PLAY-OFF

El Córdoba cae eliminado en la prórroga ante el Girona (3-1)

Los catalanes contrarrestan el gol inicial de Xisco y aprovechan la expulsión de Stankevicius para resistir hasta el final

De Tomás dispara ante la oposición de Richy ABC

JOSÉ M. DOMÍNGUEZ

El sueño del ascenso se apagó para el Córdoba . Tuvo en la mano la escuadra blanquiverde el pase a la final, ya que incluso disfrutó de una cómoda ventaja en la eliminatoria tras el 0-1 momentáneo en tierras catalanas. Pero el Girona forzó la prórroga con dos tantos y superó, con un hombre más y un nuevo gol en el tiempo extra, a un equipo, el blanquiverde, que se dejó el alma en Montilivi.

Supieron leer el partido los hombres de Oltra, que repitió la alineación que ya se impuso por 2-1 en la ida. Salió enchufado su equipo, evitó cualquier complicación en campo propio y dejó en Fidel la responsabilidad de abastecer a los puntas, Xisco y De Tomás. El extremo encontró al canterano madridista en una de las primeras acciones, pero pecó de individualismo el delantero y chutó fuera. La idea era tan simple como efectiva: salidas por la izquierda y trabajo incansable de Nando, para frenar a Clerc , por la derecha.

El resto del bloque aguantaba sin apuros, replegado y comprometido. La experiencia era un grado. Suman muchos años entre Stankevicius, Rodas, Deivid y Cisma. Y tampoco les faltan duelos importantes, como a Caballero y Luso. Sobrepasar ese muro de ayudas continuas y generosas se convirtió en una tarea frustrante para el Girona. Poco a poco, no obstante, a partir del ecuador del primer acto, comenzó a llegar en jugadas aisladas el conjunto local.

La primera intervención de Razak no se produjo hasta el minuto 28. Reaccionó rápido el arquero para corregir su vuelo y atajar un disparo que desvió Cristian Herrera. El atacante canario fue de los más activos y, de hecho, dispuso de la mejor ocasión local justo antes del descanso: un disparo a la media vuelta tras el saque de una falta. Si hubiese marcado, el encuentro se hubiese convertido en una guerra. Porque la falta, que le costó la amarilla a un enfadado Caballero, se produjo después de que el Girona quisiese sorprender a los blanquiverdes cuando, en teoría, debían devolver un balón que había mandado fuera Stankevicius.

No salían las cosas según el guión de Pablo Machín, por lo que el técnico local introdujo un doble cambio que dio un aire distinto al partido. Los catalanes ganaron en verticalidad y culminaron con disparos algunas de sus aproximaciones. Le tocaba resistir los momentos más complicados al Córdoba. Pero el cuadro blanquiverde tiene calidad de Primera y, cuando emerge, los problemas desaparecen.

Avisó con otra incisiva internada Fidel, que no encontró rematador por milímetros. Justo después, cabeceó arriba un córner De Tomás. Los apuros pasaban para el Córdoba, que devolvía el miedo a su rival. Y, justo cuando reculó el Girona, tuvo Caballero los metros necesarios para demostrar que el mejor pase de la temporada no lo dio en el partido de ida por casualidad . El cerebro de los blanquiverdes volvió a sacar brillo al exterior de su bota para calcar su última obra de arte y regalar a Xisco el 0-1 , el tercer gol del ariete en la semifinal. El testarazo del balear, inapelable.

Quedaban contra las cuerdas los de casa. Sin embargo, demostraron corazón y fe. Borja pudo empatar de cabeza muy pronto, aunque mandó el cuero a las manos de Razak cuando tenía todo a favor. Aunque al ex cordobesita no le afectó su error. Pidió el esférico y arriesgó siempre. Y, desde el balcón del área, encontró premio con un latigazo que botó justo donde más le duele a los porteros antes de alojarse en las redes.

El público empezó a jugar su papel. Calentó un encuentro que ya echaba chispas dentro del 100 por 68 de Montilivi. El Córdoba perdió el control de un partido que se llenó de faltas, de idas y venidas, de tarjetas... Corrían los minutos para el Girona y se congelaban para los visitantes, que necesitaban

un gol para respirar al fin tranquilos. Se conjuraron, en cambio, para blindar su portería y fallaron en su misión. Aday equilibró la eliminatoria a falta de 10 minutos con un gol de rebote . La prórroga se convertía en una amenaza para dos equipos que se habían vaciado. El Córdoba, eso sí, quedaba virtualmente eliminado.

Nadie se inmoló; el marcador se mantuvo 2-1. Tenía que golpear de nuevo el Córdoba, pero Xisco sufría la contienda desde el banquillo y Florin, desde Francia. Quizá la historia hubiese sido diferente con, al menos, alguno de los dos mejores delanteros de la categoría sobre el césped. El más difícil todavía para el Córdoba se consumó a los tres minutos: segunda amarilla para Stankevicius . Tocaba morir con uno menos.

Quemó su última bala Oltra. Pineda entró por Luso. Ya no tenía sentido mirar atrás, pero a los blanquiverdes les faltaban fuerzas, hombres e ideas para dirigir la mirada al frente. Razak contuvo la hemorragia con un par de intervenciones. Salió la casta cordobesista. Empujaban incluso los seguidores que se cruzaron la Península para apoyar a los suyos . Con diez jugadores, entre todos, embotellaron al Girona, que celebró el efímero descanso.

Restaba un cuarto de hora dramático. Quince minutos para prolongar un sueño o para despertarse entre lágrimas. Al Córdoba dejaron de dolerle los gemelos; le dolía el orgullo. Cualquier córner o cualquier falta podía voltear la situación. Se fabricó una De Tomás en la zona en la que disfruta cualquier especialista a balón parado y confiaron los blanquiverdes. Sabían que no contarían con más facilidades. Pero la barrera repelió el cuero y tampoco Fidel logró superar los cuerpos que se agrupaban delante de Becerra.

Se fue con todo arriba el Córdoba. Se incrustó como delantero Rodas. Temblaba el Girona con todo a favor. Por alto ganó el central blanquiverde muchos balones. Un nuevo argumento para la clasificación. De Tomás, que se encontró con otra de esas segundas jugadas aéreas, se topó a bocajarro con Becerra. La respuesta gerundense fue una contra letal; un gol de Cristian que en nada modificó el desenlace. El 3-2 daría el pase a los visitantes.

Fidel, que fue objeto de un flagrante penalti -su mano fracturada daba buena muestra de ello-, apretó los dientes. Se cargó definitivamente la eliminatoria sobre su espalda. Sus compañeros se encomendaban a su talento y le buscaban porque sabían que, como ocurrió en la última acción del encuentro, la magia del onubense podía volver a iluminar el sueño del ascenso. El derroche de esfuerzo blanquiverde, junto al zurdazo del extremo, se perdió por muy poco, por la línea de fondo. El pitido final frenó las embestidas del Córdoba y dejó al club blanquiverde una campaña más en Segunda.

GIRONA: Becerra; Aday (Maffeo, m. 86), Richy, Lejeune, Kiko Olivas, Clerc; Pere Pons, Eloi (Granell, m. 45), Borja García; Cristian y Lekic (Sobrino, m. 45)

CÓRDOBA: Razak; Stankevicius, Rodas, Deivid, Cisma; Nando (Pedro Ríos, m. 67), Luso (Pineda, m. 96), Caballero, Fidel; Raúl de Tomás y Xisco (Víctor Pérez, m. 72)

ÁRBITRO: Alberola Rojas, del Colegio castellano-manchego. Amonestó a Caballero, Deivid, Victor Pérez, por parte visitante, y a Lejeune, Cristian, Granell, por parte local. Expulsó al cordobesista Stankevicius por doble amarilla.

GOLES: 0-1: Xisco, m. 56; 1-1: Borja, m. 64; 2-1: Aday, m. 79

INCIDENCIAS: Partido de vuelta de las semifinales del play-off de ascenso a Primera. Partido disputado en Montilivi.

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