CULTURA

Córdoba se dibuja a golpe de pinceladas en acuarela

Esta técnica, que nació en China y durante siglos fue considerada secundaria, vive una edad dorada entre los artistas cordobeses

En la imagen una de las acuarelas que representa un paseo por la Ribera obra de Curo Sújar ABC

Félix Ruiz Cardador

La acuarela vive sus años dorados . Obras de arte realizadas con esta técnica ancestral ganan premios aquí y allá y numerosas son las personas que en una provincia como Córdoba se apuntan a los cursos y talleres que se programan con gran éxito. Las redes sociales también son campo abierto para los acuarelistas , que se muestran unos a otros sus trabajos, mientras que colectivos como la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía , con vocalía cordobesa desde sus inicios, mantienen una envidiable salud en una tierra donde los proyectos culturales suelen tener vida efímera. Treinta años cumple ahora este colectivo , que ha servido de enlace entre creadores y ha tenido un protagonismo importante en la difusión de esta técnica con exposiciones y jornadas.

También en el hecho de que se hayan ido desdibujando viejos tópicos que rodeaban a esta técnica desde antiguo . Así lo confirma uno de los grandes representantes de la acuarela realista cordobesa y miembro de la Agrupación, Curro Sújar. «Se decía que era una técnica menor, secundaria, sólo valida para apuntes o bocetos , pero eso ha ido cambiando», señala. Añade que «aún hoy hay quien piensa que es fácil y de menor valor por ser relativamente rápida», pero la realidad es que se trata de una forma de pintar complicada por lo incontrolable de la mancha de pintura y por sus reglas propias. Sújar celebra que « hoy esta técnica está ya considerada de igual a igual con el óleo o con cualquiera de las técnicas mixtas ».

Se puede decir por tanto que se van eliminando prejuicios asentados, con siglos de historia. Y es que la acuarela no es cosa de hoy, sino una forma de pintar que nació en China con la invención del papel. Como antecedentes se suelen señalar los dibujos que los egipcios realizaban en los papiros y, ya en Europa, los frescos, que también son pintura diluida sobre yeso. Fue por aquí, en la vieja Europa, donde grandes maestros como Albert Durero y Rafael Sanzio comenzaron a utilizarla , aunque el óleo, popularizado por los pintores flamencos, ganó rápidamente terreno y se convirtió en la técnica predominante.

Aún así, la presencia de la acuarela ha sido recurrente en el arte europeo y ya en el XVII y XVIII la utilizaron el francés Fragonard o los británicos Turner y Constable. A inicios del XIX nacieron precisamente en Inglaterra las primeras sociedades de acuarelistas y quizá fue en Estados Unidos donde los artistas comenzaron a darse cuenta de forma definitiva de sus enormes posibilidades. Pintores como Winslow Homer o Jonh La Farge son representantes de un movimiento que surgió alrededor de la Sociedad Americana de la Acuarela, cuyas exposiciones en Nueva York atraían a miles de asistentes . Desde entonces hasta hoy, y gracias también al nuevo concepto de la pintura que aportó el impresionismo, la acuarela no ha ido sino ganando en prestigio, pasando a entenderse como una técnica tan profesional como la que más . Uno de los grandes representantes de esta técnica en Córdoba es el manchego Camilo Huéscar , asentado en la ciudad desde joven, profesor de acuarela desde hace tres lustros y ganador de numerosos certámenes de pintura por todo el país. Explica que él la eligió frente a otras porque « el fluido de la mancha líquida implica una toma de decisiones a una velocidad distinta, con mayor intensidad ». «No resto ningún valor a otras técnicas, pero creo que el nivel de emoción que tenemos frente a una mancha en movimiento es muy alto », explica. Para Huéscar otro de los alicientes es la irreversibilidad de la acuarela, que permite pocas correcciones, condicionantes que le obliguen como pintor figurativo «a encontrar un equilibrio entre los accidental de la mancha y el intento de contar algo que sea identificable por el espectador».

Obra de Camilo Huéscar ABC

Para ello, este artista considera importante sintetizar, «depurar la escena» . Su percepción es que «no hay que abusar del detalle y dejar sólo lo imprescindible».De la dificultad de esta técnica, que a menudo puede no percibirse a primera vista, da cuenta también otro veterano acuarelista cordobés, Vicente Rivas. Formado en la Escuela de Artes y Oficios Mateo Inurria , reconoce que su predilección por esta técnica no nació en ese centro educativo, sino que creció tras asistir a uno de los cursos se ofrecían en Priego, en el Patronato Lozano Sidro , bajo el magisterio del pintor catalán José Martínez Lozano , ya fallecido. «Llegué por casualidad y aquel hombre, que era un ídolo de los acuarelistas, me abrió un mundo», recuerda. «Yo había pintado con todo tipo de técnicas, pero descubrí cosas que no había ni imaginado y ya no me pude despegar». Rivas matiza que esta pasión «no es una camino de rosas, porque hay que practicar y los comienzos son desesperantes».

Añade que las acuarelas tienen sus normas propias y por ello «los conocimientos que tengas de técnicas mixtas no valen para casi nada». Aún así, reconoce que pintar a la acuarela «me gusta muchísimo y, aunque a veces siento que hay que parar para pensar un poco, creo que es donde más cómodo me siento». «Aquí tú mismo eres espectador de la obra porque en realidad es imprevisible y tú te llevas las mismas sorpresas que la persona que la ve», concluye.

Otro de los atractivos de la acuarela es que, por haber estado considerada en un plano secundario, no está tan evolucionada como otras técnicas, lo que da pie a la innovación y a la creación de un mundo propio. Así lo explica Curro Sujar, que decidió avanzar en el realismo cuando se dio cuenta de que la «acuarela de síntesis ya no me permitía expresarme». «Estoy profundizando para emplear la acuarela como el óleo», explica, que encontró un referente en la escuela realista americana. Y lo mismo opina la joven pintora Cristina Castilla , ejemplo de como esta técnica también cala hondo en las nuevas generaciones. Explica ella, formada en Bellas Artes y buena conocedora del resto de técnicas tradicionales , que la elección de la acuarela tiene que ver con el propio carácter de la persona y reconoce que uno de sus atractivos es que cada día se descubren cosas nuevas. «Tiene velocidad y necesita que la técnica fluya, porque ella misma te va dando el siguiente paso», explica. Según Castilla, «para llegar a una obra definitiva tienes que romper treinta papeles, pero la acuarela es ahora mismo lo que más me satisface porque es muy intuitiva». Estos testimonios certifican la buena salud de una técnica que reúne a su alrededor a asociaciones y a grupos de Facebook, con una complicidad entre artistas no muy habitual y que tiene que ver con la posibilidad de salir juntos a pintar a la calle y con el hecho de que siempre hay algo nuevo que aprender pues las innovaciones son constantes. Quizá lo único que haga falta es una mayor visibilidad para unos artistas que, bien organizados gracias a la Asociación y a golpe de acuarela, están retratando los paisajes de la urbe.

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