recaería lo que le pasara a mi hijo», explica a ABC
La invisibilidad física del trastorno y la más absoluta falta de conocimiento y empatía de la sociedad. Es el drama casi diario al que se enfrentan los menores con autismo y sus progenitores. Una situación que se ha visto agravada, en algunos casos, por el confinamiento motivado por el estado de alarma. Éste puede tener un efecto pernicioso en los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) , personas con enormes capacidades y algunas dificultades, entre ellas para quebrar sus rutinas. El parón de la vida normal es un giro radical en su día a día tremendamente difícil de soportar. El encierro forzoso ha provocado problemas para los jóvenes con TEA en España. Córdoba no se ha librado.
Sólo ha visto la luz un caso de profunda gravedad. Una madre fue increpada este domingo por pasear a su hijo de 10 años con autismo en un momento crítico para el menor por la necesidad de evitar una crisis. Un mal trago a pesar de que la normativa le permite salir a la calle para paliar los efectos nocivos que pueden tener en los TEA por el confinamiento. «Me dijeron que tenía que ir a la cárcel y que sobre mi conciencia recaería lo que le pasara a mi hijo», explica a ABC.
El desconocimiento y la crueldad social desgarró a Mercedes Luque y a su hijo Raúl. La madre llevaba días observando como su menor empezaba a sufrir las consecuencias del encierro en casa. «Raúl tenía sudores continuos y estaba en un estado cada vez más alterado », cuenta la mamá del pequeño con autismo . Había probado a subir al pequeño a la terraza para aliviar su malestar. Raúl seguía dando muestras de que le faltaba su gran pasión: «¡El patinete en la calle!». Nadie mejor que los familiares son conscientes de la dependencia que supone un juguete, una película, una acción, salir a la calle como habitualmente o una simple una palabra para un niño con este trastorno por su tendencia general a la repetición de conductas en un momento puntual de su desarrollo.
La salida permitida por ley
Para evitar un estado de crisis mayor, Merche decidió darle un paseo . La ley le ampara. Raúl , de 10 años, tiene un hermano menor. Es Sergio, de 7. La mamá estaba al cuidado de ambos sola por su estado civil. «Lógicamente no puedo dejar a mi otro hijo solo en casa, por eso decidí acercarme con ambos un rato a las setas», explica, con el objetivo de «evitar una crisis mayor para Raúl, que había visto estos días que estaba con sudores y al límite» por el encierro. «Bajamos con su patinete», explica, curiosamente frente a la Asociación de Autismo Córdoba . Sin embargo, «la gente sólo ve un niño que durante un momento está paseando en patinete y riéndose», ya que lamenta que «nuestro gran problema como padres es que la gente no entiende lo que le pasa, ya que los signos de los niños con autismo son invisibles físicamente casi siempre para el resto».
Le tocó vivir un episodio dramático. «Me increparon desde los balcones», decía ayer en declaraciones a ABC. «Me gritaban que tenía que ir a la cárcel » o que si no podía resistirme «a dar un paseíto ». Sin embargo, «lo peor» es que «una sanitaria» del Castilla del Pino le dijo que «sobre mi conciencia recaería lo que le pasara a mis hijos», a pesar de que «le explique que el mayor tenía autismo» e incluso «tenía todos los documentos allí por si era necesario». Finalmente, la experiencia de evitar la crisis de Raúl se convirtió en «peor el remedio que la enfermedad». A su juicio, «nuestro problema es que no se nota» y que «lo peor es el desconocimiento de la gente», ya que el decreto de alarma «nos permite que salgamos en casos críticos», como era la situación de Raúl. Durante este lunes, la sanitaria, a través de las redes sociales, se disculpó por su actitud bajo la excusa de que «no escuchó que le dije el trastorno de mi hijo».
Asociación Autismo Córdoba
El presidente de la Asociación de Autismo Córdoba, Antonio Ruiz , apuntó ayer a este periódico que «no se puede permitir que se nos increpe» desde la sociedad «sin ni siquiera informarse» del motivo por el que ese niño estaba en la calle. Ruiz, además, ante el problema de la falta de signos físicos de este trastorno y la falta de empatía de la sociedad se niega a que, por el estado de alarma, los niños con autismo tengan que salir con algún símbolo para que sus familiares no sean insultados y vilipendiados . «No tenemos que salir marcados a la calle» , defiende, ya que recuerda que la normativa «permite que salgan en casos críticos» como era el «supuesto de Raúl». A su juicio, esa situación no se puede volver en contra de los TEA: «No puede ser peor el remedio (salir) que la enfermedad (acabar increpados)».
Ruiz, eso sí, insiste en que «estamos intentando protocolizar» estas salidas. De hecho, la Junta de Andalucía ha preparado unos certificados para aquellas personas con autismo que necesiten salir a la calle esporádicamente para evitar situaciones de crisis peores por el encierro. Los están gestionando en los Centros de Atención Infantil Temprana (CAIT) a solicitud de los padres o tutores de los menores con este trastorno. Ademas, Ruiz desvela que «estamos intentando acordar si es posible una fórmula de aviso previo a la salida para la Policía Local », para evitar casos como el de Raúl y Merche «para que si reciben llamadas de los vecinos» sepan el motivo.
El presidente de Autismo Córdoba recomienda a las familias que estos paseos excepcionales se hagan «cerca de la zona de residencia, ya que desplazarse puede suponer que no te conozcan, ya que tus vecinos, en tu entorno, saben la problemática». También insiste en que sólo salgan «en casos críticos». Ruiz sostiene que los insultos a la mamá de Raúl han sido «un caso puntual en Córdoba , el único grave del que tenemos constancia».
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