Perdonen las molestias
Como la calle Larios
El planeta se dirige al mayor colapso ambiental de su historia y alguien quiere contribuir con un increíble alumbrado navideño

Si todo sigue su curso, Córdoba se habrá convertido en un páramo inhabitable antes de que acabe el siglo. El termómetro se disparará entre 3,6 y 6,5 grados para alborozo de los japoneses que cruzan el Puente Romano a ... la hora del almuerzo. Los veranos se tornarán extremadamente cálidos. El estío prolongará su manto asfixiante más allá de lo tolerable. Las precipitaciones por lluvia se reducirán un 17%. El Mediterráneo crecerá un metro su nivel y la violencia del mar arrollará los sabrosos espetos de la Carihuela.
Para ese instante, los glaciares habrán desaparecido de la faz de la Tierra. Los casquetes polares habrán menguado su masa gélida de forma drástica como nunca antes jamás se ha visto en el planeta. Miles de especies se extinguirán incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. La selva tropical agonizará . Los bosques se batirán en retirada ante el avance imparable del averno.
Olvídense del Parque Nacional de Doñana . El mar entrará embravecido devorando las marismas. Las aves buscarán otros territorios más templados al norte del erial que para entonces será lo que hoy es un paraíso de agua y luz. Las viñas adelantarán su ciclo biológico de floración. Los olivos germinarán diminutas aceitunas acartonadas que apenas producirán un hilillo mortecino de aceite.
La naturaleza desajustará sus constantes vitales como un enfermo se rinde a su estado febril. El Guadalquivir será una sombra del río grande que bañó la capital de la Bética y proyectó el esplendor del Califato por toda la cuenca mediterránea. Los sotos de la Albolafia serán un triste recuerdo del pasado. Su sorprendente población de garcillas y martinetes ya no frecuentarán el vertedero del Lobatón para regresar a la caída de la tarde.
Los embalses se vaciarán . Los cultivos de regadío serán abandonados y el milagro verde de la Vega se esfumará entre la corteza reseca de la tierra. La erosión desollará la cubierta vegetal como un orfebre lima las piezas de plata de sus impurezas. Los veneros morirán de sed en el vientre desecado de la sierra .
El planeta se dirige al mayor colapso ambiental de su historia y la comunidad científica ya ha advertido que nos acercamos a un punto sin retorno. El momento a partir del cual los daños ocasionados por la acción mortífera de la especie humana no tendrán vuelta atrás. La hora cero de la Tierra . Sabemos que el consumo energético representa el 79% de la emisión de gases de efecto invernadero. Sabemos que las ciudades digieren dos terceras partes de la energía mundial. Que el 60% de la generación de dióxido de carbono proviene de los grandes asentamientos urbanos .
Lo advirtió la cumbre de París. Lo alerta la Organización de Naciones Unidas en sus informes anuales. Lo corroboran las universidades más prestigiosas de los cinco continentes. Lo aconseja la Unión Europea y un aluvión de directivas comunitarias , que recomiendan la adopción urgente de medidas para transformar nuestros procesos productivos y reducir gradualmente el exorbitante consumo de energía. A los estados miembros. A las comunidades autónomas. A las ciudades.
Si todo sigue su curso, antes de que culmine este siglo, la calle Foro Romano, antes calle Cruz Conde , contará con un asombroso alumbrado navideño con capacidad para captar un 70% más de turistas y disparar las ventas comerciales por encima del 320%. La estructura luminosa alcanzará los ocho metros de altura y su portentoso diseño emulará las figuras geométricas de la Mezquita-Catedral. Un sensacional reclamo de luz y color. Como la calle Larios.
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