verso suelto

Cordobeses güenos

Como en la Atenas de Pericles sólo votaban los varones no esclavos, en Córdoba decide el Movimiento Ciudadano

Actual rótulo de la calle José Cruz Conde de Córdoba VALERIO MERINO
Luis Miranda

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HAY veces en que dos personas no se entienden cuando hablan. Da igual que fueran al mismo colegio, que se educaran con los mismos programas de televisión que ahora celebran los adictos a la nostalgia y que, ya creciditos, frecuentasen los mismos bares en que oteaban lo poco que se veía en la oscuridad y el humo . Pero hay cosas que son opinables, que depende de lo que uno entienda. Para la vecina que no repite modelito , que sale de casa con la camiseta dejando el hombro a la vista con la inclinación adecuada y que mide con un transportador de ángulos el punto exacto en el que se tiene que calzar las gafas de sol como en la revista, una cena opípara puede ser añadirle pan integral a la tortillita a la francesa sin sal; el chaval de pelos tiesos y pendiente cree que una marcha elegante es «Eternidad» y la señora de mucha laca en el pelo piensa que su hija recién casada pasa fatiguitas por usar algunos cubiertos que no son de plata.

A mí me pasó el otro día con la alcaldesa, que dijo que el nuevo nombre de la calle José Cruz Conde , cuyo dedicatario había sufrido una represalia casi ochenta años después de muerto, lo iban a decidir los cordobeses. Miré el DNI , vi que estaba empadronado en la ciudad y me preparé para votar. Si aceptaban ideas, hubiera hecho campaña para que se llamase de los rentistas, que es el gremio, cordobesísimo, que a base de poner alquileres imposibles para cualquier negocio honrado la ha dejado como un rosario de tristes escaparates vacíos. O tal vez podría haberse rotulado con el nombre de mi hermano en Nuestra Señora Rafael Soto Gavilán , líder vecinal herético y contracultural, lo cual habría estado muy bien por ver cuántos sofocones provocaba a izquierda y derecha y cuánta gente dejaba de pasar por la calle.

Me hice una ilusión tonta y me llevé un chasco más triste todavía cuando me dio por seguir leyendo la noticia y supe que en realidad por «cordobeses» la alcaldesa no entendía, como decía Pujol en los tiempos en que el catalanismo todavía no quería decir que era racista, a los que viven y trabajan en Córdoba. O por lo menos no a todos. Los cordobeses eran el Consejo del Movimiento Ciudadano , que dicho así más parece una oficina con gente que va todos los días con traje oscuro y corbata negra a teclear en máquinas de escribir, y que en realidad significa unas cuantas asociaciones que se dicen de vecinos, pero a los que rara vez conocen los mismos residentes a los que por lo visto representan y de los que son la voz, el voto y hasta el criterio para decidir las cosas.

En el colegio explicaban que eso de la democracia lo inventó algunos siglos antes de Cristo un griego que se llamó Pericles, y que quiso que los asuntos públicos de Atenas los decidiesen los ciudadanos confrontando sus ideas y votando. Así explicado sonaba muy bien, pero entre los ciudadanos atenienses no estaban ni las mujeres ni los esclavos, así que aquello hubiera sido un heteropatriarcado como una catedral (antigua mezquita) si los griegos de esa época no fuesen tan liberales para las bajas pasiones. En el siglo XIX era un logro que se pasase del sufragio censitario al universal, pero a pesar de este nombre tan pomposo , en ese «universo» no había más que varones. Cualquier día los que sólo viven en Córdoba tendrán que investigar, dar con el conciliábulo de los ciudadanos de verdad y echar la instancia y pasar las pruebas para ser cordobeses güenos .

Cordobeses güenos

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