TURISMO

Competencia e irregularidades ahogan a los cocheros turísticos de Córdoba

Denuncian que el expresidente de la Asociación de Coches de Caballos de Punto ha desaparecido con 75.000 euros

Un cochero prepara su carruaje para el próximo paseo mientras espera la llegada de los clientes ROLDÁN SERRANO

ROCÍO LINARES

eL presidente de la Asociación Cordobesa de Coches de Caballos de Punto «se fue con el dinero que teníamos para hacer mejoras en el servicio y desde hace dos años no aparece», denunciaron ayer unos cocheros a ABC en el relato de lo que para ellos es una situación de «abandono». Hasta 75.000 euros pudo llevarse Francisco Sanz -conocido en el mundo del caballo como Curro Sanz- que habían recaudado para «comprar uniformes, instalar sombras, comprar teléfonos móviles para que los restaurantes y hoteles localizaran a los cocheros y hacer un servicio más personalizado» entre otras iniciativas de mejora para una actividad que vive «tiempos duros», según sus trabajadores.

Pero desde hace dos años no tienen noticias de Sanz, al que además, según Manuel, uno de los cocheros, «está buscando el Ayuntamiento» porque en 2013 les cedieron por un año dos carruajes que «desaparecieron» con él . No obstante, desde el anterior gobierno municipal, confirmaron a este periódico que los coches fueron recuperados. Por otra parte, la Delegación de Turismo afirmó que sólo poseen uno de los dos vehículos. No queda claro si se trata de las mismas piezas pero lo cierto es que tanto el dinero como el paradero de Sanz son una incógnita actualmente .

Los cocheros no tienen constancia de que la Junta Directiva haya llevado el asunto a los tribunales a pesar de que en su momento manifestaron estas intenciones. Para ellos «la asociación no existe . Esto se pierde y no tenemos abogado ni nada. Como Curro se llevó la pasta estamos vendidos», apuntó Manuel, quien también aprovechó para señalar las dificultades por las que pasan los 25 cocheros que tienen licencia en Córdoba, de la treintena que llegó a haber.

Herencia de licencia

Precisamente el descenso en el número de licencias de conductores de coches de caballos es un síntoma de la decadencia de esta profesión -también afición- que se hereda. «Las licencias se pasan de padres a hijos y nadie puede coger mi carruaje salvo yo» , comentó Manuel. Esto obliga a devolver el permiso en caso de no tener descendencia que pueda continuar con la tradición familiar. Al propio Manuel le viene de su abuelo.

A pesar de que son pocos, entre ellos consideran que son «demasiados para el trabajo que hay» pues les ha salido competencia motorizada: el autobús turísitico de justas dimensiones para pasar por las estrechas callejas de la judería. «Con aire acondicionado y tirado de precio yo también lo elegiría», comentó sincero Manuel, a pesar de que «es lo que le quita el 95% de pasajeros», según sus cálculos.

Un hombre de Egipto, Amnom, que paseaba con un grupo de amigos, contó que 45 euros por 35 minutos de paseo aproximadmente les parecía caro frente a los 17 euros del autobús. Además su sobrina le ha contado que «si preguntas, te vas y vuelves, bajan el precio», por lo que iban a intentar esta estrategia. No obstante, guía y móvil en mano, también explicaron que les gustaba caminar para conocer el Casco.

Un grupo de turistas durante una de las rutas de los coches de caballos ROLDÁN SERRANO

En otra de las paradas de los cocheros, Gloria bajó de un carruaje con su marido emocionada con el paseo. «Somos de Argentina y allí no es muy frecuente encontrar coches de caballos, así que lo hemos aprovechado. Ha sido un rato hermoso », comentó satisfecha mientras abonaba el viaje.

Mientras esperaban a los viajeros, cada cochero cuidaba que el carruaje y el caballo estuvieran a punto. «Agua para el animal y sombra» es otra de las demandas que hacen desde este colectivo puesto que en algunos de los puntos de parada no hay fuentes. En general protestan porque el mantenimiento de sus «herramientas» de trabajo es caro «para lo que cuesta ganar 50 euros» según Manuel.

El colectivo se queja porque no tienen ayuda por parte del Ayuntamiento aunque son un servicio público que enseña a miles de turistas algunos de los puntos emblemáticos de Córdoba. A esto se le añade el vacío que dejó el presidente de la asociación justo cuando se estaban acometiendo mejoras: renovación de un porcentaje de los coches, una aplicación para hacer más dinámica la visita, y en proyecto, los trajes y teléfonos que nunca llegaron.

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