Yolanda Almagro - Soy cordobita
Soy cordobita
Augusto dio a esta ciudad el mayor rango del imperio. ¿Se volverá a repetir aquella gloria?
Soy cordobita, y ello significa amar a Córdoba por encima de casi todas las cosas y llevarla a gala como un clavel en la solapa ante propios y extraños. Estoy sentada en un banco de la plaza de Jerónimo Páez y acabo de salir de visitar gratis los restos enjaulados por el mal gusto de años, de lo que para mí es una pésima gestión y explotación de la riqueza patrimonial de Córdoba . Esa que tanto trabajo crearía para nuestros hijos que tan oxforizados están entre un contínuo ir y venir a estudiar inglés fuera, aceptando resignados l a desertificación laboral y poblacional de nuestra ciudad.
Y viajando del presente urbanístico atascado de nuestro ayuntamiento, que atrofia el músculo de la valentía y creatividad de nuestros empresarios hoteleros y hosteleros, sufridores de la grasa administrativa en la que desaparece la iniciativa privada que encamina el capital generador de empleo a otras latitudes cercanas, viajo , como digo, al pasado y me acuerdo de la Córdoba que devastada por las guerras civiles, fue elevada por el emperador Augusto al status de Colonia Patricia , el mayor rango que una ciudad romana podía ostentar. Fue un gran líder, cómo Augusto, el que llevado de su amor a la ciudad, comenzó un proceso de embellecimiento, monumentalización, de mejora de las infraestructuras y de su arquitectura civil, que llevó a la ciudad a su máximo esplendor, cómo lo demuestra la cavea de 124,23 metros de diámetro de este teatro que ahora contemplo, el mayor de Hispania y el segundo más grande del Imperio Romano .
Y mi corazón de cordobita sufre al ver cómo se encorsetó el graderío que está a mi frente, cómo se nos cae a trozos el Museo Arqueológico situado en el Palacio de los Páez o cómo a mi espalda otra cadena de hoteles se marcha con su inversión y sus puestos de trabajo de la Casa de los Burgos debido a la telaraña administrativa. Además he pedido comer a las 4 y el camarero me ha mandado a Málaga .
Y es que claro, el gobierno anterior se dedicó a plantar árboles, ojalá hubieran sido muchos más, y cambiar el nombre de las calles , y el actual , de momento, tiene que negociar cada intención y se centra en multiplicar los puestos de gerentes, asesores, directores, coordinadores... más grasa administrativa que engorda el elefante de las corporaciones, mientras los famélicos autónomos y los resignados ciudadanos se preguntan en qué gastar una futura reducción del 3% de un recibo del IBI de 200 euros. No es que todo el problema esté en quiénes están gestionando nuestro ayuntamiento, que por desgracia no suelen provenir de una exitosa carrera profesional o empresarial que los lleve a a aplicar su experiencia a las res pública, salvo contadas excepciones. Les supongo buena intención , pero muchas veces se estampan también con el lobby técnico funcionarial en el que no entra oxígeno desde hace años.
Octavio Augusto nombró a Córdoba capital de la Bética e hizo resurgir el comercio con su puerto, al que tanta alergia han tenido anteriores gobiernos, y que floreciera la actividad cultural con sus foros y teatros haciendo que los cordobeses del s.I d.c se sintieran orgullosos de su ciudad. Un acto volitivo o del querer puso en marcha una ciudad, destruida por las guerras cesarianas y pompeyanas, poniendo a la administración a resolver los problemas de los ciudadanos y no a crearselos.
Qué suerte tuvimos con Augusto!¿Se volverá a repetir?