Coronavirus Córdoba

El comercio y la hostelería de Córdoba intentan salvar las empresas negociando con sus caseros

La ausencia de una regulación deja el camino abierto a la buena voluntad de las partes

Una mujer camina junto a locales cerrados Valerio Merino

Rafael Ruiz

Toda la arquitectura de los contratos entre privados se basan en una frase latina: «pacta sunt servanda» . Los acuerdos están hechos para cumplirlos. A lo hecho, pecho. La frase, sin embargo, tiene una coletilla: «rebus sic stantibus». Todo junto («pacta sunt servanda rebus sic stantibus») constituye un principio del Derecho que ha de traducirse como que los acuerdos se cumplen mientras las cosas sigan como están. Su traducción se encuentra en el artículo 1.105 del Código Civil que dice que nadie ha de cargar con las responsabilidades de un acto que no puede preverse. Como una pandemia global, por ejemplo.

Entre hoy y el día siete de abril, miles de propietarios de negoc ios , de oficinas, tendrán que abonar la mensualidad a su casero. Muchos de ellos, comercios y bares, llevan quince días cerrados a cal y canto. Con gastos pero sin ingresos. Y el local comercial es, junto a los impuestos y los costes laborales, el gran ingreso de una empresa abierta al público. El Gobierno ha legislado una moratoria hipotecaria y de desahucios en primeras viviendas pero los locales comerciales constituyen el gran agujero negro.

Este periódico ha consultado con agentes de la propiedad, notarios, comerciantes y hosteleros para saber cómo se está saliendo de la situación. Y la realidad es que lo que cabe es la negociación y la buena voluntad entre las partes, entender que en este asunto todos pierden si se rompen vinculaciones que en muchos casos vienen de años y en otros han exigido miles de euros de mejora.

Las administraciones están recomendado apelar al Código Civil para cambiar las condiciones de la renta mientras dure la crisis. La viabilidad jurídica, no obstante, es complicada. El notario Rafael Díaz-Vieito, articulista de ABC, afirma que el Código Civil está ahí, cierto, pero su generalización es más compleja dado que si el inquilino no tiene culpa, el casero tampoco. Es una palanca, sin embargo, para que las partes se sientan y cedan.

«Mi consejo es negociar» , explica el agente inmobiliario Francisco López-Cordón. En muchos casos, explica, se trata de relaciones larga y fructíferas que en una circunstancia de estas características se ponen a prueba. Sobre todo, en un momento en el que iniciar un procedimiento judicial ni siquiera es una posibilidad dado el atasco que caerá sobre los tribunales cuando reabran. Lo habitual es que los contratos reconozcan la posibilidad de lanzamiento (asumiendo los gastos) al primer mes de impago aunque hay textos que llevan esa opción al segundo, tercer o cuarto mes.

«Depende la conciencia de cada cual», explica Manuel Blasco , de Centro Córdoba. También, de las circunstancias de cada uno. Hay inquilinos que acaban de terminar una inversión de renovación de un local. Hay propietarios que tienen a sus locales comerciales (o sus oficinas y viviendas) como el único ingreso disponible. Los hay también que tienen un historial de relaciones normalizadas y los que tienen un auténtico problema para cobrar todos los meses. Existe también quien ha de pagar puntualmente una hipoteca. El comercio, como la hostelería, advierte de que la situación va a ser terrible cuando se puedan reabrir las persianas y que en estas circunstancias todos pierden. Más vale una negociación de renta hoy que un negocio perdido mañana. «Ya hay muchos compañeros que han tenido que despedir a empleados de toda la vida», explica Blasco.

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