Coronavirus Córdoba

Así afectan las limitaciones a los bares de Córdoba: «Perdemos el 50% de las ventas»

Los hosteleros rechazan el adelanto del cierre de sus locales: critican una decisión que no consideran motivada y señalan el impacto en sus negocios

Trabajadores de «La Siesta», en María la Judía, recogen la terraza en la noche del lunes Valerio Merino

Baltasar López

La decisión de la Junta, impulsada por el Ministerio de Sanidad y acordada con las comunidades para combatir la expansión del Covid-19, de recortar el horario de cierre de la hostelería no ha sentado bien en el sector, como era fácil de comprobar en la noche del lune s visitando conocidas zonas de terrazas como la avenida de Barcelona y María la Judía. Las limitaciones suponen que los locales de hostelería - discotecas y bares de copas directamente han tenido que echar el cierre- tengan que cerrar a la una y desde las doce de la noche no puedan admitir nuevos clientes.

Hasta la activación en la noche del domingo de estas restricciones, los veladores p odían abrir hasta las dos de la mañana y el interior los locales podían seguir atendiendo a los clientes hasta las dos de lunes a jueves y domingos y hasta las tres viernes y sábados y vísperas de festivos. Eso sí, en esta fechas, por la climatología , lo fundamental para este tipo de negocios son las terrazas -en el interior, el aforo está limitado al 75%-. Los hosteleros se mueven entre las quejas por el impacto económico de la medida, especialmente los que hacen una parte importante de la caja con las copas, y las críticas a una decisión que no ven motivada.

Son las 22.00 horas y los veladores de la avenida Barcelona presentan una animada imagen. Rafael Jiménez, uno de los dos dueños de «Toffee, café y copas» , veterano establecimiento de este enclave, le deja claro al plumilla a las primeras de cambio el impacto de la limitación de horarios en esta cafetería: « Nos supone una pérdida del 50% de las venta s». «Nos genera un gran agujero económico, porque vivimos de las copas y de los cócteles », explica Jiménez, quien cree que los negocios de restauración no se verán afectados. Lamenta que «nos resten una hora que son dos, porque desde las doce no puedes tener nuevos clientes, cuando de once de la noche a dos eran nuestras horas fuertes de venta de copas». Y la «factura» se la están pasando ya , porque en la noche del domingo «perdimos un pellizco importante de caja».

Un camarero atiende mesas en «El Alambique» Valerio Merino

Si se cruza de acera hasta «El Alambique» , un local de tapas y copas, allí sirven un relato similar. Lo hace José Benítez , su dueño. Esa hora que se adelanta el cierre de la terraza, de dos a una, es «dinero», porque, expone gráficamente, «aquí ponemos muchas copas en esa hora» . «Y encima desde las doce no podemos atender nuevos clientes. En total, son dos horas de ventas que perdemos todos los días, pero los impuestos no nos los bajan », protesta el propietario de «El Alambique», que coloca sobre la barra el impacto que ya ha tenido el Covid-19 en su negocio. «Estamos con una actividad de entre el 60% o el 70% de lo que era lo normal», dice.

Concluye criticando la medida adoptada por la Junta de prohibir fumar en la vía pública , por lo tanto también en las terrazas, si no se respetan los dos metros de distancia interpersonal. La ve incoherente -«Prohibimos fumar, pero dejamos que se sienten diez personas juntas en la misma mesa»- y teme que reduzca la clientela en la hostelería: «Habrá gente que diga que, si no puede fumar en la terraza de un bar, se queda en su casa donde puede tomarse una cerveza y fumar». Esta queja se repetirá en otros hosteleros durante este reportaje.

El bar «Ogallas»

Bajar por la avenida de Barcelona y pararse en el bar «Ogallas» a charlar con su dueño, Rafael Ogallas, es hallar un análisis crítico y sarcástico: «Si el Covid tiene horario, yo respeto esta decisión. Porque el coronavirus tiene horario, ¿no? El bicho sale a la una », comenta irónico. Rafael ve este tipo de medidas como un «sinsentido». El dueño de «Ogallas» las llama las «leyes del cuarto de hora: hoy saco una norma, mañana, cambio y lanzo otra...».

La restricción no le quita el sueño en cuanto a su negocio: «A lo mejor a mí no me afecta, porque esto es un bar de tapas , pero sí a la hostelería, en general». Desandar entera la avenida de Barcelona y llegar a su confluencia con la Ronda del Marrubial permite hacer pierna y toparse con Rogelio del Río, encargado del bar «La Alpargata» , que se queja de que «nos han quitado las mejores horas de venta, porque aquí ahora la gente empieza a salir a las once». «Habíamos perdido los meses buenos de actividad y encima, ahora, cuando se puede vender un poquito, te quitan horas de venta ». Y Del Río critica también la merma de horario, porque «lo mismo se contagia una personas de una a dos que de doce a una».

Un «bicho» sin horarios

Son las 23.40 horas y en la avenida de Barcelona se escucha a un camarero advertir a unos clientes que piden mesa para tomarse una copa que a la una se cierra . Momento para levantar el vuelo a María la Judía . El lunes, se deja sentir ya esa hora. Sus terrazas se preparan para el cierre. En el restaurante «Bajo de Guía», su dueño, Jesús de la Torre, atiende a los últimos comensales que quedan en su velador. Asegura que el recorte horario es «una cosa más sobre lo que ya tenemos encima» , porque, cuando se le pregunta por el impacto de la medida en la caja, él advierte de que desde mediados de julio, con el Covid volviendo a avanzar, la «clientela ya ha bajado un montón. La gente está asustada otra vez. Y muchos dicen: “No salgo de casa”». Y carga contra esta decisión, porque «no tiene sentido. El bicho no entiende de horarios . El Covid lo mismo está a la una que a las dos de la noche. Son tantas normas que la gente se queda en casa».

A sólo unos metros de «Bajo de Guía» está el restaurante «La Lonja» , donde su encargado, Jesús Jiménez, es mucho más crítico con el recorte de horario. «No veo normal lo del cierre a la una y lo de no poder atender clientes desde las doce de la noche. Te hacen no ganar el dinero que debíamos ganar. Se toma esta decisión en unos tiempos en los que deberíamos intentar facturar lo máximo posible », sostiene. Explica que, tras las cenas, «con las copas podemos facturar bastante y eso nos lo han quitado» y afirma que «a la hora de recibir gente [para cenar] igual». A su juicio, es una limitación que «no tiene sentido». «Qué más da que tengamos abierto a la una que a las dos, siempre que sigamos las normas» de seguridad e higiene, se pregunta Jiménez.

Se va acercando la una de la noche y en la cafetería-cervecería «El Tercer Tiempo» las «últimas de María la Judía», tres jóvenes clientas, se levantan mientras uno de sus empleados, David Aguilar, va recogiendo. Éste explica al periodista que tener menos horario nocturno «se notará en las pérdidas; económicamente se dejará sentir ». «Perdemos las mejores horas que teníamos el fin de semana. La terraza podíamos tenerla hasta las dos y el interior hasta las tres. La gente terminaba de cenar y teníamos esas horas buenas», explica David. Finaliza insistiendo en que «esta medida es negativa para la actividad del negocio. Habrá una bajada de ventas, seguro. Ya con el Covid se ha notado que se vende menos, pues tenemos menos mesas fuera y menos aforo», asegura. Es la una. La hostelería de María la Judía y la del resto de la capital echan la persiana. Mañana no será otro día para el sector. Será otra jornada en la que vivirá lastrado por las limitaciones que le supone el Covid.

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