CORONAVIRUS EN CÓRDOBA

Coronavirus | Los cordobeses, en los tanatorios: «Pensábamos velarla toda la noche y es imposible»

Mostraban comprensión a las restricciones iniciales, pero el escenario cambia: la Junta acaba de prohibir los velatorios

Imagen ayer del vestíbulo del tanatorio de las Quemadas, de TdCO Á. CARMONA

Baltasar López

El coronavirus ha cambiado no sólo nuestras vidas , sino también los ritos funerarios . La epidemia llevó a Tanatorios de Córdoba (TdCO) , que en la capital cuenta con los de las Quemadas y el Granadal y en el resto de la provincia suma otros ocho, a tomar una serie de medidas . El horario de apertura de estas instalaciones era de 8.00 horas a 19.00, con lo que no se podían hacer velatorios por la noche. Se redujo a 10 personas como máximo el aforo de las salas. No se celebraban responsos. Y la cafetería permanecía cerrada.

Son decisiones que adoptó, explicó la gerente de TdCO, María Dolores Jiménez, a la espera de que la Consejería de Salud se pronunciara. Y ayer lo hizo: pasadas las dos de la tarde , la Junta prohibió los velatorios en dependencias públicas o privadas . Las medidas adoptadas previamente por Tanatorios de Córdoba buscaban evitar la expansión de la epidemia entre sus trabajadores y la sociedad en general. «Son duras , pero son las requeridas y las familias lo están entendiendo y aceptando bien. Desgraciadamente, un momento tan dramático se vuelve aún más difícil con estas decisiones», sostuvo su gerente, antes de conocerse la supresión de los velatorios.

Y sus reflexiones fueron corroboradas por quienes ayer se acercaban por la mañana al tanatorio de las Quemadas por la muerte de algún familiar o amigo. Era el caso de Jesús Poyato , que acudió a la incineración de a su padre que falleció en La Carlota -«En ese tanatorio tienen las mismas restricciones»-. Ve las medidas que tomó TdCO «aceptables en este estado de alarma. La historia es que la familia más allegada no pueda venir. Es un poco más complicado, porque lo pasan tan mal ellos como nosotros».

Cartel sobre distancia mínima de seguridad en el tanatorio de las Quemadas Á. CARMONA

Explicaba que amigos y familia «me preguntaban si venían al tanatorio de Córdoba . Mi consejo es que no lo hicieran , porque no se pueden desplazar en teoría . Hay que tener responsabilidad». Pese a su civismo, aseguraba que este tipo de restricciones -en alusión a las iniciales, pues los testimonios de este reportaje se recabaron antes de conocer la decisión de la Junta de prohibir los velatorios- son « añadir , por causas de fuerza mayor, dolor a un momento ya de por sí dramático »; especialmente para «los que querían venir y no pueden acompañarnos». «Cuando pase esta situación, intentaremos hacer una misa o algo para que puedan compartir con nosotros el dolor», asegura.

Se fue a la incineración de su padre y llegaron un par de coches al desértico aparcamiento del tanatorio de las Quemadas. Sus ocupantes se bajaron y, en medio del dolor, se besaron, olvidando cualquier prevención .

Besos en el parking

Poco después de estas instalaciones , salía Antonio Echevarría , quien acababa de perder a su cuñado «con 65 años». Aseguró que «las medidas» adoptadas en los velatorios son «lógicas» . «La gente se amolda a la situación . Entiende que debe venir escalonadamente. Sólo ha acudido la familia», explicó, aludiendo a la limitación de diez personas en las salas de los velatorios. «Se lleva con tranquilidad», sostuvo.

Pasó un rato hasta que el plumilla se volvió a cruzar con otra persona. Era José Gómez, que había perdido a su suegra . Aseguró que las restricciones adoptadas por Tanatorios de Córdoba le parecían «bien» . Él aceptaba «todo lo que sea para contener la epidemia».

Confesó que «hay momentos en que entre la familia es imposible evitar los besos y abrazos pero luego ya sí se deja de hacer un poquito». El periodista , pensando en los besos que había visto antes en el parking, le preguntó a José:

- ¿La pena puede más que el miedo?

- Ya ve.

Poco después, la gerente de TdCO salió y miró al aparcamiento: « Esto está vacío », dijo, reflejando gráficamente cómo el coronavirus lo ha puesto todo patas arriba.

Aunque el civismo impregnaba las respuestas, también reflejaban el dolor añadido que suponían estas restricciones. Se dejaban sentir en las palabras de Vicente Muñoz , pronunciadas mientras apuraba un cigarro y se enfrentaba a la muerte de su mujer . «Son medidas muy duras, muy duras », aseguraba. « P ensábamos velarla toda la noche y no se puede . Es una pena», comentaba mientras le explicaba al plumilla que «nosotros somos tradicionales. Hay gente que cierra al llegar la noche y se va a sus casas. Yo, mis hijos y sus hermanos no queríamos irnos a casa esta noche».

La comprensión era la tónica dominante. Un hombre, que prefirió mantener el anonimato, llegaba a traer cosas a un velatorio y era tajante. « Apoyo todo lo que sean medidas de prevención en la situación en que estamos. Deberíamos haber sido mucho más prevenidos», reflexionó. « Cuando se normalice todo , podremos reunirnos toda la familia y los amigos para ofrecer el recuerdo que se merece la persona que hemos perdido », concluyó.

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