Soy cordobita
Las dos córdobas
Si la ciudad quiere mantener el sello Unesco tendrá que trabajar mejor
Esta semana pasada, hemos tenido la celebración del 25 aniversario de la declaración del Casco Histórico de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad . El sublime Vicente Amigo nos llevaba con su guitarra a las más altas cotas de la cultura entre los arcos sagrados de la Mezquita.Catedral.
El Museo Arqueológico de Córdoba, mientras tanto, organizaba una visita guiada titulada «Córdoba encuentro de Culturas» para deleite de nuestros sentidos. Además, se realizó un «vídeo mapping» proyectado sobre el Puerta del Puente que nos transportó mágicamente por la Mezquita-Catedral, la ciudad palatina de Medina Azahara y los triunfos de San Rafael que se encuentran erigidos en distintos puntos de la ciudad.
Y el Salón de Mosaicos del Alcázar fue el protagonista de una declaración institucional de compromiso inquebrantable para promover actuaciones adecuadas para la recuperación del patrimonio y su buena gestión, la integración del espacio urbano, la protección del legado cultural conjugando valores culturales, histórico-identitarios y la defensa de nuestra idiosincrasia.
Pues bien, a tan magníficos titulares hemos de poner en contraste noticias como las del derrumbe de una parte de la muralla romana y medieval de la calle San Fernando , que una de cada cinco casas vacías y solares del Casco Histórico se encuentra en mal estado, principalmente en la zona de la Axerquía y de la Ribera . Se trata de propiedades en las que el abandono y el deterioro se apodera de muchos enclaves, que de otra manera podrían ser objeto de culto turístico.
La asociación de vecinos La Medina elaboró un informe hace breves fechas con una larga relación detallada de 288 enclaves señalados en rojo. Enumera un listado de calles, casas, rincones y plazuelas de los que 34 de ellos son catalogados como monumentales. Entre todos ellos, presentan una superficie total de nueve hectáreas, donde se llevan la palma los barrios de San Agustín, Santa Marina, plaza del Potro, Corredera y la Magdalena-Regina, y que sirve a los políticos para alentar a la activación de estas zonas de gran interés turístico.De las inversiones que se prometieron hace 18 años en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), presupuestads en 66 millones de euros del 2001, a reactivar edificios monumentales y espacios para uso comunitario no se sabe nada.
Asociaciones culturales y de vecinos se esfuerzan en señalar las principales carencias de este centro histórico que cada vez está más despoblado y menos abastecido de servicios tan básicos como una buena iluminación o de la limpieza más básica de sus calles. Estas organizaciones sociales buscan fomentar el uso de una estética de casas encaladas, puertas de madera, chino en los patios, alféizares de ladrillo viejo y rejas machihembradas adornadas por macetas de geranios, libres de monstruosos laberintos intrincados de cables negros colgantes que cruzan nuestras calles, y el soterramiento de las basuras que tantos olores y suciedad provocan para disgusto de los que paseamos por nuestra ciudad.
Si queremos celebrar otros 25 años con el sello de excelencia de la Unesco, nuestros políticos y técnicos tendrán que currárselo y potenciar lo que nos hace únicos y huir de excentricidades nórdicas de unos arquitectos que por lo general no viven en nuestros casco histórico con el objetivo de que sea habitable para sus vecinos y atractivo para el turismo.
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