Infraestructuras

La CHG se comprometió a declarar de urgencia la obra para conectar Sierra Boyera y Puente Nuevo

El PSOE reclama a la Junta un proyecto que siempre estuvo en la órbita del Ministerio de Transición Ecológica

La CHG asumió en enero la conexión extraordinaria de Sierra Boyera y Puente Nuevo

Fotograma de la grabación de la Comisión de Desembalses de febrero ABC

Rafael Ruiz

La reclamación de alcaldes y cargos del PSOE de la zona Norte de Córdoba de que la Junta de Andalucía lleve a cabo una serie de inversiones para paliar los más que probables cortes de agua tanto para el consumo humano y para los intereses del sector ganadero de la zona tienen un serio problema cuando se les pasa el filtro de los datos.

Un organismo que depende del Ministerio de Transición Ecológica (dirigido por la socialista Teresa Ribera ), la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se comprometió hace escasos meses a realizar una actuación de urgencia que aliviará la situación de la zona, la conexión entre Sierra Boyera y Puente Nuevo .

El Gobierno central se desentiende ahora del proyecto tras no haberlo incluido en el decreto de sequía. Pero el acta de la comisión de desembalses celebrada en febrero de 2022 no admite duda. Los principales cargos de la Confederación (su presidente, Joaquín Páez, y su directora técnica, la ingeniera Nuria Jiménez) abordaron la conexión de ambos puntos como un iniciativa necesaria, de urgencia y propia.

Para entender lo que está pasando en el Norte, un poco de contexto. En la zona hay un embalse, La Colada , del que no se puede sacar agua a pesar de que está a un 70 por ciento de capacidad. La Junta, en la etapa del PSOE, realizó casi toda la canalización necesaria para la conexión con Sierra Boyera. Por razones poco comprensibles, nunca llegó a terminarla. El Gobierno andaluz de PP y Cs licitó el proyecto para acabarlas que incluye una revisión de todas las tuberías antiguas.

Hasta tanto la red secundaria de La Colada esté terminada, una forma de eludir los cortes de servicio en el norte de la provincia es una conexión de dos masas de agua, Sierra Boyera y Puente Nuevo . Es una inyección de agua que se usó en los noventa. La infraestructura que se usó entonces o está obsoleta o se la llevaron las riadas. Su sustitución es lo que dice el PSOE que tendría que haber hecho la institución gobernada por el PP dado que estamos en precampaña electoral. En el futuro, La Colada pertenecerá también a este sistema de pantanos de forma que, cuando uno no tenga agua, se supliría con el resto.

Un plan decidido

La intervención más relevante ( minuto 1:58 ) se produce en la parte de ruegos y preguntas . Quien toma la palabra es el vicepresidente de los regantes de Sierra Boyera , Miguel Ángel López, quien se define como cargo de los «no regantes» porque la situación hídrica de la zona. Los únicos, explica, que han sido capaces de generar inversiones en una Zona de Transición Justa (los puntos del territorio nacional donde se han cerrado centrales térmicas o nucleares con la consiguiente pérdida de empleos). La pregunta que realiza es «qué obras de emergencia» están en proceso para que no se llegue al corte total.

La respuesta de la directora técnica de la CHG no deja lugar a dudas. Explica que, a estas alturas (febrero de 2022), Sierra Boyera debería contar con unos 18 hectometros cúbicos de reserva y que la realidad es justamente la mitad. Con esa tesis, es inviable autorizar los riegos. La ingeniera de la CHG afirma que se ha intentado una primera opción que es la de hacer pozos a toda prisa. Sin embargo, el IGME (Instituto Geológico Minero de España) ha explicado que no es una buena opción. Tampoco Emproacsa , la empresa de la Diputación, aconseja esa vía.

«Una obra ambiciosa»

«Entonces nos hemos ido a una obra que es bastante ambiciosa», explica la responsable ejecutiva de la CHG en su respuesta, «porque supone la conexión de la ETAP de Sierra Boyera con el embalse de Puente Nuevo ». Es decir, un pequeño trasvase dentro de la cuenca para aportar recursos hídricos del segundo al primero. Nuria Jiménez explica en el acta grabada de la Comisión de Desembalses que no se trata de una obra sencilla «porque son 18 kilómetros de conducción». Afirma, de hecho, que se está trabajando ya con una tesis y es que discurra en paralelo al ferrocarril. La obra tardaría en torno a diez o doce meses de ejecución.

La intención de la CHG, explican sus responsables, es «no esperar al real decreto de sequía» de forma que se pudiera llevar a cabo la actuación lo antes posible. Los directivos del órgano de cuenta llegan a decir que ese mismo día tienen reuniones con responsables oficiales. En concreto, con «el subdirector general de Infraestructuras». En buena lógica, se refiere a Daniez Sanz Jiménez, titular de la Subdirección General de Dominio Público Hidráulico e Infraestructuras del Ministerio de Transición Ecológica . La idea era agilizar en todo lo posible la declaración de emergencia de la actuación.

La realidad es que la obra no llegó al decreto de sequía ni se procedió a su declaración de emergencia a pesar de que existían pronunciamientos más que sólidos reclamando que ello pasara así. El proyecto fue a Madrid pero, por razones desconocidas, se quedó colgado. Sí se recuperaron otras actuaciones como la ampliación del bombeo del pantano de Iznájar.

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