Cartas a Córdoba
Contra el golpismo, autonomía
Con el 23-F fresco, en Córdoba se cerró el proyecto para el Estatuto andaluz
Querida Córdoba : Hace diez días se cumplió el cuarenta aniversario del 23-F, aquella tarde y noche en que el miedo heló las sonrisas y nos asomó a un abismo de incertidumbres después del trabajito que había costado recuperar la democracia. Todos los que lo vivimos y sufrimos, cuarenta años más jóvenes, hemos rememorado dónde estábamos en ese momento de estupor, que al final quedó en chapuza cuartelera. Aprovechando la efeméride todos los medios informativos se han volcado en rememorar la tragicomedia. El canal 24 horas de TVE emitió a la misma hora del ridículo asalto la grabación completa de un episodio que, pese al tiempo transcurrido, me sigue pareciendo surrealista, con los diputados humillados bajo sus asientos, salvo tres, con un par.
Digo, querida Córdoba, que con la rememoración del 23-F hemos vuelto a vacunarnos contra el golpismo, y los demócratas que no alcanzaron a vivirlo porque no habían nacido, habrán apreciado la importancia de la convivencia en libertad, que hay que reconquistar día a día, como apreciamos a poco que miremos alrededor y observemos cómo está el patio, uf. Pero no quería hablar de esa efeméride, que ya es noticia vieja, sino de otra bien distinta y más ilusionante.
Como recordarás, querida Córdoba, el sábado 28 febrero de 1981, a los cinco días del fallido golpe, se reunieron en tu Palacio de la Merced todos los diputados y senadores andaluces para constituirse en asamblea de parlamentarios y debatir el proyecto de Estatuto de Autonomía, que se aprobó al día siguiente con setenta votos a favor y seis en contra. «La voluntad de acuerdo entre UCD, PSOE y PCA logró un proyecto de Estatuto autonómico para todos » tituló a toda plana el diario decano, único entonces. (Cómo echamos hoy de menos aquel espíritu de consenso constructivo, ¿verdad, Córdoba?).
Fue una jornada emocionante que tuve la fortuna periodística de cubrir mientras a la puerta del antiguo convento ondeaba la bandera blanca y verde, el color de la esperanza. Por fortuna, UCD rectificó la posición que mantuvo un año antes, cuando aconsejó la abstención en el referéndum del 28-F en el que conquistamos la autonomía plena por la vía del 151; ¿recuerdas, Córdoba?
El diputado José Javier Rodríguez Alcaide tuvo la audacia política de proponer allí que tú fueses, Córdoba, la capital de Andalucía, aunque aquello no prosperó porque no tocaba aún. (Sevilla acabaría llevándose el gato al agua, claro).
Imagínate, Córdoba, si hubiera salido adelante la propuesta y fueses capital de Andalucía, tú que ya fuiste capital del mundo occidental en el siglo X cuando el esplendor del Califato ; tú que eres la capital mejor situada y comunicada -salvo por aire, de momento- gracias a tu centrada posición en el mapa andaluz; tú que enarbolas la bandera histórica del diálogo entre culturas. Imagínate.
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