José Luque Velasco - Desde mi rincón
Córdoba como proyecto
Córdoba no avanzará hasta que no esté liderada por una persona que tenga a Córdoba como su verdadero proyecto
La semana pasada Córdoba ha disfrutado de su feria. Para no perder la costumbre, nuevamente se ha abierto el debate sobre el modelo de fiestas. Una vez más se discute todo. El funcionamiento de la fiesta de los patios; el modelo, número y duración de la Feria de Nuestra Señora de la Salud; la conveniencia o no de un botellón en el Arenal; la distancia con la plaza de toros; la ausencia de arboleda; las Cruces y otras muchas cuestiones que animan el debate. Mucho debate y ninguna solución definitiva. En el fondo creo que nos va la marcha. ¿Qué haríamos si disfrutásemos de unos festejos aceptados por una mayoría, asentados en sus formas y reconocidos por propios y extraños como algo propio de Córdoba? ¿De qué íbamos a discutir?
Lo mismo sucede con la Semana Santa, el turismo, el ordenamiento urbano, el modelo económico y un sinfín de temas que nos llevan a la conclusión que de Córdoba carece de proyecto de ciudad. ¿Recuerdan la que se armó con las Caballerizas Reales? Que si ruido de cascos, que si olores de cuadras y multitud de opiniones que incitaban a cerrarla a cal y canto. Un poco más lejano, cuando el AVE era sólo una idea, voces ilustradas se oyeron en Córdoba cuestionando no sólo la construcción de la línea férrea y la nueva estación, sino poniendo en cuestión el interés que pudiera representar para Córdoba semejante proyecto. No canso al lector con mil cosas de las que en Córdoba se habla y se habla sin llegar a concretar nada. ¿Cuál puede ser el problema?
Sinceramente creo que en los treinta y siete años que llevamos de ayuntamientos democráticos, ninguno de nuestros alcaldes o alcaldesas ha tenido a Córdoba como único y exclusivo proyecto político. Cuando la máxima autoridad política de la administración municipal sea capaz de ver en la oposición el necesario control a su gestión a la que hay que escuchar y atender y con los que es imprescindible pactar determinados asuntos y colaborar de manera diaria en la gestión municipal, cuando eso suceda, empezaré a pensar lo contrario. Cuando al asumir el mando de la ciudad actúe con total independencia; renuncie a cualquier cargo que le distraiga de su obligación principal; cuando su tiempo, salvo el que debe dedicar a su familia, esté al servicio de los ciudadanos de Córdoba ¡de todos los ciudadanos!; cuando eso se perciba y sea una irrefutable realidad, al menos el que escribe esta columna dirá, sin importarme el partido al que pertenezca, ¡esta es mi alcaldesa o alcalde! Mientras eso no suceda, ni lo sentiré ni lo diré.
Permítaseme decir que Córdoba no tendrá un proyecto de ciudad y consecuentemente no avanzará lo que se merece, hasta que Córdoba no esté liderada por quien tenga a «Córdoba como proyecto».