Coronavirus en Córdoba

Desescalada en Navidad | Córdoba recupera la normalidad de disfrutar la merienda sin mirar el reloj

Los nuevos horarios de la Junta de Andalucía relajan a las cafeterías, que evitan el estrés de tener que levantar a los clientes

Merienda en una terraza de Córdoba este viernes 18 de diciembre de 2020 Álvaro Carmona
Luis Miranda

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De los muchos recuerdos que deja el coronavirus , y pocos son buenos, llama la atención la estampa de los bares congelados a las seis de la tarde. No son bares cerrados, que es distinto. En estos hay una sensación de noche consumada , de ceniceros llenos en las terrazas, de vasos en los que se queda un cubo de hilo derritiéndose mezclado con los restos que ya no admite el hígado.

En estos días extraños del Covid-19, la pausa de las seis de la tarde tiene el aire de una película que se ha dejado en pausa para ir al servicio. Las sillas se apilan y se dejan en las terrazas, las mesas están siempre limpias y los camareros se afanan en alguna tarea mientras miran al reloj para que den las ocho y vuelva la normalidad. Dentro de lo que cabe.

La calle Victoriano Rivera , conocida por todo el mundo como de la Plata, ha pasado el día llena de gente, de las tostadas al vermú y de la comida de tapas y raciones al café, y en una tarde de diciembre que parece clemente a muchos el cuerpo les pediría unas copas para seguir, pero, justo a las seis de la tarde, los bares y restaurantes tienen que cerrar. Así ha pasado en las dos últimas semanas, pero este viernes la situación es diferente. La mayoría de los establecimientos tiene que hacer lo mismo, pero la Junta de Andalucía permite que las cafeterías, churrerías y heladerías permanezcan en el intervalo entre las seis y las ocho.

En esa misma calle, mientras todo el mundo recoge, la cafetería T5 , junto al pasaje que va hacia la calle San Álvaro, mantiene su actividad con normalidad. Allí atiende José Manuel Matías , que sólo puede celebrar la decisiones. «A las cafeterías esta nueva norma nos da la vida», dice, porque la situación anterior les perjudicaba mucho. La esencia de su establecimiento es la gente que acude a pasar la tarde merendando , y las seis de la tarde son un momento fundamental en que muchos empezaban o estaban a la mitad.

Entre el trasiego de las mesas y de las cuentas, José Manuel explica que es bueno tanto para ellos, los trabajadores y hosteleros, como para los clientes. «La situación anterior creaba mucho estrés , porque teníamos que pedirle a la gente que se marchara a las seis de la atrde. Ahora ellos están más tranquilos y también nosotros», cuenta, mientras todo el mundo puede disfrutar de la merienda sin que nadie mire el reloj para saber la hora a la que hay que levantarse e interrumpirlo.

«El cambio nos ha dado la vida y ha evitado las prisas para hosteleros y clientes», dicen

En la calle Morería uno de los pocos establecimientos que no ha tenido que cerrar es Rojo Jamón , volcado sobre todo en sus terrazas. Lo atiende Pedro Llamas , que insiste en que cumple y hace cumplir la normativa tan especial de estos días del coronavirus: «Hay gente que me ha pedido ya a esta hora que sirva alcohol , cosa que, por supuesto, no he hecho». La apertura está condicionada a las cafeterías, pero para servir sólo productos de este tipo, y no alcohol.

Muy cerca está el restaurante El Olmo , que en ese momento despide a los clientes que han apurado las horas de apertura, y que se ha marchan. Están sobre todo en el exterior y el interior está vacío, porque estos tiempos son de evitar el contagio al aire libre .

Miguel González cuenta allí cómo podrían mantener la apertura para el café, pero no les resultaría demasiado retanble, porque el suyo es un restaurante, al que la gente llega para almorzar y cenar. Y como no puede ser de otra forma, están notando mucho los efectos de la situación. «A estas alturas llevamos el 4 0 por ciento de la facturación del año pasado , y si esto sigue así, cuando termine 2020 será del 35», cuenta, y lo compara con lo que sucedía hace un año, el 20 de diciembre, último viernes antes de Navidad.

Veladores ocupados en la avenida del Gran Capitán de Córdoba Álvaro Carmona

No había restricciones ni necesidad de distancia de seguridad, así que en un día como ese podían almorzar en El Olmo unas 110 personas. Y cenaban otras tantas. Era la época de las comidas de empresa y las cenas de Navidad y el restaurante no paraba. Ahora, en cambio, apenas se puede antender a 45 con la nueva situación.

Los cambios de la normativa son siempre un dolor de cabeza para los hosteleros, que saben que los ciudadanos se confunden. El único que les serviría sería el regreso a la normalidad, pero para eso todavía falta algo de tiempo.

La cafetería Marta, uno de los grandes clásicos para el café, el chocolate y los churros . En circunstancias normales, en cualquier tarde de invierno es muy complicado encontrar sitio, y este viernes, con las restricciones, mucho más. A Rafael Marta se le nota bajo la mascarilla la expresión de satisfacción, mientras indica a una mujer dónde quizá haya algún hueco para sentarse, porque su cafetería es de las que tienen varias plantas para pasar la tarde. «Nos ha venido bien para poder trabajar toda la tarde , porque nosotros cerramos a las nueve», dice, y eso lo están notando en los clientes, «que ahora pueden estar más tranquilos».

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