MEDIO AMBIENTE
El mal uso de los contenedores obliga a Sadeco a reciclar solo la mitad de los residuos de Córdoba
La empersa desperdicia en el vertedero 84.000 toneladas, aunque aumenta la producción de compost
Cartón con zapatos, restos de pizzas con botellas de cristal y periódicos con aceite en mal estado de la freidora. Son pésimas combinaciones que realizan a diario los cordobeses de la capital y ciertas conurbaciones con las basuras domiciliarias que acaban en el contenedor inadecuado. El 50% de las miles de toneladas que llegaron en 2018 al Complejo Medioambiental de Córdoba , conocido como el Lobatón , acabaron en el vertedero de rechazos sin posibilidad alguna de provecho.
La reducción de ese desperdicio es el empeño de Sadeco , la empresa municial de saneamientos de la que depende el Lobatón, un oasis de pulcritud y tratamiento mecanizado de la basura en un terreno de 70 hectáreas. La ingeniera civil y agrónoma Elena Aguirre supervisa las labores de toda la planta. Da consignas, corrige, atiende el móvil, organiza documentación y saca de su despacho datos de última hora. No para. «Esto es una fábrica, con la diferencia que se trata de basura », afirma.
Los cernícalos que revolotean vigilantes en la entrada de la sede ubicada a siete kilómetros de la capital llevan a engaño. Solo las molestas moscas recuerdan al visitante que está en terreno vedado de un vertedero , muy alejado del imaginario tradicional. «El cambio ha sido un abismo en los 19 años que llevo aquí trabajando. Antes todo se manipulaba al aire libre, a pleno sol, ahora la tarea es mecanizada . Todo automatizado, con enormes controles de calidad», explica Pilar Bermudo , con la categoría de peón conductor merced a una promoción interna en la bolsa laboral.
El fomento de la concienciación social aumenta cada año. Es uno de los incentivos para maximizar el trabajo. Asociaciones y centros escolares acuden a conocer el funcionamiento del Lobatón. Ocurre, sin embargo, que la eficiencia de los más de 100 empleados que pululan como hormigas laboriosas por las instalaciones no es recurso suficiente para combatir la desidia o el adecuado conocimiento que tienen los cordobeses sobre el reciclaje de la basura que generan.
Nada menos que 84.330 toneladas de basura domiciliaria acaban como rechazos en el vertedero, más 50.000 que procede de residuos industriales y lodos de la limpieza de calles . El vertedero data de 2001 y es el destino de los rechazos de reciclaje y compostaje que ha pasado por una moderna cinta de 300 metros de largo. El objetivo es separar los objetos voluminosos y clasificarlos por naturaleza del residuo.
El incremento de un 2,68 por ciento corresponde a residuos domiciliarios, lodos EDAR, residuos industriales asimilables y restos de limpieza viaria. La subida no es buena noticia, aunque el Lobatón se justifica por el aumento de residuos de origen no domiciliario y el tiempo que la planta de reciclaje estuvo parada, que frenó temporalmente la tasa de recuperación de deshechos.
«Esto es una fábrica, con la diferencia de que se trata de basura», afirma la responsable de la planta de 70 hectáreas
Pero las buenas noticias se suceden. 42.483 toneledas acabaron para reciclaje, un 25% del total . Y 55.878 se destinaron a compost , denominación de la mantilla que Sadeco vende para fines agrícolas o de jardinería a empresas privadas o mediante acuerdos de colaboración con la Diputación. Asimismo, es parte del legado gratuito que reciben entidades colaboradoras para darles esplendor a sus zonas verdes y los centros escolares que desarrollan actividades de educación ambiental en el Lobatón. De las entregas se beneficiaron asimismo asociaciones de vecinos y huertos solidarios.
Con todo lo que salió de las viviendas de la capital Sadeco aprovechó un 24% en 2018, 1.000 toneladas más de refinado que en 2017, aunque la producción completa de compost ascendió más de 55.000 toneladas, con la inclusión de los residuos industriales de empresas y los lodos. En suma, un 10,5% más que en 2017. Además, el Lobatón cumple de sobra con la recomendación europea sobre reciclaje. Al menos, debería ser del 50% con fecha tope en 2020. Desde 2016 las cuentas cuadran en Córdoba con lo que llega de vidrio, papel, materias orgánicas o envases a las instalaciones.
Los ecopuntos repartidos por la capital mejoran las zonas monumentales y crean costumbre
Como Ciudad Patrimonio de la Humanidad , gracias al intercambio de información que recibe de cooperación europea de Oporto , Tallin o Cracovia , Córdoba ofrece la particularidad de los ecopuntos , locales adecentados en el Casco Histórico y otros puntos de la capital para sacar desperdicios de las zonas monumentales, esencialmente. A ellos solo pueden acceder los vecinos con la clave de una tarjeta. Son un complemento de los tradicionales contenedores, con un amplio abanico de colores, según la materia que se deposita.
Otra fuente de los residuos procede los ecoparques , destino de electrodomésticos , ordenadores y móviles dañados. Los cuatro que disfruta Córdoba capital, a los que se le añadirán pronto otros dos en Villarrubia y Alcolea , acumularon más de 8.000 toneladas el pasado año. No hay que olvidar el tratamiento de materiales empleados en ingeniería y obra civil, con un aumento de un 2,64% en comparación a 2017.
No todo el personal, que cumple tres turnos de rotación, se dedica a los residuos. Un tercio de los empleados, unos 30, se mueve en el taller, donde ponen a punto la flota de camiones , reparan contenedores y papeleras o se encargan de eliminar pintadas . Durante mucho tiempo recorrió las barriadas Agustín Guerrero como conductor del camión de la basura. Desde hace dos años es uno de los nueve capataces que coordinan la faena. «La inversión en tecnología ha facilitado mucho el trabajo. Estamos atentos al reciclaje en sí y al estado de las máquinas», comenta.
En el apartado de inversiones, el Lobatón recibió en el último año una inyección económica de 9,5 millones de euros. Gran parte de esa partida, 7 millones, se destinaron a la mejora de la flota, de 250 vehículos , con unidades de tecnologías limpias, entre los que sobresalen 20 camiones de gas natural comprimido y 10 furgonetas eléctricas, más tres pequeños recolectores de carga trasera.