Coronavirus Córdoba
El 80% de los beneficiarios de ayuda social de Córdoba nunca la había pedido antes
El Ayuntamiento recibe 2.400 solicitudes desde el 16 de marzo y ultima el reparto de comida en colegios a personas sin registro en los Servicios Sociales

LA crisis del coronavirus está demostrando que los servicios sociales del Ayuntamiento de Córdoba y de la Junta de Andalucía , así como las organizaciones solidarias o sin ánimo de lucro, tienen un músculo potente pero también que conocen limitaciones importantes. Porque una situación inesperada y devastadora como la que ha causado la pandemia del Covid-19 está sometiendo a las Administraciones y a las ONG a una tensión inédita que pone a prueba su capacidad de respuesta.
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El mes del estado de alarma que se va cumplir en unos días deja dos conclusiones claras: la primera, que la enfermedad y su riesgo de contagio ha resucitado, y con fuerza, al nuevo pobre , esto es, a familias humildes que sobrevivían con lo justo para no necesitar ayudas públicas y que se han quedado de la noche a la mañana sin los magros ingresos con los que llegaban a fin de mes; la segunda, que las administraciones se están encontrando con serios problemas burocráticos para prestar auxilio a los nuevos demandantes, que van camino de ser legión, porque muchos de ellos no estaban inscritos en los registros de los servicios sociales o porque sencillamente no cumplen los requisitos que establecen las normas.
La «desaparición» de la economía sumergida
La concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba , Eva Timoteo ( Ciudadanos ), aportó ayer a este periódico un dato que lo dice todo: desde el 16 de marzo su departamento ha tramitado 2.400 solicitudes de petición de ayuda, «y el ochenta por ciento de ellas corresponden a personas afectadas de lleno por la crisis del coronavirus que antes no reclamaban nuestras prestaciones». ¿Cuál es el perfil de estas familias? Tanto el Consistorio como las organizaciones sociales consultadas por este periódico coinciden en que el paisaje de fondo de esta precariedad en alza es el desplome de la economía sumergida.
Cáritas , la institución benéfica de la Iglesia, ya ha alertado por ejemplo de que cientos de cordobeses llaman a sus puertas porque en se ha derrumbado su enquencle pero suficiente medio de vida: el dinero que gana, o ganaba, la mujer limpiando casas a tanto la hora y cobrado en un sobre al final de la mañana o los trabajos de encargo del marido de una empresa de joyería bajo cuerda. Ese dinero, aunque fuese poco, daba para sacar una casa adelante. Pero se ha esfumado desde que la economía entró en hibernación y no se puede salir a la calle a buscarse el pan. La reacción inmediata de estas familias es reclamar el auxilio a las ONG o a las instituciones públicas.

Y aquí viene la segunda cuestión: ¿Los servicios sociales y a las organizaciones solidarias tienen capacidad para responder a la avalancha de solicitudes que reciben desde hace cuatro semanas? No, no la tienen. Las razones que explican esta incapacidad son dos. Uno: se trata de una cuestión de números, porque nunca, ni siquiera en los peores años de la crisis financiera de hace poco más de una década, tuvieron una demanda tan acusada en tan poco tiempo. Y dos: las ayudas tuteladas por las instituciones públicas se rigen por criterios claros y exigentes;en otras palabras: si uno es pobre tiene que acreditarlo con documentos oficiales y si no lo hace no hay ayuda. En principio.
«Pero estamos en una situación excepcional y el lema del Ayuntamiento es que en estos momentos nadie, bajo ningún concepto se quede sin alimentos», indica en este sentido la concejala de Servicios Sociales , que explica el dilema de su departamento con un ejemplo didáctico. «Uno de los requisitos para ser beneficiario de las ayudas municipales es no tener deudas con el Ayuntamiento, estar al día en el pago de sus recibos o no tener problemas fiscales. Y hay gente que no cumple con eso pero que ahora necesita comida. Y se la vamos a dar». ¿Cómo? El Ayuntamiento está ultimando el reparto de artículos de alimentación de primera necesidad para este grupo de ciudadanos en varios colegios públicos de la ciudad, en los que la Junta de Andalucía ya distribuye comida a los escolares que en circunstancias normales almuerzan en las escuelas.
«El lema del Ayuntamiento es que nadie se quede sin alimentos», asegura la concejala Eva Timoteo (Cs)
De hecho, Servicios Sociales ha remitido una carta al Banco de Alimentos Medina Azahara para que coordine el dispositivo con veinticinco organizaciones de la ciudad y decida los puntos de recogida de la comida. Por su parte, la Fundación Prolibertas , de los Trinitarios, está repartiendo alimentos a veinte familias que están aún en trámite para acogerse a las ayudas municipales. «El crecimiento de la demanda, las llamadas que recibimos de ciudadanos necesitados ha crecido de forma exponencial con la pandemia», informó ayer el presidente del Banco de Alimentos en Córdoba , Carlos Eslava, que se encuentra con una limitación administrativa también. «Un treinta por ciento de los alimentos que damos son a cargo de un fondo de la Unión Europea , y tiene por destinatario a unas familias concretas que ya están registradas: a otras no se los podemos dar», señala. De otro lado, Adevida ha habilitado una cuenta para que los ciudadanos hagan donaciones para familias necesitadas: ES6802376028009151816906.