Pretérito imperfecto
Córdoba existe
Equipamientos que no llegan, comisarías que desaparecen. El cuento de siempre
Simbolismo presupuestario para Córdoba. Más de lo mismo. Partidas señaladas y dinero en cifras largas que se escabulle por la gatera de las plurianualidades del humo. Déjà vu . Da lo mismo que las cuentas las hagan los populares que los socialistas y podemitas . El papel lo aguanta todo. Córdoba sigue estando en el mismo lugar, el centro del olvido, por donde todos los suculentos proyectos pasan y apenas quedan migajas. Las cuentas «del progreso», que dijo el trilero, «únicas hasta ahora», que dijo el Merlin de los cielos, llenas de paja ferroviaria que engorda la cifra mayor para que al final el resultado no varíe en lo sustancial. El orden de los factores no altera el producto: lo justo, y a correr. Engorde con cien millones de inversiones en mejora de líneas ferroviarias en explotación o nuevos anchos internacionales que no dejan de ser trenes que van y vienen. Como los que pasarán por el baipás de Almodóvar —que sí se va a terminar— y que restará tránsito a la Alta Velocidad en la ciudad con todos los convoyes que se trasladen desde Sevilla a Málaga ahorrando tiempo, parada y fonda. Da igual, pues, que las cuentas me las cuente Montero que Montoro, tanto monta, monta tanto, pues el resultado no disipa ese agravio permanente. Unos por prometer lo que nunca harán, otros por demorar lo poco que ajustaron realizar. Una rueda de infraestructuras perdidas que como los cangilones de la ausente noria de la Albolafia no van nunca a ninguna parte. Proyectos que amontonan trienios en los papeles como el gris funcionario de Benedetti y su «Tregua». Variantes desnortadas, museos imposibles, autovías fantasmas o comisarías hurtadas..., el penúltimo episodio del maltrato hacia Córdoba .
Magos del metalenguaje presupuestario. Nada por aquí, nada por allá, dos comisarías a la chistera y... sólo nos queda una. Un número dos de Interior de Córdoba las prometió y otro las escabulló. Círculo vicioso. La presión política se hará notar, no les quepa la menor duda, en esas enmiendas que no son más que las tragaderas de la inacción, la excusa perfecta, porque las verdaderas modificaciones se hacen en otros despachos, en otras reuniones y a cogotazos políticos. También en ello lleva perdiendo Córdoba muchos, muchos años... Aparatos de partidos (de todos los colores) con poca mano en las partidas donde se juega la verdad. Puede que en el actual contexto de fragmentación nos hagan más caso si fundamos un partido territorialista que saque el diputado que cuadre la mayoría minoritaria y al modo Teruel saque tajada. Córdoba existe.
El dinero ha vuelto a irse a Cataluña y a todos los comederos de los socios de Sánchez. Usureros peneuvistas , grotescos secesionistas y filoterroristas. Tramitando el presupuesto en estado de alarma, sin contrafuerte parlamentario, gastando lo que no vamos a tener nunca y marcados por una pandemia que mienta ruina.
Los presupuestos y Córdoba son como aquella artimaña maternal que despejaba la pesadez de la criatura al invocar el «cuento de la haba, que nunca se acababa...». Tan ingenuo, tan eficaz.
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